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Estilos de respuesta a la adversidad

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PSICOTERAPIA Y RELAJACIÓN HIPNÓTICA V

Es preferible perderse en la acción que marchitarse en la desesperación
Dale Carnegie

Erase un individuo cuya actitud no admitía frustración, de hecho, nunca la había sentido. ¿Pero era porque nunca sufrió adversidad alguna?

No, al contrario, su personalidad decidida, de elevada autoestima, estoica, tenaz, audaz y soñadora, le granjeó no pocas vicisitudes, fracasos y problemas. Pero es que el no veía más que metas, su realización personal.

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Por ello confrontaba fracaso tras fracaso, pero no se percataba de ellos y seguía adelante. Solo veía un reto ante sí y si se deprimía no era un estado permanente, sino efímero. Tampoco nunca se resignaba a ninguna frustración, seguía en acción hasta suprimirla.

¿Qué mecanismo interno posibilitaba su desenvolvimiento exitoso? Su tendencia a encontrar alternativas a cualquier escollo surgido en el camino. No concebía la carencia de solución a una contrariedad por traumática que fuera. Con pensamiento flexible, según me contaba, maniobraba para encontrar una salida, por lo cual realmente nunca se había sentido frustrado y sin salida.

Si bien los animales afrontan sus adversidades con solo dos tipos de conducta, lucha o huida, instintivas desde luego (Cannon, 1932), los seres humanos cuentan con un instrumento mucho más complejo, el pensamiento. Dentro de esas posibilidades cada persona cuenta con un parque, más o menos variado, de medios de defensa ante cualquier impacto emocional estresante, que le sea negativo.

Unas formas de respuesta a la agresión son más eficaces que otras. Unas son aprendidas en la infancia, en la escuela o el hogar, pero otras están dadas por la experiencia acumulada del individuo. No obstante, se encuentran quienes son tan incapaces de manejar sus problemas que aun ante contrariedades sin importancia se “ahogan en un vaso de agua”. Estas personas son propensas a enfermedad y trastornos; entre ellos los psicosomáticos, fobias, ansiedad generalizada o pánico, distimia o depresión Mayor, estados obsesivo-compulsivos. Por otra parte, el distrés, es decir el estrés dado por eventos negativos, puede también agravar cualquier enfermedad existente; por ejemplo, el cáncer (Frick et al. 2009).

El modo en que se responde a eventos adversos puede ser consciente o inconsciente, pero de cualquier modo se encuentra amplia gama de formas para su manejo y siempre parten de la manera de ser de cada uno. Un estudiante reprobado en su examen puede sentirse descontento, abatido y asumir el suspenso llorando o lamentándose, otro hacer un rápido rechazo a la situación y abandonar la escuela, pero un tercero decirse a sí mismo “he perdido una batalla, pero no la guerra”, y disponerse con nuevos bríos a rectificar el fracaso obtenido.

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El yo y los mecanismos de defensa: 67 (Psicología profunda)
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Además, se encuentran estilos de afrontamiento beneficiosos a la salud y bienestar, pero hay otros los cuales aparentemente serenan, pero en realidad son muy dañinos; entre ellos, hábito de fumar, alcoholismo, ingestión indiscriminada de psicofármacos, adicción a drogas alucinógenas, relaciones sexuales continuadas e indiscriminadas solo como medio de “escapar” de lo angustiante. También, se observa desplazamiento de la ira, como la mujer que descarga severa agresividad sobre los hijos, o el marido sobre su esposa; ambos casos como compensación a sus frustraciones. Se observa también, por ejemplo, la actitud obsesivo-compulsiva con respecto a limpieza extrema de la casa como medio de liberación de la tensión y ansiedad. Todas estas conductas, entre otras, son un canto de sirena; es decir, de inmediato pueden aliviar, pero a la postre deterioran más la salud.

Estilos, mecanismos, formas de respuesta, entre otros términos utilizados para expresar el concepto de defensa emocional, no han sido estudiados a través de una sola corriente o teoría psicológica, sino que han sido abordados desde diferentes perspectivas.

Quien abre el camino a estos mecanismos fue Sigmund Freud. Al margen de las críticas al Psicoanálisis, se observan en la práctica clínica los procesos de la psique para aliviar el sufrimiento, y hacer aceptable la información recibida. Estos mecanismos, en mi opinión ni tan inconscientes ni tan generalizados como exponen los psicoanalistas ortodoxos, se sitúan, según dicha teoría, en el Yo, arbitrando entre Superyó y Ello.

Estilos de respuesta a la adversidad
Anna Freud

Freud consideró fundamental al mecanismo de represión, el cual consiste en la exclusión de recuerdos traumáticos de la consciencia, pero los cuales continúan ejerciendo ejerciendo efecto nocivo desde el inconsciente. Sin embargo, quien lleva la concepción freudiana de mecanismo de defensa a un nivel más detallado fue Anna Freud, hija de Sigmund, y la cual principalmente expone su posición en su libro Ego and the Mechanisms of Defense, publicado en 1936; aunque tuvo varias revisiones posteriores.

También Alfred Adler (1870-1937), reconocido autor del neopsicoanálisis, enfocándose en la Psicología Individual, expuso sobre el complejo de inferioridad-superioridad, contrarrestado por medio del mecanismo de compensación. Este consiste en un ajuste individual a la frustración de sentirse inferior, resaltando características consideradas compensatorias. En 1907 publicó su ensayo Study of Organ Inferiority and Its Physical Compensation, donde expone estas ideas (Hergenhahn & Olson, 2007).

El georgiano de la antigua URSS, Dimitri Uznadzé (1979) (2009) (Imedadze, 2009), también desarrolló el concepto de mecanismos de Ajuste, abundando a la concepción de los mecanismos de afrontamiento. Este autor establece una teoría de corte holístico, donde plantea que el individuo es un todo y que su actitud no es más que el modo de disposición de su psique en cada momento, lo cual fundamenta el ajuste a la realidad.

Otro aporte al mecanismo de ajuste se halla en la teoría de Lazarus (1984), los cuales se evidencian en su concepción de los estilos de afrontamiento. Tienen como fin mantener el distress dentro de límites tolerables, y suprimir lo que pone en peligro el bienestar. Según esta teoría pueden ser clasificados en intrapsíquicos y conductuales. Los primeros son complejos, pero más comunes, y radica su esencia en llegar a solución, comprensión o ajuste al acontecimiento.

Es encontrar el medio de suprimir o coexistir con el evento estresante. Los conductuales, por otra parte, consisten en desplegar acciones motoras para lograr los mismos fines. Por complejos procesos bioquímicos y neurofisiológicos del cuerpo, si se produce funcionamiento muscular se origina un “gasto” energético el cual reduce la sobrecarga de energía emocional, por ende, se reduce el estrés.

El mecanismo fundamental para reducir el estrés en la teoría de Lazarus es la búsqueda de información ante situación amenazante, estresante, lo cual no tiene más propósito que recibir noticias de alivio. Opera a partir de la cognición, y según cómo es evaluado el acontecimiento.

Las situaciones inquietantes que son dañinas para nosotros, de alguna manera, promueven en ocasiones a buscar más y más información. Por ejemplo, la persona que sospecha que su pareja lo engaña, y la tendencia es tratar de encontrar la realidad de los hechos. Incluso en ocasiones opta por vigilarla y espiarla para asegurarse si realmente lo engaña o no. O, por ejemplo, cuando ante nosotros se presenta algo ambiguo, incomprensible o secreto, estas condiciones causan desorientación y por tanto provocan un estrés que se reduce al obtener más información. Es por eso por lo que no hay nada que incite más a la curiosidad que lo mostrado como secreto. De aquí también lo altamente estresante, y hasta cruel, ocultarle a un paciente una enfermedad que puede causarle temor, al menos cuando ya lo sospecha.  Lo que no todos saben es que el estado emocional que se crea en el enfermo por falta de información, en muchos casos lo empeora.

Por otra parte, la teoría de Disonancia cognitiva, de León Festinger (1957) (Sakai, 1996) pone de manifiesto también un mecanismo defensivo, el cual consiste en la modificación de actitudes, dirigido a lograr consonancia interna dentro de la psique. Con ello se reduce la tensión emocional, promotor de este proceso; de hecho, se protege el equilibrio interno.

Si la incongruencia ocurrida es muy pronunciada, se niega la información, y lo hace de modo consciente o inconsciente. Opiniones, rumores, propaganda, que no coincidan con la disposición y la expectativa del individuo son refutados. La Negación no acepta el mensaje a pesar de ser una verdad incuestionable; por ejemplo, se conoce lo difícil que es para una madre reconocer en un hijo defectos, inmoralidades o malas acciones.

Otro de los mecanismos comunes es Racionalización, el cual consiste en justificar un hecho o conducta angustiante obviando el real significado del evento; puede ser injustificable pero el individuo intenta creerlo para lograr serenidad. Este mecanismo usualmente se ilustra en la vida práctica por medio de la fábula de la zorra y las uvas. Mientras este animal andaba por un camino, encontró un jugoso racimo de uvas, pero no estaban a su alcance. Al intentar infructuosamente obtenerlas se dijo: “¡Bah!, si están verdes”. Se dio a sí misma una explicación que mitigaba el efecto del fracaso; reduciendo de hecho el estrés.

En la Evasión, consciente o inconscientemente, el individuo tiende a obviar lo discordante con sus motivaciones, sentimientos y criterios. Incluso puede un objeto concreto o persona quedar borrado de la percepción, no se advirtió, o por mucho que se trate de recordar fue olvidado. Por ejemplo estudios de Rohmert & Kingsley (2013) evidencian que a medida que el individuo avanza en edad tiende a evadir información afectivamente desfavorable. La incongruente es rechazada, evadida, mientras se prioriza la congruente. Además, se buscan estilos pasivos para solución de problemas, y la atención se dirige más a lo aceptable sin que conlleve conflicto.

La Selectividad de información se asocia a la Negación, inconscientemente se destacan y seleccionan los componentes aceptables, mientras pasan desapercibidos los incongruentes. Estos últimos quedan relegados, no se perciben ni se les presta atención. Por ejemplo, aquel envuelto en controversias políticas, y apasionado por un líder, involuntariamente presta atención a lo favorable de este y no percibe lo desfavorable.

Por otra parte, la memoria, en interacción con los sentimientos y las motivaciones, modifica el recuerdo. Provenientes del pasado son reescritos y distorsionados por experiencias del presente (Köehler, 2011). Ha sido demostrado como la memoria tiende a inhibir recuerdos desagradables; a menos que conlleven intensidad traumática. Por el contrario, se mantienen activos los agradables, incluso se magnifican, amplían, y de ellos derivan hechos que nunca ocurrieron. Este mecanismo de modificación memorística del recuerdo, al distorsionar la realidad, nutre de información errónea al pensamiento.

Jacques-Joseph Moreau
Jacques-Joseph Moreau

Un singular mecanismo instintivo, y protector del cerebro, es la disociación funcional. Se observa, por ejemplo, cuando la persona queda obnubilada ante un acontecimiento muy traumático y agresivo que implica la desconexión del cerebro con la realidad, dejándola en estado de estupor. No es que el encéfalo se divida en realidad, sino que sus funciones quedan disociadas, se separan “en partes”, sustentado por la sectorización de las redes neurales. Este concepto se inicia en la psiquiatría francesa del siglo XIX con la concepción de Pierre Janet (1859­-1947), aunque antes, Moreau de Tours utilizó el término “disolución psicológica” (Bob, 2012).

La disociación psíquica se presenta también en otros acontecimientos de la mente humana. Ha permitido interpretar la despersonalización, alucinaciones, disgregación perceptual, entre otros eventos mentales. En esos estudios se han contemplado dos consciencias paralelas, lo cual se evidencia en el sonambulismo, crisis histérica de conversión, o en hipnosis (Bob, 2012) (Soffer-Dudek, 2014).

No obstante, la disociación psíquica puede ser de índole patológica o no, y aunque existen múltiples formas, en todas se anula la unicidad de los circuitos neurales del cerebro; se desarticulan entre sí para preservar la integridad fisiológica, la cual es de suponer violentada por la activación emocional extrema.

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Un mecanismo esencialmente conductual es las “manualidades”. Hay quienes sufriendo ansiedad o depresión tienden a realizar actividades de este tipo que los distraiga y serene, además de que realizan una acción placentera. En consulta atendí una paciente que me refería, que cuando fue abandonada por su esposo se sintió irremediablemente frustrada, pero apenas sin percatarse comenzó a bordar y esa dedicación le permitió sobrellevar el dolor. En este estilo de afrontamiento se incluye también coser, tejer, trabajos de artesanía, dibujo, pintura.

Las Manualidades se llevan a cabo físicamente, pero incluyen también alta concentración de atención, por lo cual son altamente sedantes, en la acción se libera emoción, y al mismo tiempo la mente se ocupa en algo que paulatinamente borra el sufrimiento; o al menos lo alivia.

Una vertiente proclive a estos mecanismos defensivos es la acción y la satisfacción sexual. Bien es sabido, y numerosas investigaciones experimentales así lo demuestran, incluso en modelos animales, que el orgasmo pleno, placentero y con quien se desea, hace caer en picada la ansiedad y cualquier otra modalidad del estrés. Sin embargo, derivado de esta función natural, si estas necesidades son frustradas, surgen mecanismos defensivos para mitigar sus efectos. Obsérvese el siguiente caso de onanismo:

Caso E. Hombre de 50 años, homosexual, Contador. Soltero y sin hijos. Dado los prejuicios homofóbicos en esa sociedad, es víctima de los limitantes impuestos por la opinión pública, por lo cual encuentra su satisfacción en la masturbación. Pero ese “escape” llegó a adquirir carácter adictivo, se convirtió en un angustiante impulso obsesivo-compulsivo. En consecuencia, su acción masturbatoria trascendió el deseo sexual y se convirtió en forma inadecuada de afrontar el estrés. Llegó un momento en el cual, al sentir ansiedad acudía incontroladamente a masturbarse, y desde luego esa compulsión lo dominaba con elevada frecuencia durante el día. Su tratamiento, por medio de hipnosis relajante como instrumento esencial, complementado con la terapia Cognitiva, fue escabroso y difícil, con lentitud lograba desprenderse de su compulsión, pero el resultado no fue exitoso en su totalidad.

Obsérvese el siguiente caso:

Caso L. Mujer de 29 años, casada, con un hijo pequeño, nivel profesional. Estaba muy apegada a la madre, por lo que al fallecer esta se produce un severo cambio en su personalidad. La aparición súbita de la sensación de desamparo y abandono, a pesar de mantener un equilibrado matrimonio, le provocó una descontrolada búsqueda de relaciones sexuales, no con el esposo, no con un real deseo sexual. Por consiguiente, transitaba de un hombre a otro, a menudo varios en el mismo día, todo por sentir que no estaba sola, y desde luego, mientras más sentía lo infructuoso de su conducta, más se multiplicaba ese comportamiento. Se utilizó hipnosis relajante, combinada con la terapia cognitiva, pero en este caso también se maniobró por cambios en el sistema de apoyo afectivo en su matrimonio y relaciones sociales. Su actitud se transformó en algunos meses.

El psicoterapeuta ante el paciente siempre necesita preguntarse ¿cómo este caso maneja los problemas, conflictos, pérdidas, en fin, sus adversidades en general. A partir de lo encontrado debe marchar a corregir lo incorrecto y reforzar lo correcto, y para ello utilizar todas las herramientas de que dispone.


Bob, P. (2003) Subliminal processes, dissociation and the ‘I’. Journal of Analytical Psychology, 48, 307–316

Cannon, W. (1932) The Wisdom of the Body. Nueva York: W.W. Norton and Co.

Festinger, L. (1957). A theory of cognitive dissonance. Stanford, CA: Stanford University Press.

Frick, L. R., Barreiro Arcos, M. L., Rapanelli, M., Zappia, M. P., Brocco, M., Monguini, C… & Cremaschi, G. A. (2009) Chronic Restraint Stress Impairs T-cell Immunity and Promotes Tumor Progression in Mice. Stress, 12(2), 134–143. DOI: 10.1080/10253890802137437

Hergenhahn, B. R. & Olson, M. H. (2007) An Introduction to Theories of Personality (7th). London: Pearson/Prentice Hall

Imedadze, I. (2009) Uznadze’s Scientific Body of Work and Problems of General Psychology. Journal of Russian and East European Psychology, 47, 3, 3–30. DOI 10.2753/RPO1061-0405470301

Koehler, B. (2011) Psychoanalysis and Neuroscience in Dialogue: Commentary on Paper by Arnold H. Modell, Psychoanalytic Dialogues, 21, 303–319. DOI: 10.1080/10481885.2011.581114

Rehmert, A. E. & Kisley, M. A. (2013) Can Older Adults Resist the Positivity Effect in Neural Responding? The Impact of Verbal Framing on Event-Related Brain Potentials Elicited by Emotional Images. Emotion, 13, 5, 949–959. DOI: 10.1037/a0032771

Sakai, H. (1996) A Multiplicative Power-Function Model of Cognitive Dissonance: Toward an Integrated Theory of Cognition, Emotion, and Behavior After Leon Festinger. Chapter presented at the 48th Convention of the Japanese Psychological Association, Osaka, Japan, October 1984, and the 7th International Kurt Lewin Conference, Los Angeles, September 1996.

Soffer-Dudek, N. (2014) Dissociation and Dissociative Mechanisms in Panic Disorder, Obsessive–Compulsive Disorder, and Depression: A Review and Heuristic Framework. Psychology of Consciousness: Theory, Research, and Practice, 2326-5523/14/$12.00 http://dx.doi.org/10.1037/cns000002

Uznadze, D. (1979) Principios esenciales de la teoría de la actitud. Facultad de Psicología, Universidad de La Habana.

Uznadze, D. N. (2009) The Psychology of Set (1886–1950). Journal of Russian and East European Psychology, 47, 3, 67–93. DOI 10.2753/RPO1061-0405470304

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José Ramón Ponce (†)

José Ramón Ponce

Doctor en Psicoanálisis, Universidad de Psicoanálisis Humanístico, Brasil.

Master en Psicología de la Salud, por la Walden University, Minnesota.

Licenciado en Psicología, certificado Josef Silny & Associates, Inc. Licencia de Hipnoterapia, USA.

Investigador Agregado por la Academia de ciencias de Cuba.

Fue miembro de la Sociedad de Neurociencias de Cuba, Sociedad de Psicología de la salud de Cuba, Grupo Nacional de Termalismo. Fundador y creador de la Sociedad Cubana de Hipnosis, en la Academia de Ciencias de Cuba. Miembro de la Sociedad Venezolana de Hipertensión arterial. Participante de eventos científicos nacionales e internacionales. Le han realizado numerosos reportajes de prensa por su trabajo.

Libros publicados:

Dialéctica de las actitudes en la Personalidad
El Sistema Psíquico del Hombre
Estrés emocional y su afrontamiento
Como estudiar mejor y sin estrés
Conversando con adolescentes
Un Hombre ante sí mismo
Hipnosis y relajación emocional.
Folletos en apoyo a la docencia.​

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