Las nueve musas

Encuentros filosóficos: Epicuro y el Zen

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El objetivo de este artículo es dar a conocer un importante encuentro filosófico al margen de dos culturas: la helénica clásica y la antigua japonesa, por medio del filósofo Epicuro[1] y el método del Zen[2] budista[3], respectivamente.

En el presente se referirán de modo comparativo los puntos principales de los dos sistemas filosóficos antes mencionados, a fin de comprender mejor el agnosticismo[4] del último período de la antigua Grecia y la ausencia de un dios cierto en la cultura indochina.

epicuroFinalidad principal de esta presentación abreviada es dialogar con dos culturas, en el seno de la tolerancia y la expresión libre y edificativa del pensamiento. Así, se comprenderán los orígenes y las diferencias de estas etnias, que embellecen la cultura global de la humanidad y mantienen a esos pueblos vinculados.

Nuestra finalidad no es partir de un resultado requerido y extendernos retrospectivamente seleccionando evidencias convenientes, sino dirigirnos por caminos paralelos hacia una conclusión: el sincretismo histórico entre la filosofía helénica y los métodos del Asia Menor[5], en la coincidencia de la mens razonabilis del Homo Universalis[6].

El budismo Mahayana[7] constituye en la enseñanza del Buda Siddhartha Gautama Sakyamuni (en sánscrito: सिद्धार्थ गौतम)[8] más un método que una doctrina; un método similar al científico y contrario al cristiano, en el sentido que indaga para deducir la verdad, sin prejuicios y con completa libertad para criticar o poner en duda enseñanzas o teorías del pasado.

El epicureísmo es un sistema filosófico que promueve la búsqueda de una vida buena y feliz mediante la administración inteligente de placeres y dolores, la ausencia de turbación, llamada “ataraxia[9] y los vínculos de amistad entre sus discípulos.

Siglos antes, en la India, había comenzado la decadencia de la aristocracia brahmánica, mientras que los estamentos de los comerciantes y los militares Kshatriya buscaban una nueva doctrina que les sirviera de manera benéfica para la prolongación de su existencia. Como toda escuela budista, el Zen -esa tradición del Mahayana- tiene sus orígenes en China y su apogeo en la India. La palabra Zen (禅) es una transcripción japonesa del término sánscrito dhyana (ध्यान), que significa “meditación”.

El epicureísmo fue enseñado por Epicuro, un filósofo griego del siglo III antes de nuestra Era, tres siglos después del inicio del budismo en Asia. Durante la Era helenística[10] -que siguió la muerte de Alejandro el Magno[11]-, las fronteras entre las culturas estaban abiertas y la sociedad ya era multilingüe. Nuevos cultos del Asia Menor llegaron a fundirse con la antigua civilización helénica, cuyas columnas solitarias pero todavía de pie, continuaban la historia entre los milenios, formando así un sincretismo basado en un escepticismo[12] ante los credos. Un concepto universal tiene ya lugar en la mente colectiva. En ese mundo que iba encaminándose hacia el imperio romano y su decadencia moral, era necesario que la gente se buscara un método de salvación de la sensación pesimista generalizada que sobrecogía a la sociedad.

ZenPor el otro lado, el Zen se desarrolló en el siglo VI de nuestra Era, como una escuela filosófica, conocida como “Chan” en China, donde el budismo había encendido sus inciensos aromáticos ya desde el siglo I. Por lo tanto, estos dos sistemas filosóficos tienen una diferencia cronológica de aproximadamente 1.000 años y una distancia geográfica de más de 100 grados de longitud. El Zen fue basado en la influencia de diversos sutras o “discursos” -es decir textos sagrados del budismo Mahayana-, a los que más tarde se les añadió una serie de apócrifos. Su texto fundamental es el denominado “Prajñāpāramitā”, mientras que un apócrifo principal en la tradición Zen es «El Sutra de la Perfecta Iluminación«.

En su adolescencia, Epicuro había escuchado a un educador enseñando en el Ágora[13] que “al principio era el caos”, y entonces él le preguntó: -“Y el caos, ¿de dónde nació?” En el año 306 antes de nuestra Era, Epicuro adquirió «El Jardín» [Κήπος], en un suburbio de Atenas, y fundó ahí su escuela de filosofía, llamada “Herejía epicúrea” [επικούρειος αίρεσις], formada tanto por hombres, como también por mujeres -una gran novedad en las escuelas helénicas. Además, en esa participaban también -de modo igualitario- esclavos y prostitutas. Allí vivió él sencillamente y alejado de la vida política y de la sociedad, practicando la amistad y la vida estética y la de conocimiento. Expresando ese modo de vivir minimalista, Epicuro decía que es incomparable la felicidad de disponer tan solo de un simple jardín, algunos higos, un poco de queso y un par de buenos amigos.

Los métodos del budismo Chan se vieron pronto influenciados por las ideas filosóficas del taoísmo[14], que se interpreta como «vía» o «camino», y se puede entender como «intuición, sensibilidad, espontaneidad, vida», o de un modo más abstracto, como «sentido». Una de las enseñanzas de Lao Tze[15] -el filósofo taoísta más importante- afirma que “el tao que puede ser denominado tao, no es el verdadero Tao[16]”…

El budismo primigenio enseñaba una progresión en diferentes niveles de la meditación, que suceden en un cultivo paulatino del practicante. En este contexto, el Zen afirma la existencia de un acceso directo y espontáneo al estado superior, aquel que precede inmediatamente a la experiencia del nirvana, sin necesidad de experimentar los anteriores, mediante vías de acceso espontáneas y que son ajenas a la intelectualización de lo aprendido o a una noción de crecimiento gradual en el perfeccionamiento espiritual.

Epicuro proponía que el placer no debía limitarse sólo al cuerpo, como preconizaba el hedonismo[17] cirenaico[18] -un sistema filosófico griego de África del Norte-, sino que debía ser también intelectual, dado que el ser humano es un “Todo”. Además, para Epicuro la presencia del placer o de la felicidad duradera era un sinónimo de la ausencia de dolor, o de cualquier tipo de aflicción: el hambre, la tensión sexual y el aburrimiento, entre otros. Era un equilibrio perfecto entre la mente y el cuerpo que proporcionaba la serenidad. Para el Buda S. Gautama, libertad significaba dejar uno su casa para buscar la felicidad. “Nunca volveré a este mundo; eso es lo que he aprendido en mi vida”, dicen los dos; un modo del posterior “carpe diem”, amalgamado con la noción de “todo fluye”, expresada por Heráclito. Vías paralelas de pensamiento…

Comparemos aquí la enseñanza budista de la “voz de justo medio” -una especie de reconciliación entre el hedonismo de la Antigüedad clásica y el ascetismo[19] de la Era cristiana.

La palabra budista “nirvana” tiene connotaciones de quietud y paz. La persona que experimenta el nirvana se equipara a un fuego apagado cuando su provisión de combustible se ha extinguido; y este combustible sería la falsa idea del Yo, que causa (y es causada por) el nacimiento y la muerte, la necesidad y el deseo, la consciencia y la ignorancia, la avaricia, el odio y la confusión. Entonces, el nirvana no es un sitio ni un estado, sino una verdad absoluta que debe ser experimentada. “Nuestra propia vida es el instrumento con el cual experimentamos con la verdad” afirma el vietnamita Thich Nhat Hanh[20], y el japonés Hakuín[21] añade: “ignorando cuán cerca está, la buscamos lejos”. “La verdadera visión llega cuando ya no se ve”, dice un proverbio chino.

Templo de Zeus en AtenasSegún el filósofo griego Epicuro, el placer puro es el bien supremo y el dolor se considera como el mal supremo. Los placeres y sufrimientos constituyen la consecuencia de la realización o el impedimento de los apetitos. Él distinguía tres clases de placeres: Los naturales y necesarios, como el de alimentarse, abrigarse, y el sentido de seguridad, que son fáciles de satisfacer; los naturales pero no necesarios, como la conversación amena, la gratificación sexual y las artes, y los innaturales e innecesarios, como es la búsqueda del poder, la fama y el prestigio. Epicuro decía que CUALQUIER TIPO DE PLACER ES ACEPTABLE, SIEMPRE QUE NO CAUSE DAÑO NI AL RECEPTOR, NI A LOS DEMÁS.

En el seno religioso, el término nirvana se aplica en las religiones aparecidas en la India, como el hinduismo[22] y el jainismo[23], para así indicar un estado de cese de la actividad mental corriente, cosa que significa una liberación espiritual.

El Zen es, por antonomasia, la tradición budista de la intuición y la espontaneidad.

Epicuro distinguía también entre dos tipos de placeres, basados en la división del ser humano en dos entes diferentes pero unidos, el cuerpo y el alma: los placeres del cuerpo y los del alma. Aunque consideraba que los primeros son los más importantes, al fondo su propuesta era la renuncia de estos placeres y la búsqueda de la carencia de apetito y dolor corporal. En fin, el placer del alma es superior al placer del cuerpo, puesto que el corporal tiene vigencia en el momento presente, pero es efímero, mientras que los del alma son más duraderos y además pueden eliminar o atenuar los dolores del cuerpo.

De modo paralelo, la práctica del Zen anima al discípulo a enfocar su atención en el momento presente, confiando en la sabiduría innata -o budeidad– de todo ser humano para realizar todo su potencial.

templo japonesEpicuro formuló algunas recomendaciones en torno a todas estas categorías de deseos: el hombre debe satisfacer los deseos naturales necesarios de la forma más económica posible; se pueden perseguir los deseos naturales innecesarios hasta la satisfacción del corazón, pero no más allá; no se debe arriesgar la salud, la amistad, la economía en la búsqueda de satisfacer un deseo innecesario, pues esto solo conduce a un sufrimiento futuro; hay que evitar por completo los deseos innaturales innecesarios, por que el placer o satisfacción que producen es temporal. “Hay que procurar la buena reputación”, dice, “apenas para evitar el desdén social.” Eso es equiparable con el estudio de Benedict Ruth[24] sobre la sociedad japonesa después de la Segunda Guerra Mundial, donde se afirma que el principio del individuo japonés es evitar el desdén colectivo, mientras que la mayor preocupación del individuo occidental es perseguir el homenaje. Epicuro apoyaba que el ser humano no debe orientarse hacia el cinismo[25], ni empobrecerse totalmente, como sostiene el confucianismo[26] y –más tarde- el monasticismo[27] cristiano.

Entre los siglos X y XIII de nuestra Era, apareció en Asia una reacción contemplativa que apostaba casi únicamente por la «contemplación silenciosa«, que consiste en que el discípulo medita sentado para descubrir su propia naturaleza. Más tarde, en Japón a esta contemplación silenciosa china se le llamará “zazén”, que es hoy la práctica del Zen más conocida en Occidente. Esta tranquila y atenta contemplación conduce al practicante a descubrir su naturaleza búdica «tal como cuando dejamos de remover el agua de un estanque, podemos al fin ver el fondo«. Es también llamada “la práctica de la no-práctica”.

Según Epicuro, a pesar de que el placer es un bien y el dolor un mal, hay que administrar inteligentemente los dos: en ocasiones debemos rechazar placeres, a los que les siguen sufrimientos mayores y aceptar dolores cuando se siguen de placeres mayores. Esta razón representa un papel decisivo en lo que respecta a nuestra felicidad, y nos permite alcanzar la total imperturbabilidad, la cual el filósofo griego comparaba con «un mar en calma cuando ningún viento lo azota y nos da libertad ante las pasiones, los afectos y los apetitos.” Paralelamente, un aforismo del Zen del chino Hui Neng refiere que meditar significa darse cuenta interiormente de la imperturbabilidad de la esencia de la Mente: “una fuerte nevada desaparece en el mar. ¡Qué silencio!”

La finalidad de la filosofía de Epicuro no es teórica, sino más bien práctica. No se trata de una filosofía académica, sino de un método que sirve para aliviar la vida del ser humano común y cotidiano. Procura sobre todo el sosiego necesario para una vida feliz y placentera, en la que los miedos que atenazan al ser humano queden definitivamente eliminados. Esta lucha ha sido designada como el «tetrafármaco» [τετραφάρμακον] o remedio contra los cuatro miedos más significativos: el miedo a los dioses, a la muerte, al dolor y el miedo al fracaso en la búsqueda del bien. Para ello se fundamenta en una teoría empirista del conocimiento, en una física atomista inspirada en la doctrina de Demócrito[28] y en una ética hedonista. El ser humano debe rechazar la enseñanza de miedos y supersticiones. No hay motivo para temer a los dioses porque estos, si bien existen, no pueden relacionarse con nosotros, ni para ayudar ni para castigar, y por tanto, ni su temor ni su rezo o veneración posee utilidad práctica. La muerte tampoco se puede temer, porque siendo nada, no puede ser algo para nosotros: mientras vivimos no está presente y cuando está presente, nosotros ya no estamos ahí.

HedonismoEn uno de sus aforismos, Epicuro dice: «¿Dios está dispuesto a prevenir la maldad pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿No está dispuesto a prevenir la maldad, aunque podría hacerlo? Entonces es perverso. ¿Está dispuesto a prevenirla y además puede hacerlo? Si es así, ¿por qué hay maldad en el mundo? ¿No está dispuesto a prevenirla ni tampoco puede hacerlo? Entonces, ¿para qué lo llamamos dios?» Así trató de liberar a la humanidad del consecuencialismo teleológico y teocrático que regía el concepto de la Naturaleza.

Por el otro lado, el budismo dice acerca de los siete dolores: “el nacimiento es dolor, la vejez es dolor, la enfermedad es dolor, la muerte es dolor, la unión con alguien que no amamos es dolor, la separación de alguien que amamos es dolor, no ser amados es dolor.” Y seguía, refiriendo los cuatro orígenes del dolor: “La sed del deseo y del placer, la sed de ser, la sed de lo temporal” y hablaba de su completa aniquilación.

Frecuentemente, el budismo se describe como “humanismo espiritual”, es decir un sistema antropocéntrico[29], que no se enfoca en un dios, ni en varias divinidades. Para sus seguidores progresistas, los dioses simplemente constituyen unos instrumentos para la enseñanza, unas mentiras circunstanciales, que no debemos tomarlas en serio. Una de las principales escuelas del budismo Zen es la Rinzai, la cual se distingue por su técnica de meditación, llamada “koán” (公案). El Rinzai Zen está marcado por el énfasis que pone en el principio de ver nuestra verdadera naturaleza, o “iluminación”, como puerta de entrada a la práctica budista auténtica, y por su insistencia en muchos años de exhaustivo entrenamiento tras la iluminación para encarnar el libre funcionamiento de la sabiduría dentro de las actividades de la vida cotidiana.

Zen“Koán” significa «caso público», y es un problema que el maestro plantea al novicio para comprobar sus progresos. Varias veces el koán parece un problema absurdo o ilógico. Y para resolverlo, el novicio debe desconectarse del pensamiento racional y aumentar su nivel de conciencia para adivinar lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras. Las respuestas pueden ser orales pero también pueden ser gestos o acciones. Hay que aclarar que un koán no es un acertijo, y aunque en la literatura hay respuestas ortodoxas[30], dependiendo de las circunstancias en que el koán es formulado, esas pueden variar. El maestro no busca que su discípulo sepa la respuesta correcta, sino evidencias acerca de sus progresos en la filosofía Zen y la aplicación en su vida diaria.

En la cultura occidental, el alumno aprende del profesor, siguiendo paso a paso el hilo de su discurso lógico. Por el contrario, el maestro del Zen exige a su alumno un salto; él debe obtener un conocimiento inmediato por sí mismo. Por lo tanto, los koán nunca se resuelven siguiendo la lógica del enunciado o tras un análisis racional del problema. De hecho, mientras el alumno tenga su pensamiento entretenido y prisionero del discurso racional, no podrá encontrar la solución.

Un koán puede ser una pregunta sin aparente sentido, como por ejemplo: «¿cómo es el sonido de una sola mano que aplaude?» o «¿cuál era tu rostro original antes de nacer?». También puede ser una afirmación: “los pinos no tienen color antiguo ni moderno.” El practicante investigará este tipo de pregunta con una concentración total hasta que su razonamiento conceptual quede erradicado, y así pueda surgir «prajña» -la sabiduría intuitiva. Esto ocasionará un despertar a su naturaleza búdica, la iluminación.

En el Zen, la mente se deja a funcionar de manera completamente libre. Es la experiencia viva de cada día, más allá que la razón; algo que nunca podrán saborear los filósofos. Es despertar de las pasiones, del pathos –con el sentido helénico de la palabra.

La filosofía de Epicuro ha constituido la base de la percepción atomista[31] del universo y de la metafísica materialista. En el siglo XIX, el aforismo epicúreo que afirma que “la autarquía y la anarquía son los mayores frutos de la autonomía”, causó impresión a Karl Marx, quien más tarde adoptó los ideales estoicos[32] de Hegel[33]. Eso tuvo como resultado el hecho de que las sociedades marxistas tuvieran como finalidad la orientación del ser humano hacia su deber al margen de su destino. No contemplaban la educación a fin de lograr la felicidad, viviendo en prudencia, ataraxia y amistad -las virtudes que enseñaba la filosofía de Epicuro. Esta ha sido aplicada por los países escandinavos, cuyos sistemas socialdemócratas se interesan en la felicidad de la mayoría de los ciudadanos.

Daisetz Teitaro SuzukiA principios del siglo XX de nuestra Era, la enseñanza y práctica del Zen definitivamente aterriza en Occidente de manera abierta. Un poco antes del amanecer del siglo pasado, y exactamente en 1893, se celebró en Chicago el Parlamento Mundial de las Religiones, donde el monje japonés Shaku Soyen impartió una charla llamada «La Ley de causa y efecto como fue enseñada por Buda». A continuación, Daisetz Teitaro Suzuki[34] influenció a nombres claves de la intelectualidad europea, desde Einstein hasta a Jung[35], pasando por Heidegger[36], Picasso, y un innumerable repertorio de señeras figuras de la historia moderna.

En el sector de las artes, la filosofía del Zen se ha expresado mediante la jardinería y el arte floral, llamado “ikebana[37], la ceremonia del té japonesa[38], la pintura “sumi-e[39] y la caligrafía “shodo[40] de ideogramas, la poesía “hanshan[41] y “haiku[42], el teatro clásico de “noh[43], la decoración “origami[44] de papel, las artes marciales “budo[45], con fondo espiritual, y hasta el el cine contemporáneo, con las películas del coreano Kim Ki Duk.[46]

En este mismo sector del arte grecobudista, el helenismo alejandrino- influyó con su realismo idealizado en la región histórica de Ghandara (Afganistán / Pakistán / Cachemira).  

«El placer es el principio y el fin de una vida feliz» escribió Epicuro en su Carta a Meneceo. Y un koán dice: “A espíritu libre, entorno libre.”

Las experiencias de esta breve pesquisa están centradas en los métodos filosóficos, contrarios a las doctrinas religiosas, que indagan libremente y sin prejuicios para deducir una verdad –y no la verdad-, porque, como dicen los franceses de mente cartesiana[47]: Il y a deux vérités – siempre existen dos verdades. Eso conduce al ser humano a la expresión desde su ser auténtico. Grecia, debido a su posición geográfica accesible, a su clima soleado y a su producción de acetite de oliva, había logrado que su antigua civilización hubiese llegado a un alto nivel de creación cultural y pensamiento filosófico, que más tarde sería imitada por el Renacimiento europeo. En la cosmovisión helénica el sufrimiento se evita, y la mayor preocupación de la filosofía epicúrea es el alcance de una vida buena y feliz, sin dolor.

Por el otro lado del globo terrestre, en el área cultural de la Indochina, y específicamente en Japón, el budismo constituye un humanismo espiritual. Buda no es un dios (sino solamente en el seno de la religión popular); es un ser humano intelectual  o espiritual, cuyos “vestigios históricos” se encuentran guardados en los templos esparcidos por los montes Himalaya, al igual que las reliquias cristianas en las catedrales de la Europa medieval. El método del Zen lleva al ser humano a enfocar su atención en el carpe diem.[48] Merece mención especial la enseñanza budista de la “voz de justo medio” -una especie de reconciliación entre el hedonismo de la Antigüedad clásica de los helenos y el ascetismo de la Era cristiana. Y el epicureísmo es una filosofía  humanitaria, fácilmente comprensible, factible y redentora, que funciona como un método consultivo, basado en la ética de la psicología, como la palabra del Buda Siddhartha Gautama Sakyamuni; palabras simples al estilo del pueblo, con frugalidad, pero también con exactitud, basadas en la causa del dolor. La helénica con medida y la asiática con absoluta resignación. Es el momento de la Humanidad, en que la filosofía nos libera de los trastornos del alma. Vivir desapercibidamente no significa ser indiferente. Es un modus vivendi sin llamar la atención de los demás. Es un “arte de vivir”.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

A dialogue on the contemplation extinguished, The Institute for Zen Studies, Kyoto, 1973

Chan and Zen Teaching, Rider, London, 1961

Craig, Edward: Philosophy, a very short introduction, Oxford University Press, 2002

Faure, Bernard: Le Bouddhisme, Edi. Flammarion, Paris, 1996

Rhys Davids: Buddhism, 1904

The Record of Rinzai, The Buddhist Society, London, 1975

Επἰκουρος, Άπαντα (Epicuro, Obra completa), Edi. Cactos, Atenas, 1992/4

Tampourakis Ilías, Universidad Católica Llorente y Lafuente, Costa Rica, 2011

Tampourakis Ilías, Gente Tuanis, Costa Rica, 2011

COMENTARIOS

[1] Epicuro (Επίκουρος) (Samos, 341 antes de nuestra Era – Atenas, 270 a.n.E.): Filósofo que fundó la escuela del epicureísmo, basada en las doctrinas del hedonismo y del atomismo. Epicuro defendió que el ser humano sabio debía mantenerse al margen de la vida política. En su escuela ateniense, llamada “Jardín”, en Atenas, enseñaba su filosofía que consiste en tres partes: la Gnoseología o Canónica, que se dedica a los criterios con los cuales se distingue lo verdadero de lo falso; la Física, que estudia la naturaleza; y la Ética, que supone la culminación de este sistema y a la que se subordinan las dos primeras partes. La canónica explica la forma en la que conocemos y la manera de distinguir lo verdadero de lo falso. Según este filósofo, la sensación es la base de todo el conocimiento y se produce cuando las imágenes que desprenden los cuerpos llegan hasta nuestros sentidos. Ante cada sensación, los seres humanos reaccionamos con placer o con dolor, dando lugar a los sentimientos, que son la base de la moral. Cuando las sensaciones se reiteran varias veces, se graban en la memoria y forman así lo que Epicuro denomina las «ideas generales» (diferentes a las platónicas). Para que las sensaciones constituyan una base adecuada, sin embargo, deben ser suficientemente claras, al igual que las ideas, o de otra manera, nos conducirán a la equivocación.

[2] Zen (en japonés: 禅): Tradición del budismo Mahāyāna, cuya práctica comenzó en China con el nombre de Chán (en chino: 禪) y es una de las escuelas del budismo más conocidas y apreciadas en Occidente, que tuvo su auge en la India, entre los siglos VI y XIII.

[3] El budismo es una religión no teísta (nastika), que pertenece a la familia dhármica. Su expansión comienza entre los siglos VI y IV a.n.E., es decir, 1200 años después de los orígenes del budismo.

[4] El agnosticismo (del griego: α- a-, sin + γνώσις gnōsis, conocimiento) es una doctrina que se basa en observaciones y experiencias, y por lo tanto considera inaccesible para el ser humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende, o va más allá de lo experimentado o lo experimentable. Para los agnósticos, el valor de verdad de las afirmaciones metafísicas respecto a la teología, el más allá, la existencia de dioses, deidades, o una realidad última, es incognoscible o imposible de adquirir su conocimiento, debido a la naturaleza subjetiva de la experiencia.

[5] Anatolia (del griego: Ανατολή = oriente o levante) o Asia Menor (Μικρά Ασία) es una península ubicada en el Próximo Oriente y ocupada actualmente por la parte asiática de Turquía. Limita al norte con el mar Negro, al sur con el mar Mediterráneo, al oeste con el mar Egeo y con el mar de Mármara, y al este con las cadenas montañosas del Tauro y el Antitauro. El estrecho de Bósforo y el estrecho de los Dardanelos la separan de Europa.

[6] Un polímata (en griego: πολυμαθής), es una persona, cuyos conocimientos no están limitados a un área concreta, sino que dominan diferentes disciplinas. También se utiliza el término Homo Universalis.

[7] Mahāyāna (en sánscrito, literalmente: Gran vehículo) es una de los tres principales sectores del budismo. Algunas de las áreas en las que se practica son China, Tíbet y Japón.

[8] Buda (el iluminado) es el título del príncipe Siddhārtha Gautama, nacido en Nepal, en  el año 566 a.n.E., es decir, a finales del periodo védico.

[9] Se denomina ataraxia (en griego: αταραξἰα = ausencia de turbación, en relación con el alma, el pensamiento y los sentimientos) a la disposición del ánimo propuesta por los epicúreos, gracias a la cual el ser humano alcanza el equilibrio emocional mediante la disminución de la intensidad de sus pasiones y deseos, y la fortaleza del alma frente a las siniestralidades, y finalmente la felicidad, que es el fin de esta corriente filosófica.

[10] Se denomina período helenístico y también alejandrino (en griego: ελληνιστική, αλεξανδρινή) a una etapa histórica de la Antigüedad (323 a.n.E.- 30 a.n.E.), cuando la herencia de la cultura helénica clásica llega hasta la India, donde influye en el arte budista y lleva consigo varios elementos de las culturas de Asia a la Macedonia de Alejandro el Magno y sus sucesores de las dinastías Ptolemaica, Seleucida y Antigónica.

[11] Alejandro Magno (en griego: Μέγας Αλέξανδρος, Pella [actual Grecia], 356 a.n.E. – Babilonia, 323 a.n.E.), fue rey de Macedonia desde 336 a.n.E. hasta su muerte. Hijo y sucesor de Filipo II de Macedonia, cambió por completo la faz del mundo al conquistar el Imperio Aqueménida de Persia iniciando una época de admirable progreso e intercambio cultural.

[12] El escepticismo (en griego: σκεπτικισμός) es una corriente filosófica, cuya doctrina está basada en la duda y la negación de la existencia de un saber objetivo, necesario y universal. Los escépticos creían que todo es tan subjetivo, que solo es posible expresar opiniones.

[13] Ágora (en griego: αγορά, asamblea): La plaza pública de las ciudades-estado griegas, era un espacio abierto, que servía como centro comercial, de la cultura y la política de la vida social.

[14] El taoísmo (en chino: 道教, pinyin: dàojiào, literalmente ‘enseñanza del camino’) se desarrolló a partir de un sistema filosófico basado en la obra escrita por Lao-Tsé, en el siglo VI a.n.E. (contemporáneo del budismo), llamada  Dào Dé Jing (aunque se conjetura que es una recopilación llevada a cabo por varias personas.)

[15] Lao-Tsé, o Laocio (en chino: 老子, pinyin: lǎozǐ, literalmente ‘Viejo Maestro’), era uno de los filósofos más relevantes de la civilización china del siglo VI a.n.E. Su libro llamado Tao Te Ching (道德經), que significa «el Camino», puede considerarse cómo el cambio permanente, y constituye  la verdad universal.

[16] Tao (en chino: 道, pinyin: Dào) es el significado esencial en la antigua filosofía china, y se podría interpretar como el camino, la vía, el método, la dirección o el curso principal; en japonés se llama Dō.

[17] El hedonismo (en griego: ηδονισμός) es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida. Las dos escuelas clásicas del hedonismo son la escuela cirenaica y los epicúreos. La primera doctrina explica que los deseos personales se debían satisfacer de inmediato sin importar los intereses de los demás. Epicuro afirmó que ningún placer es malo en sí, sólo que los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el error.

[18] La escuela cirenaica (en griego: Κυρηναϊκή) se descompuso en diversas ramas; una de ellas, era la de los teodorios (seguidores de Teodoro, el Ateo, en griego: Θεόδωρος ο Άθεος). Según él, el objetivo máximo de la vida humana es obtener la felicidad y evitar la desgracia, una siendo fruto de la prudencia y la otra de la idiotez; la prudencia y la justicia eran buenas y todo lo que se les oponía era doloroso.

[19] Se denomina ascética o ascetismo (en griego: ασκητισμός) a la doctrina filosófica y religiosa que procura purificar el espíritu mediante la negación de los placeres materiales. La mayoría de los sistemas ascéticos desdeñan las necesidades fisiológicas del individuo por considerarlas de orden inferior. En muchas tradiciones religiosas, la ascética es un modo de acceso místico.

[20] Thich Nhất Hạnh: maestro Zen y activista por la paz, nacido en Vietnam en 1926. Refugiado político en Francia desde 1972, por su combate pacífico, empezado durante la guerra de Vietnam. Enseñó en las Universidades de Columbia y la Sorbona. En 1967 Fue nominado por Martin Luther King para el Premio Nobel de la Paz.

[21] Hakuin Ekaku (en japonés: 白隠 慧鶴 1686-1769) Su influencia fue tal, que hoy en día todos los practicantes modernos de zen rinzai usan prácticas directamente derivadas de sus enseñanzas, como la meditación y la práctica de los koán.

[22] El hinduismo es una tradición religiosa de la India. En sánscrito se conoce como sanātana dharma (religión eterna) o vaidika dharma (deber védico).

[23] El jainismo es una religión de la India, fundada en el siglo VI a.n.E, por Mahāvīra. Es una religión nastika (no teísta) y no reconoce la autoridad de los textos Vedas ni de los brahmanes.

[24] Ruth Benedict (1887–1948) Antropóloga estadounidense. Ha sido una mujer adelantada a su época. Su tarea específica fue el análisis de la cultura japonesa, con a fin de comprender los principios más importantes del patrón cultural de los japoneses. El resultado de esa investigación, un libro titulado “El crisantemo y la espada”, daría a los militares estadounidenses una ventaja sobre sus oponentes asiáticos.

[25] Escuela cínica (del griego: κύων [kyon] = ‘perro’), denominación despectiva por su frugal modo de vivir, a la fundada en Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a.n.E. Diógenes de Sinope fue uno de sus filósofos más conocidos. Reinterpretó la doctrina socrática considerando que la civilización y su forma de vida era un mal, y que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza. El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz.

[26] El confucianismo fue un conjunto de doctrinas morales y religiosas predicadas en China por Confucio, en el siglo VII. Los confucianos ven al cosmos como algo armónico que regula las estaciones, la vida animal, la vegetal y la humana. Si esta armonía era trastornada, habría graves consecuencias. Un ejemplo que utiliza el confucianismo es el del mal gobernante que conduce a su pueblo a la ruina mediante su conducta. El mal gobierno contraría el orden natural y violenta el Mandato del Cielo. El gobernante que se conduce así pierde su legitimidad y puede ser depuesto por otro que recibirá este mandato.

[27] El monacato (del griego: μοναχός = persona solitaria) es la adopción de un estilo de vida más o menos ascético dedicado a una religión y sujeto a determinadas reglas en común.

[28] Demócrito (en griego: Δημόκριτος), fue un filósofo griego presocrático (460 – ca. 370 a.n.E.), fundador de la escuela atomista.

[29] El antropocentrismo (en griego: ανθρωποκεντρισμός) es una doctrina que, en el plano de la epistemología sitúa al ser humano como medida de todas las cosas, y en el de la ética defiende que los intereses de los seres humanos es aquello que debe recibir atención moral por encima de cualquier otra cosa. El antroponcentrismo reemplaza al teocentrismo, y el primero surge a principio del siglo XVI entrando ya a la Edad Moderna. En el plano moral afirma la idea de que los seres humanos son los únicos seres que deben ser objeto de consideración moral, o que sus intereses deben ser considerados por encima de los de los animales de otras especies.

[30] Ortodoxia (en griego: ορθοδοξία), es una doctrina o ideología que es sostenida por la mayor parte de una sociedad. (No se confunda con el credo del cristianismo.)

[31] El atomismo (en griego: ατομισμός), aparte de ser uno de los principios de la química como ciencia, es también un sistema filosófico, que surgió en Grecia durante el siglo V a.n.E. y en la India, hacia el año 200 – 100 a.n.E. (llamado Kanada), según el cual el universo consiste en combinaciones de pequeñas partículas indivisibles denominadas átomos (en griego significa “la cosa que no se puede dividir”).

[32] El estoicismo (en griego: στωικισμός) es un movimiento filosófico del periodo helenístico, fundado por Zenón de Citio en el año 301 a.n.E.

[33] Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 – 1831), filósofo alemán considerado por la Historia Clásica de la Filosofía como el representante de la cumbre del movimiento decimonónico alemán del idealismo filosófico y como un revolucionario de la Dialéctica, que tuvo un impacto profundo en el materialismo histórico de Karl Marx.

[34] Daisetz Teitaro Suzuki (en japonés: 鈴木大拙) 1870 – 1966. Ha sido uno de los pilares que prepararon el terreno para que otros maestros del Ch’an y el Zen pudieran darse a conocer posteriormente. Con sus numerosos libros y ensayos sobre Budismo, fomentó el interés de Occidente por la espiritualidad Zen y Shin. Su nombre budista «Daisetz», significa «Gran Simplicidad».

[35] Carl Gustav Jung (1875 – 1961) Psiquiatra y ensayista suizo, figura principal en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.

[36] Martin Heidegger (1889 – 1976) Filósofo alemán. Es una de la figuras protagónicas de la filosofía contemporánea: influyó en toda la filosofía del existencialismo del siglo XX, fue uno de los primeros pensadores en apuntar hacia la «destrucción de la metafísica» (movimiento que sigue siendo repetido), en «quebrar las estructuras del pensamiento erigidas por la Metafísica (que domina al hombre occidental)», que planteó que «el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje», con lo que hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha revolucionado la filosofía.

[37] La palabra Ikebana (en japonés: 生け花 ó いけばな, «flor viva colocada») (de ike(ru) (生ける, colocar) y bana (sonoración de hana) (花,, flor) significa el arte japonés de arreglo floral.

[38] La ceremonia japonesa del té (cha-no-yu o chadō, 茶の湯) es una forma ritual de preparar té verde o “matcha” (en japonés: 抹茶, matchá), influenciada por el budismo zen, sirviéndose a un pequeño grupo de invitados en un ambiente tranquilo.

[39] Sumi-e (en japonés: 墨絵) es una técnica de dibujo monocromático en tinta. Se desarrolló en China durante la dinastía Tang (618 – 907). Fue introducida en Japón a mediados del siglo XIV por monjes budistas zen y creció en popularidad hasta su apogeo durante el Período Muromachi (1338 – 1573).

[40] El Shodō (en japonés: 書道, «el modo de la escritura») es la caligrafía artística y una disciplina muy difícil de perfeccionar. Proviene de China, y se practica a la usanza milenaria, con un pincel, un tintero donde se prepara la tinta china, pisapapeles y un pliego de papel de arroz.

[41] Han Shan (en chino: 寒山, pinyín: Hánshān): poeta chino de finales de la dinastía Tang (618-907).

[42] El haiku (en japonés: 俳句, haiku), derivado del haikai, consiste en un poema breve de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Es una de las formas de poesía tradicional japonesa más conocidas mundialmente. Su temática está relacionada con la naturaleza.

[43] El nō (en japonés: 能, nō) es una de las manifestaciones más destacadas del drama musical japonés.

[44] El origami (en japonés: 折り紙, origami) es el arte de origen japonés del plegado de papel, para obtener figuras de formas variadas. En español también se conoce como papiroflexia.

[45] Budō (en japonés: 武道,) es un término que engloba el conocimiento técnico de las artes marciales japonesas y un conjunto de normas éticas para sus practicantes, referidas a su aplicación de manera parecida a lo que representaba el Bushidō para los guerreros samurái.

[46] Kim Ki-duk (en hangul:  김기덕) es un director de cine surcoreano, nacido en Corea del Sur en 1960. Es uno de los más conocidos representantes de la vanguardia cinematográfica de ese país. Autor de una docena de obras a veces altamente experimentales, es distintivo el ritmo pausado de su cine, el fuerte contenido visual muchas veces cruento, el parsimonioso uso del diálogo y el énfasis en elementos criminales o inadaptados a la sociedad.

[47] René Descartes (1596 – 1650) fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la filosofía moderna, así como uno de los nombres más destacados de la revolución científica. Formuló el célebre “cogito ergo sum”, elemento esencial del racionalismo occidental. Establece un dualismo sustancial entra alma = res cogitans, el pensamiento – y cuerpo = res extensa, la extensión. Radicalizó su posición al rechazar considerar al animal, al que concibe como una «máquina», como un cuerpo desprovisto de alma.

[48] Carpe diem es una locución latina que literalmente significa «aprovecha el día», y lo que quiere decir es «no lo malgastes». Fue acuñada por el poeta romano Horacio (Odas, I, 11): Carpe diem quam minimum credula postero. =  ¡Aprovecha el día, no confíes en mañana!


 

Ilias Tampourakis

Ilías Tampourakis Malamatinas nació en Atenas (Grecia) y creció en el seno de una familia griega con raíces internacionales.

Ha enseñado español y portugués en la Escuela de Idiomas de la Universidad Nacional I. Kapodistrias de Atenas y en los seminarios culturales de la Unesco en Grecia.

Traductor en el Cuerpo Diplomático de América Latina en Atenas, registrado en la lista oficial de traductores e intérpretes de la Embajada de España en Atenas, y escritor de artículos y libros con temas culturales.

Representa al Comité de Arte de la Alianza Sociocultural Latinoamericana y Española en Grecia y era durante varios años columnista del boletín social africano en Atenas. Es, también, jefe de la sección de antropología en “Las Nueve Musas” –revista de artes, ciencias y humanidades– y registrado en el Directorio Cultural Hispano (España).

Ha dedicado un largo período al estudio de las civilizaciones de Asia, la filosofía y la naturaleza de este continente. Además, ha estudiado el análisis morfosintáctico de 12 idiomas –entre los cuales el runasimi de los quechua, los descendientes actuales de los antiguos incas-, investigando la mentalidad cultural que ellos revelan.

Certificado de los seminarios de paleografía española y oriental de las Universidades de Harvard (EE.UU.) y Complutense (Madrid); depositó (el año 2014, en colaboración con la Universidad de Colorado, EE.UU) su obra pertinente en los archivos estatales de Plasencia (España).
Premio de la Unesco (Grecia) por el Entendimiento y la Paz entre los Pueblos.

Premio Mundial a la Excelencia Literaria 2019-2020, otorgado por la Unión Hispanomundial de Escritores (UHE) / World Nations Writers Union y por la Municipalidad Provincial de Urubamba – Cusco (Gobierno del Perú).

Un texto de él, sobre la vida de los latinoamericanos en Grecia, fue publicado en el boletín del Cuerpo Diplomático de América Latina en Atenas, y formó parte del examen de la lengua española en el marco de la selectividad del Ministerio de Educación de Grecia, para el ingreso de los candidatos en la filología hispánica de la Universidad Nacional de Grecia (2021).

Ha sido guía turístico en Grecia para los grupos de la Comunidad de Castilla y León (Gobierno de España).

Ha estado viajando durante 30 años por 78 países del mundo,
fotografiando y coleccionando piezas musicales y otras curiosidades.

Estuvo viviendo una larga temporada con su familia en Costa Rica (América Latina), trabajando como docente, y visitó varias veces el Perú, recopilando la poesía oral de los Incas.

Cree que el conocimiento es substancial solo cuando se combina con la experiencia, y se niega a conformarse con cualquier tipo de opresión.
Considera que el hibridismo cultural proyecta varios elementos interesantes pero que, a la vez, corre en sus venas el dolor.

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