Un aspecto fundamental —y sin el cual no se podría comprender en toda su dimensión a esta mujer admirable— es su actividad como luchadora social, que ha sido ejemplar e incansable.
Declaró que “la verdadera batalla del zapatismo está en atender de una vez las necesidades de las comunidades” y señaló que “entre las necesidades más urgentes están las de mejorar la nutrición de los menores de edad y hacer a las mujeres protagonistas de su propio desarrollo, un plan a largo plazo en el que se han dado ya los primeros pasos”. Esta es una de las razones por la cual Ofelia fundó el Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México. También formó parte del comité por la Libertad de los Presos de Atenco y actualmente pertenece al comité de la Campaña por la Defensa de la Madre Tierra y el Territorio.
Por sus méritos como activista ha recibido la Medalla Roque Dalton, el Premio Sergio Méndez Arceo por la Defensa de los Derechos Humanos y la Medalla de Yucatán a los Ciudadanos Distinguidos.
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