La banca sin conciencia se supera
En algún momento se firmó a espaldas de los accionistas del Banco Popular esta traición que, tras la apariencia legal, constituye una de las mayores estafas del sector bancario con más de trescientas mil evidencias de engaño delictivo.
Este golpe de rastrero trilerismo está orquestado desde la más alta influencia que ha decidido la desintegración identitaria de Europa y la destrucción de la clase media.
El destino de los ciudadanos está decidido por la manipulación de las decisiones políticas que obedecen a un solo plan de globalización. Las mareas monetarias arrastran con facilidad las voluntades de los gobernantes que firman obligadamente las decisiones de los poderosos que son los que en realidad manejan las cuentas de cada país, principalmente occidental.
La reunión del Club Bilderberg ha coincidido con el anuncio de la compra por el Santander. Antes se forzó una intervención europea del banco y por tanto un pretexto para rebajar el valor de la acción a cero. Una prestidigitación barata para una ruina multimillonaria que deja en indefensión a cuantos confiaron sus ahorros a una entidad que ha actuado con mala fe desde el principio.
Porque aquí no hay ninguna improvisación salvo en la chapuza de la gestión, estando planificada y acordada una huida por la puerta de atrás en el caso de consumado fracaso y que ha supuesto la venta por un euro simbólico al Banco de Santander. Asumida una deuda de 7.000 millones de euros se ha aliviado la carga destruyendo a quienes han sostenido sin saberlo esta farsa con previsible final de traición sin escrúpulos. Todo amparado bajo el vericueto legal de una repugnante maquinaria administrativa y jurídica.
No cabe duda de la intencionalidad cuando el Banco de Santander se prepara para hacer frente al previsible aluvión de respuesta jurídica contra esta propiciada ruina. Premeditación y alevosía que se pretende excusar con el aval de la legalidad, cuando todos los organismos se han configurado como cómplices de un robo a gran escala; sin paliativos. Los accionistas estaban condenados a la pérdida de su inversión antes de que acudieran al llamamiento de la ampliación de capital. Todo el reclamo era una trampa sutil para que, prescindiendo del orden moral, las acciones sostuvieran el espejismo de la solvencia con noticias esperanzadoras y cifras desvirtuadas hasta preparar el hachazo decisivo que deja fuera a los accionistas, con la absoluta indefensión que se han asegurado para llevar a cabo la ruin transacción.
Lo cierto es que esta maniobra ha arruinado a cientos de miles de familias que vieron convertidas sus acciones en valor cero. A bocajarro y sin piedad. Sin más… ni menos indignidad por parte de las autoridades financieras.
Asistimos a un teatro bien gestado para engañar a su propio público: una intervención europea obligada por la crisis del Popular, astutamente dirigida en la intención de vaciado con el fin de evitar las responsabilidades deudoras con los pequeños accionistas. Una carambola para salvar los platos rotos de la nefasta gestión del expresidente Ángel Ron y cumplimentar el plan de liquidación dirigido por el submarino Saracho que ha servido en bandeja de plata un banco cuya insolvencia fue enmascarada hasta el último momento, tomados por sorpresa cientos de miles de accionistas que acudieron a una ampliación de capital fraudulenta
Con la banca mediocre no se juega salvo que se asuman los riesgos que implica depositar la confianza en malhechores de guante blanco. No hay que dejarse engañar por los complejos tejemanejes que han desembocado en esta operación bancaria propia de estafadores sin honra, por muy altas que sean las poltronas desde donde se ha dirigido este exabrupto de inhumanidad.
Trescientos mil accionistas engañados conforman un gran ejército para tomar las calles y exigir a los orquestadores de sus ruinas que respondan por esta canallada que sin disimulo el Banco de Santander ha culminado, para mayor deshonra de sus responsables sin conciencia. No hay conciencia en quienes se enriquecen destruyendo la vida de cientos de miles de personas que confiaron en un banco.
Sabiendo lo que está detrás del Banco Popular, no es de extrañar que confirmando la fama traicionera de la institución hayan decidido sacrificar a los suyos entregando el alma una vez más o definitivamente a Satanás. Opus homini.
El Banco de Santander se ha superado en la muestra de inescrupulosa ambición que el afamado Emilio Botín se llevó al otro lado. El rico Epulón se verá miserablemente acompañado por quienes han continuado su obra mundanal, esta vez a expensas de la ruina de cientos de miles de familias superando con creces la expectativa de la codicia que se llevó, pobre infeliz, para la tumba. Orgullo de raza.
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