Las nueve musas
FONCA

Retos para nuevas políticas culturales

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“Si no luchas para acabar con la corrupción y la podredumbre,
terminarás formando parte de ella”, Joan Báez

El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, designó a la especialista en promoción de cultura popular y transformación de espacios públicos, Alejandra Frausto, al frente de la Secretaría de Cultura federal.

Después de las funestas administraciones anteriores, urgen políticas culturales justas, diversas e incluyentes.

Alejandra Frausto
Alejandra Frausto

Uno de los retos más ambiciosos del próximo gobierno es el de combatir la corrupción que ha permeado todos los ámbitos sociales, incluyendo el cultural. Es por ello que Alejandra Frausto enfrenta el enorme desafío de sanear, transparentar y democratizar la Secretaría de Cultura la cual, en manos de todos sus antecesores, se convirtió en un elefante blanco donde abundan casos documentados de corruptelas, compadrazgo, favoritismos y derroches; encima creó y propició la actual mafia cultural que se ha aprovechado hasta el hartazgo de los recursos públicos.

El Fonca (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) es la dependencia encargada de otorgar becas cada año para diversas ramas artísticas. A sus casi 30 años de fundación y ante los tiempos que corren cabe cuestionarse, ¿estos incentivos han sido de utilidad? Además de ofrecer un sostén económico para algunos artistas, ¿sus obras han logrado algún impacto social? Gracias a este programa, ¿hay más lectores, más asistentes a eventos culturales, las artes han llegado a diversos rincones y comunidades del país? Las recientes estadísticas indican que no. ¿Será pertinente conservar este esquema de subvenciones que en muchos casos ha sido de dádivas?

Hasta el momento lo cierto es que estos estímulos han permitido que ciertos artistas se dediquen únicamente a su oficio, aunque se les exige muy poco como retribución. El problema de fondo es que, con el devenir de los años, se ha hecho evidente que se subsidia frecuentemente a un puñado de individuos que se ha incrustado en el sistema: son los eternos privilegiados que a su vez, convertidos en jurados de futuros solicitantes, generan un círculo vicioso que favorece a unos cuantos y relega a muchos más. Solapados por las instituciones, encarnan la corrupción de la cultura oficial.

VeladorasPor ello amerita preguntarse si debe continuar este patrocinio o, lo que sería idóneo, volver a reglamentarlo, transparentarlo y democratizarlo para que esté al alcance de la mayoría y no de una camarilla. Considero que es indispensable renovar las normas para que se evite que “los mismos de siempre” se perpetúen en este programa; hay que limitar la cantidad de becas que pueda obtener una persona a fin de dar cabida a otros creadores, que no se otorguen en forma consecutiva e impedir que una persona obtenga otro tipo de apoyos del mismo sistema durante el año en curso.

De sobra sabemos que la mayoría de los creadores viven en condiciones precarias, esto debido a las políticas neoliberales implementadas en el país, sin embargo es inadmisible que el Estado provea a un grupúsculo, relegando a muchos artistas igual o más valiosos que ellos. Hay muchos creadores que también merecen apoyos, no solo para subsistir, sino para dar a conocer su obra y recibir las facilidades que otorga el sistema como difusión, publicaciones, participación en muestras, festivales y demás actividades que organizan tanto el Fonca como la Secretaría de Cultura.

Sobre el perverso círculo del sistema de becas vigente, el escritor José Agustín acusó al Fonca de “mecenazgo paternalista con tufo de cooptación”; nada más atinado ya que el grueso de los becarios ha evitado criticar las atroces políticas gubernamentales del pasado a fin de no incomodar a quien ha solventado. En contraste, el escritor Heriberto Yépez indica sobre las becas que “Hay que exigir que el sistema quede limpio de corrupción, porque los que las ganamos y creemos merecerlas y no negociamos con nadie obtenerlas, queremos que las becas y premios sean motivo de logro profesional y no de duda y desprestigio, y, sobre todo, porque quienes no las reciben y creen merecerlas, no deben sufrir represalias o exclusión”.

Para documentar más sobre el tema recomiendo el estudio de Tomás Ejea Mendoza en El FONCA y el estímulo a la creación teatral, el análisis publicado en la revista Letras Libres Fonca: mecenas rico de pueblo pobre y el artículo de Nadia Be’er Lo que el teatro revela de la política cultural del sexenio. Y si aún hay alguien que confíe en obtener una beca o cree merecerla, el escritor Alberto Chimal nos comparte algunas recomendaciones para presentar una solicitud, aunque él mismo advierte que “Hay numerosas historias de aspirantes y jueces corruptos, de apoyos que se dan a quienes no lo merecen, y varias son, incluso, ciertas. Pero no recomiendo intentar sobornos, cohechos ni nada parecido: siempre existe la posibilidad de que el jurado que va a leer el proyecto de uno sea honesto…”

FoncaOtro desafío que enfrenta Frausto es el de llevar arte y cultura a barrios, pueblos y comunidades marginales, más en una sociedad desgarrada por la violencia. Con esto se abatirían varios problemas: el de ofrecerle trabajo a diversos creadores –becarios y sobre todo independientes-, el de brindar una oferta cultural de calidad a la población, y el de usar el arte y la cultura para reconstruir el tejido social. Esta es una promesa de José Alfonso Suárez del Real, futuro encargado de la Secretaría de Cultura capitalina, reconciliar la CDMX a través de la cultura, así que esperamos que esta sea la estrategia en el resto de instituciones culturales del país.

Asimismo es imprescindible atender las exigencias de varias comunidades artísticas, como las de Chiapas, Guerrero y Chihuahua, que se han atrevido a hacer denuncias contra instituciones y funcionarios de la cultura acusándolos de discriminación, falta de pagos oportunos, despotismo y demás bajezas. Y otro asunto pendiente que deberá atender Frausto es el reclamo del gremio sobre la seguridad social.

Estos solo son alguno de los retos más acuciantes. Por todo lo anterior y confiando en que se avecina una etapa progresista, justa y democrática, es indispensable una profunda reforma en la Secretaría de Cultura federal, en las estatales, así como en el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes), el SNCA (Sistema Nacional de Creadores Artísticos), Iberescena y el resto de dependencias culturales del Estado.

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Humberto Robles

Nació en la Ciudad de México en 1965.

Dramaturgo y guionista independiente.

Paralelamente colabora con varias organizaciones de derechos humanos.

Actualmente es considerado el dramaturgo mexicano vivo más representado en el mundo (30 países, tres continentes).

Autor de las obras “Mujeres de Arena”, “Frida Kahlo Viva la Vida”, “La noche que jamás existió”, “El Arca de Noelia”, “Sangre en los Tacones”, “Nosotros somos los culpables”, “Leonardo y la máquina de volar”, “El Ornitorrinco”, “Les demoiselles d’Avignon”, entre otras.

Sus obras han sido traducidas al inglés, francés, portugués, italiano, alemán y polaco.

Ha recibido seis premios como dramaturgo, uno internacional y cuatro nacionales, entre ellos el Premio de la Fundación La Barraca de Venezuela y el Premio Nacional de Dramaturgia "Emilio Carballido" 2014.

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