Las nueve musas

Psicoterapia integral

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… la tarea más difícil y a la vez más hermosa del terapeuta es no limitarse al empleo de determinadas técnicas ni a tratar ciertos trastornos, sino ejercer una influencia formativa sobre las funciones psíquicas en su conjunto

Muller-Hegeman

La especie humana, desde el momento en que aparece sobre la tierra, portando una consciencia limitada y un pensamiento concreto, era presa de desorientación, temor, y alerta constante sobre peligros sufridos y por sufrir.

A ello se agregaba incertidumbre e impotencia ante el deterioro de salud y la muerte. Todo ello implicaba, desde luego, quebrantamiento del equilibrio mental.

No obstante, a pesar del desconocimiento existente en la época, el hombre comenzó a manipular, experimentar y aplicar sustancias, plantas y minerales a su alcance, a los cuales atribuía poderes sobrenaturales, y utilizaba con el fin de conjurar el mal. Desde aquellos lejanos tiempos, por medio de ensayos, quizás espontáneos, surgen individuos catalogados como brujos, chamanes, u otros, a los cuales se les atribuían poderes curativos; dentro de ello, con respecto a la mente. Producían por medio de la sugestión algún bienestar a miembros del clan o tribu, pero al mismo tiempo con su enemistad podían crear la muerte (Cannon, 1932).

De cualquier manera, con el desarrollo de la ciencia, y el conocimiento de las funciones psíquicas, aquellos curanderos fueron sustituidos por psicólogos y psiquiatras, convirtiéndose estos en el frente principal de la salud mental. La función psicoterapéutica, con el tiempo, sin pretender definición rigurosa, se convierte en medio para suministrar bienestar, satisfacción y coherencia a quien por una razón u otra carece, o ha perdido, el equilibrio mental.

Así, el papel del psicólogo, o el psiquiatra, no es solucionarle problemas ni ordenarle al paciente lo que tiene que hacer. Es, después de haber definido la etiología y patogenia de su trastorno, guiarlo en su aprendizaje sobre cómo vivir. De hecho no siempre pueden evitarse estados depresivos, ansiedad y derivaciones, tensiones fatigantes; mucho menos desaparecer factores estresantes. Pero si es posible conducir al paciente al desarrollo de sus capacidades adaptativas, aprender a manejar la adversidad, y prevenirla en lo posible.

La condición supra-estructural y subjetiva de la psique ha hecho de la psicoterapia un sumidero de criterios opuestos, divergentes, los cuales en ocasiones quedan empantanados en estériles movimientos especulativos. Algunos psicólogos se parcializan a ultranza por teoría, paradigma o corriente particular en el estudio de la vida mental, y excluyen drásticamente la que no sea congruente; peor aun cuando se involucran personalmente hasta terminar en ácida enemistad como lo he podido observar en algunos países.

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Lacan (PSICOLOGIA Y PSICOANALISIS)
  • Paul-Laurent Assoun (Escritor)

En conferencias impartidas a menudo me han preguntado a qué corriente me adscribo. Realmente siempre he pensado que el científico debe partir de lo hecho antes, “nada es nuevo bajo el sol”, pero cada cual debe asumir su propia teoría, su propia posición. He visto como se enfrentan conductistas contra psicoanalistas, “freudianos ortodoxos” (referidos a Sigmund Freud) contra “lacanianos” (referidos a Jacques Lacan), entre otras discusiones. Desde luego, de ese modo ponen de manifiesto incapacidad científica y la debilidad de sus conocimientos.

A medida que se investiga experimentalmente, se hacen estudios de caso, evaluación de programas, se define una personalidad de interés, se diagnostica uno y otro paciente, o este es orientado en psicoterapia, el especialista se percata de la multiplicidad de posibilidades en las diferentes posiciones teóricas de la psicoterapia y psicología en general.

Con el transcurso del tiempo se pone de manifiesto lo impreciso del complejo de Edipo y de Electra, pero al mismo tiempo se evidencia, no se puede negar, la atracción indiscutible de la hembra hacia el padre. No existe claridad objetiva en el mecanismo de Represión, pero cuando atiendes un paciente y tan solo hablando comienza a tomar consciencia de la relación causa-efecto entre un recuerdo y su estado anímico, comprendes que no todo es en “blanco y negro”.

Se evidencia también el desacierto de no tomar en cuenta las condiciones internas en la teoría del Conductismo, pero se observa que por medio de la desensibilización sistemática es que se puede eficazmente eliminar la fobia, mejor con las terapias de Albert Ellis y Aaron Beck, las cuales se presentan con enfoques diferentes pero en la práctica su divergencia no posee un peso importante, necesariamente una lleva a la otra. Algunos no prestan atención al insight, el inconsciente y la reestructuración de imagen, pero cuando terminas de hablar con un paciente, y este al acostarse a dormir en su hogar logra recomponer en su mente su situación personal de manera que encuentra solución y alivio emocional, te das cuenta la utilidad de la Gestalt.

Por otra parte, se observa una tendencia a ultranza de excluir radicalmente cualquier hipótesis, teoría, tesis, opinión que no esté estricta y estrechamente basada en evidencia objetiva. Esta posición en el pensamiento crítico proviene de la filosofía Positivista, sostenida por Auguste Comte (1798-1857), cuya idea fundamental consistía en contemplar como válido solo lo objetivamente medible. Por consiguiente, la experimentación científica es el único camino a la verdad. Esta forma de pensar, en sentido amplio, es un rechazo a la Metafísica, desarrollada por Aristóteles en la antigüedad y la cual contempla los aspectos no medibles del hombre. El Positivismo a su vez condujo al Empirismo, corriente la cual enfatiza la medición científica. Estas posiciones allanan el camino hacia el Conductismo, con las figuras cimeras John Broadus Watson (1908-1921) y Frederic Skinner (1904-1990).

Sin embargo, el Positivismo deriva en el Post-positivismo, corriente la cual considera insuficiente la evidencia empírica para llegar a la verdad.

La multiplicidad de variables que intervienen en un fenómeno abre la posibilidad de error a pesar de su exhaustiva objetividad.

Se considera por tanto que percepción e ideación tienen lugar desde la perspectiva particular del individuo, por consiguiente cada cual percibe a su modo su realidad.

En consecuencia, es imprescindible la evidencia objetiva para llegar a la verdad por medio de indagación científica, pero no se excluye la intervención de variables no medibles. Este hecho se evidencia en el efecto patogénico del estrés severo, metodológicamente este conlleva una seria dificultad en su estudio. Por una parte, la relación schock y contra-schock (Seyle, 1954) implica que sus consecuencias nocivas no se manifiestan de manera inmediata sino tiempo después, y por la otra, la inespecificidad de sus manifestaciones (Lazarus & Folkman, 1984), hace difícil definir rigurosamente su relación causa-efecto. Por consiguiente, el fenómeno del estrés y enfermedades derivadas son observables en práctica clínica, pero no con nitidez en estudios experimentales.

De cualquier manera, en cualquier línea psicoterapéutica, el paciente es uno solo y no hay tantos como corrientes teóricas en psicoterapia y psicología. El carácter multifacético de su existencia posibilita usar diferentes instrumentos en su atención, exigidos de acuerdo a su dolencia, y esa misma multiplicidad ha sido lo que ha promovido la diversificación de medios psicoterapéuticos.

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Palabras dichas por un psicoterapeuta a cada paciente al inicio de su atención

El psicoterapeuta debe comprender que la eficacia de su tarea comienza por él mismo, lo fundamental parte de su propia persona; al margen de mantener una u otra posición teórica. La más elemental lógica demuestra que si es el llamado a ayudar a otros a encontrar felicidad, debe ser portador de cualidades personales inspiradoras de confianza, sea un psicoanalista, conductista, humanista, o de cualquier otra posición.

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El psicoterapeuta actúa modificando las creencias e ideas que conducen al trastorno del paciente, pero solo demostrando y orientando sobre caminos a seguir. Modifica el sentido afectivo y emocional de acontecimientos pasados, pero a través de la catarsis, inhibición de huellas neurales, desensibilización sistemática o ajuste paulatino al acontecimiento estresante. Complementariamente usa técnicas dirigidas a la inhibición de la activación psico-cerebral intensa, y por ende la emoción extrema. De ese modo coadyuva a reducir sintomatología de derivaciones del estrés; entre ellas, ansiedad, depresión, fatiga, entre otras (American Cancer Society, 2012).

Desde cualquier paradigma, el psicoterapeuta, para tener éxito, debe portar cualidades personales adecuadas a su labor. Entre ellas, devoción y respeto por su profesión, tener una elevada autoestima y confianza en su capacidad como terapeuta. Pero al mismo tiempo ser natural y mostrar modestia por exitoso que sea en su labor. Debe ser analítico y observador en el estudio del paciente, y al mismo tiempo mantener discretamente el estado de alerta ante la veracidad o distorsión, intencional o no, de su narración. Cumplir estrictamente con la ética profesional, en especial la confidencialidad, el consentimiento del paciente, y saber guardar los límites interpersonales.

El psicoterapeuta debe necesariamente ganar la confianza y simpatía del paciente, es condición imprescindible para el éxito de su acción terapéutica ser veraz en todo momento, pero si está obligado a transmitir información traumática debe ser causando el menor daño posible. Ser además sensible, y gustoso por ayudar al paciente. No puede ser hermético ni de pocas palabras, por el contrario, debe ser franco, expresivo, y jovial. Demostrar interés por la dolencia y trastorno del paciente, comprensión por su estado y situación, sonreírle y hacer que se sienta atendido con su conversación.

Al paciente se le debe permitir expresarse libremente y sin interrupción, mientras se presta concentrada atención a sus planteamientos; a menos que sea comentario al margen, incitación a continuar, o pedir una aclaración. Permitirle que llore, grite, o se lamente si así lo quisiera. El psicoterapeuta propicia en la conversación la disposición y decisión del paciente para manifestar su sufrimiento en todos sus detalles, aun los más escondidos. No obstante, si no se decide no se puede presionar al respecto, paulatinamente ganará en confianza. Se le exhorta a explicar todo lo que siente, haciéndole comprender y dejándole con absoluta claridad de que lo allí hablado quedará dentro de ese recinto; a menos que surja la intención suicida, o se vislumbre la ocurrencia de un hecho exigido su comunicación por la ley.

El paciente solamente tendrá confianza suficiente para tomar al terapeuta como “paño de lágrimas” si se ha hecho adecuada relación de simpatía, pero hacer lo posible por impedir una reacción descontrolada de conducta. Una adolescente traída a consulta por su propia madre, enfermera del mismo centro laboral del terapeuta, reaccionó en la conversación con pateando con agresiva brusquedad el escritorio; aunque la ira era contra la madre no contra el psicólogo.

Nunca el psicoterapeuta debe contraponer sus propios criterios a los del paciente, se le está ayudando no es una polémica de un tema u otro. Lo que diga se recibe, acepta y analiza imparcialmente, sin asumir posición moral si no se daña otras personas. Tampoco poner en tela de juicio sus apreciaciones; mucho menos corresponde discriminación alguna por raza, religión o género (Sue & Sue, 2003).

Si se considera significativamente errónea una opinión en el paciente, lo cual agrava o es causa de su estado, no se le debe rebatir ni manifestar oposición de manera categórica y abierta, menos cuando se trate de un enjuiciamiento irritante. Se debe ir al desmontaje de las equivocadas creencias pero sin provocarle indisposición (David, 2007) (Beck & David, 2007) (Beck,1986).

Debe el terapeuta situarse en posición de comprensión pero transmitiendo de manera imparcial los pro y contra del conflicto, es decir analizarlo en uno y otro sentido y hacerlo con cordialidad, sin parcialización alguna. No se le debe expresar desprecio, subvaloración, desestimación, desagrado, por su actitud. Por el contrario, mostrarle que se sabe la razón por la cual se siente así y enfatizarle la existencia de posibilidades de solución. Si el terapeuta se da cuenta que el paciente quiere que le digan lo que quiere, y no lo real, se requiere habilidad y paciencia para hacerle entender como es su situación; nunca adoptar intransigencia.

Nunca se le debe decir al paciente que haga una u otra cosa, imponerle un camino, o conducta seguir. Ni siquiera aconsejarlo, lo requerido es demostrarle lo erróneo de sus ideas a partir de la terapia Cognitivo-conductual (Corey, 1996). En la psicoterapia se supone que la conversación con el paciente es esclarecerle su situación y alternativas de solución, a lo sumo demostrarle las causas de su problema. En conjunto con el terapeuta se analizan posibilidades de lograr nueva finalidad, un cambio en el estilo de vida, creación de nuevos intereses. No obstante, en ocasiones en que se manifiesta pusilanimidad, indecisión y miedo, se requiere hablarles con firmeza para intentar sacarlo de su marasmo e inamovilidad., pero esa acción debe ser meticulosamente calculada.

Insight es la comprensión, solución, o logro adaptativo arribando a la consciencia de manera relativamente brusca, y como resultado del proceso inconsciente de la información. Este hecho ha sido estudiado por la corriente de la Gestalt, se produce cotidianamente, pero también puede ser encauzado en la psique del paciente desde la consulta. La práctica clínica demuestra que cuando el terapeuta conduce al paciente por los senderos claros u obscuros de su situación, su pasado, contexto socio-ambiental-familiar que le ha rodeado y le rodea, sin ser enfoque propiamente psicoanalítico, humanista o existencialista, la causa o solución de su estado aflora a consciencia, y puede ocurrir inmediatamente en conversación con el terapeuta, en medio de actividades cotidianas, o mediante las imágenes oníricas durante el sueño; en ocasiones el Insight, por sí solo propicia el reajuste terapéutico (Kohler, 1925) (Hergenhahn & Olson, 2007).

Por otra parte, ante el paciente no se puede mostrar apuro, premura, ni falta de tiempo, en casos de que se extienda demasiado se le debe ir indicando sugestivamente que hay que finalizar, como hablar en pasado, e ir determinando conclusiones o indicaciones señalando los próximos encuentros. Lo más importante es satisfacer sus expectativas en cada entrevista.


 American Cancer Society (2012). Complementary and alternative methods for cancer management.

Beck, A. & David, D. (2007) Editorial. Journal of Cognitive and Behavioral Psychotherapies, 7, 2, 125-126.

Beck, A. (1986) Cognitive Therapy and emotional disorders. 4th edition. Connecticut: International Universities Press, Inc.

Cannon, W. (1932) The Wisdom of the Body. Nueva York: W.W. Norton and Co.

Corey, G. (1996). Theory and Practice of Counseling and Psychotherapy. United States: Brooks/Cole.

David, D. (2007) Quo Vadis CBT? Trans-cultural Perspective on the Past, Present and Future of Cognitive-behavioral Therapies: Interviews with the Current Leadership in Cognitive-Behavioral Therapies. Journal of Cognitive and Behavioral Psychotherapies, 7, 2, 171-217

Hergenhahn, B.R. & Olson, M.H. (2007) An Introduction to Theories of Personality. USA: Pearson-Prentice Hall, Seventh Edition

Klinneberg, O. (1966) Psicología social. México: Ed. Fondo de Cultura Económica

Kohler, W. (1925) Intelligence in Apes. The Journal of Genetic Psychology, 32, 4, 674-690

Lazarus, R. & Folkman, S. (1984) Stress, Appraisal, and Coping. Springer Publishing Company: New York.

Seyle, H. (1954) Stress. Sufrimiento. Editorial Científico-Médica: España

Sue, D.W. & Sue, D. (2003). Counseling the Culturally Diverse. Theory and Practice. United States of America: John Wiley & Sons, Inc.

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José Ramón Ponce (†)

José Ramón Ponce

Doctor en Psicoanálisis, Universidad de Psicoanálisis Humanístico, Brasil.

Master en Psicología de la Salud, por la Walden University, Minnesota.

Licenciado en Psicología, certificado Josef Silny & Associates, Inc. Licencia de Hipnoterapia, USA.

Investigador Agregado por la Academia de ciencias de Cuba.

Fue miembro de la Sociedad de Neurociencias de Cuba, Sociedad de Psicología de la salud de Cuba, Grupo Nacional de Termalismo. Fundador y creador de la Sociedad Cubana de Hipnosis, en la Academia de Ciencias de Cuba. Miembro de la Sociedad Venezolana de Hipertensión arterial. Participante de eventos científicos nacionales e internacionales. Le han realizado numerosos reportajes de prensa por su trabajo.

Libros publicados:

Dialéctica de las actitudes en la Personalidad
El Sistema Psíquico del Hombre
Estrés emocional y su afrontamiento
Como estudiar mejor y sin estrés
Conversando con adolescentes
Un Hombre ante sí mismo
Hipnosis y relajación emocional.
Folletos en apoyo a la docencia.​

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