Las nueve musas
Jorge Emilio de la Torre

Vocero para anunciar el mérito de un libro de décimas

Promocionamos tu libro

Llegado ese momento de madurez vital, emocional y de escogencia —y con ello algo más de desorden trascendental que el de costumbre—, en el que te consientes decidir qué libros leer, modas aparte, sientes que siempre que lees un texto prima la cuestión del placer.

En particular el placer se amplifica si puedes corroborar que eso es lo que has hecho siempre cuando se trata de leer o escribir.

Vocero de GaiaLuego que se ha seleccionado la lectura, opinar sobre ella es mucho más complejo. Opinar sobre un libro de décimas, y recomendarlo, en mi caso, no solo es un atrevimiento, sino un gran ejercicio, y por lo mismo, un placer.

La décima es, ante todo, poesía, y solo por eso y por lo gratificante de la lectura que he hecho de “Vocero de Gaia”, de Jorge Emilio de la Torre[i], poeta cubano residente en Tenerife, apartaré cualquier prejuicio, para presentarles esta obra particular que reúne naturaleza, mitología, emoción y originalidad a partes iguales.

Conozco este libro hace años, y he ido constatando sus muchas transformaciones, su crecimiento y afirmación, porque he sido amiga —y lectora— de su autor media vida, pero en este escrito quiero centrarme únicamente en el resultado final de ese tiempo de trabajo y de creación.

Este “Vocero de Gaia” no se cansa de otear un mundo que apenas cabe en octosílabos, y que se encabalga porque necesita más extensión en el verso para hacerse posible, solo la gran pericia del poeta que maneja el metro pero también la forma de extenderlo, encabalgando la idea en el siguiente, o los siguientes versos, salva el poema, la poesía:

 La noche atisba el desvelo
de los hombres: por la viña
marchóse sola una niña
hacia una escarcha del cielo.
Aún viven trazos: el suelo
de sus huellas se hace abrigo;
queda su aliento en el higo,
en lo pulcro del azahar.
Ella apura el germinar
de cada espiga de trigo.

(Anduriña)

Yo, que suelo desvestir los versos, porque creo que la desnudez le hace justicia a los mejores, estimo que el título del libro que comento resulta abarcador al respecto de los temas que trata, sin embargo de difícil síntesis para los lectores acostumbrados a lo trillado. Gaia, también escrito Gaya, significa Tierra. En la mitología griega, era compañera de Urano y madre de titanes y cíclopes, pero sobre todo la dueña y protectora de la tierra y sus habitantes. Jorge de la Torre consigue involucrar estos mitos con las realidades más crudas del presente del planeta, con hechos de la historia de la humanidad, y con un concierto de emociones que se instalan en un lenguaje muy cercano al de la décima tradicional cubana, el ritmo interior se apoya en la rima para romper con esa pauta, pero consigue mantener la atención del lector en lo esencial, estamos leyendo poemas; escritos en una estrofa tradicional, que respeta en gran medida el clima emocional y versador de la estructura que usa, pero que se llena de transgresiones que, aunque tengo que decir que disfruto sobremanera, para los puristas de la décima seguro serán inaceptables. Hablo de rimas sonoras usando versos en otros idiomas, o acortamiento de los versos, que deja totalmente abiertos no solo en la idea, sino en la estructura:

El brazo de mi guitarra
se viste de musgo y miel,
y de crestas de papel
la hierba sola se amarra.
Bajo una inquieta cigarra
descubro notas que van
cayendo en el celofán
del lago que ya se anima:
You may say I`m a dreamer,
but I`m not de only one.

(Cantata del soñador junto al lago)

Otro tsunami sacude
barcos y muelles en Vila;
hallan un monstruo de Gila
pidiendo que alguien ayude.
Este fax hace que sude:
«Encuentran dos E.T. vivos
en Groenlandia». Fugitivos
de Tokio inyectan sarín
en el Metro. ¿Llega el fin?
¿o…?

(Nuevo hobbie en dos tiempos)

La poética de este libro anuncia a voz en cuello, pero también en susurros, versos que se acercan más al verso libre que al ritmo de la décima, ideas que recrean espacios de la ciencia y de la modernidad que casi parece improbable meter en el cuerpo de un poema, más si ese poema restringe su espacio a diez versos rimados con cierta rigidez y expresados en octosílabos. El susurro de que hablaba se da sobre todo en temas íntimos, familiares y amorosos, como la exaltación de su esposa Diana, o el legado a sus hijos Cristian e Iker. En cambio para el mundo exterior, las ciudades que canta, para el descubrimiento de la belleza, en la naturaleza, en el ser humano, en hitos de la ciencia, la literatura y las epopeyas de conquistas antiguas y recientes, el vocero que nos ocupa usa una voz de gran potencia, una suerte de altavoz magnánimo que pretende despertar al lector de todas las desidias, y mostrarle el amor en casi todas sus formas.

Sobre su cama infinita
allende la Vía Láctea,
hoja a hoja, bráctea a bráctea
destruye su margarita
un púlsar. Lleva una cuita,
un quebradero de amor:
casi apaga su rotor
—vorágine de helio y fe—
por la enana roja de
la Galaxia de Escultor.

Quebranto de un púlsar por una enana roja)

Si algún susurro es especialmente potente y humano en este libro, es el de las distancias impuestas, de la amada por motivo de la guerra, y de la patria, donde cada motivo es válido, en ambas distancias hay un halo doloroso que flota sobre los versos y sobrecoge.

En calesas de la tarde
trajo la luna esta nieve.
Están doblando las nueve
campanadas: se hace tarde.
Ah, Claudia, siento que arde
aquí adentro cuando exclamo
tu nombre. Vuelvo y te llamo
y la ventisca se aterra.
Oremos porque esta guerra
culmine pronto. Te amo.

(Perfiles para Claudia)

Este cuaderno nos tima:
«Siglo XV» —¡Vaya fiasco!
Quiebro pareceres, casco
la Historia. ¿Yo seré el único?
Quisiera escribir un púnico
bajo el dolmen de Taguasco.[ii]

(Pasajeros. Fragmento)

Los que hemos leído décimas tradicionales, y las décimas de los poetas más innovadores del género, entre los que destaco a mi muy admirado Jesús Orta Ruíz, el indio Naborí, los que hemos disfrutado del repentismo en la décima, sabemos que hay una norma inquebrantable en todo ese hacer, la décima no puede ser un cuenco de diez versos donde se vierte un cierto número de ideas que riman, y que al final se mueve entre el vacío y la mediocridad, ese cuenco de diez versos tiene que llenarse de poesía, tiene que ser un poema que se instale en el mismo nivel de otro poema cualquiera, escrito en cualquier metro, en versos libres o rimados, tiene que alcanzar el lirismo que toda poesía exige, y en el caso del repentismo cubano hay que decir que la inteligencia con la que se construyen estos versos, no es un adorno, sino una herramienta hermosa y frágil, que solo pueden usar con maestría aquellos que tienen el saber, la sensibilidad y la sutileza de una pluma cayendo, solo así la décima pasa de ser una simple rima a ser un poema. Y este es el caso del libro que les recomiendo. “Vocero de Gaia” es un libro de poemas que no finge ser un libro de décimas, sino que se apropia de su musicalidad, de su lado tradicional, y de la inteligencia necesaria para convertirse en homenaje, convertirse en alegato, sin hacer ninguno explícitamente, convertirse en poesía, sin hacer otra cosa que invocar cierta luz en cada verso.

He ahí el placer de leer algo así, ese del que hablaba al principio de este escrito.

Sonia Díaz Corrales
Santa Cruz de Tenerife
20 de Abril y 2019 (Sábado de Gloria)

 

[i]Jorge E. de la Torre Rodríguez:

Natural de Guayos, Sancti Spiritus, Cuba (1975) y miembro desde muy joven del Taller Literario de Cabaiguán Rubén Martínez Villena.

Decimista, poeta y narrador. Estudió Licenciatura en Educación (especialidad Biología) en la Universidad Pedagógica de su provincia natal.

Ha obtenido premios y menciones tanto en Cuba (Regino Pedroso, 1998; Hilo Verde, 1994 ó Premio Provincial de Décima, 1996) como en España (Primer accésit en el V Festival Atlántico de Poesía, Gran Canaria, 2015).

Poemas suyos han sido publicados en Antología de décimas Canarias – Cuba, 2000; Todo el amor en décimas; Los dioses secretos; Las cuerdas de mi laúd (2000, 2001 y 2008, respectivamente); Vuelo de abejas; Antología de décimas cabaiguanenses y Siete poetas al país de Ofelia. Homenaje a Manuel Díaz Martínez, 2015.

Vocero de Gaia (2017) es su primer libro en solitario.

Desde 2001 reside en Tenerife, Islas Canarias.

[ii] Taguasco: Localidad de Cuba central.

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