Las nueve musas
salud mental

Mecanismo emocional en el trastorno mental

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La naturaleza del cuerpo puede ser entendida solamente como un todo; y este es el gran error de nuestros días en el tratamiento del cuerpo humano, que los médicos separan el alma del cuerpo
Hipócrates, citado por Platón,’Diálogos’

PSICOTERAPIA Y RELAJACIÓN HIPNÓTICA III

Recuerdo, a raíz de terminar mis estudios universitarios y cursando en escuela de idiomas, un suceso que para mí fue desconcertante.

Estudiábamos en mesas de dos personas, y a mi lado se sentaba una muy cercana amiga, la que por añadidura tenía terror a las cucarachas.

En un momento dado entró un ejemplar de ese insecto volando por la ventana, y de un solo salto, desde el mismo asiento, ella se elevó y cayó sobre mis piernas, junto a los naturales gritos y caída de muebles. Lo asombroso radicaba en cómo sin tomar ningún impulso ni apoyarse en sus pies pudo dar ese salto. Es llamativo el nivel de terror y movilización muscular que debió haber tenido lugar en ella para hacer lo que hizo.

Walter Cannon
Walter Cannon

El fisiólogo estadounidense Walter Cannon (1871-1945) descubrió en sus investigaciones el mecanismo animal de la Reacción de Emergencia, a través del cual se despliega las conductas de lucha/huida, únicas defensas de especies anteriores al hombre. Ese mecanismo rebasa la existencia de la psique, siendo netamente instintivo; por ejemplo, se observa en las hormigas, arácnidos, y otros que no poseen psique propiamente.

Sin embargo, lo que aporta la energía para luchar o huir es la emoción. Esta consiste en la expresión psíquica de la activación cerebral, son dos caras de la misma moneda. Por ello el proceso emocional es psicológico y fisiológico al mismo tiempo, y por añadidura, difiere del sentimiento. Este consiste en cómo la persona siente lo que se le presenta o sucede, mientras emoción es solo el proceso que imprime energía movilizadora.

Ante las situaciones o hechos, para los cuales la persona no posee la posibilidad de respuesta adaptativa de un modo, inmediato y eficaz, la emoción se eleva hasta adquirir nivel extremo como compensación y ajuste interno. En consecuencia, como efecto colateral se produce el estrés, el cual consiste en el desequilibrio generalizado del cuerpo-mente, donde se desorganizan las funciones psíquicas y físicas, desde la piel hasta el interior de las células del cuerpo. Obsérvese el siguiente hecho del cual fui testigo:

A los funerales de la madre de una compañera de trabajo acudimos todos a brindarle nuestro apoyo. Ella, queriendo demostrar estoicismo no manifestaba su dolor, represaba sus lágrimas, aparentaba estar inmutable. Sin embargo, lo que hizo fue represar drásticamente su sentimiento, provocando dramáticas consecuencias. Al momento de sepultar el cadáver su dolor alcanzó elevada magnitud, sintió fuerte opresión en el pecho, y dificultades para respirar. Afortunadamente estaba rodeada por varios médicos y enfermeras del centro de salud donde trabajábamos; yo estaba metros atrás. Se tomaron las medidas pertinentes y pudo volver a respirar, pero a renglón seguido se mostró el sufrimiento negado hasta ese momento. No hubo gritos ni histeria, solo rompió en un llanto hondo y acongojado, lacerante a todos los presentes. El severo estrés sufrido había revertido la sobrecarga emocional a órganos respiratorios.

El estrés emocional no es enfermedad, pero la origina, propicia, desencadena o agrava. De cualquier manera, si la emoción alcanza nivel extremo, estresante, el camino a la enfermedad está allanado. Se sabe que el estrés puede enfermar, pero ¿cómo lo hace?

Para explicarlo imaginen una gata cuidando sus gaticos recién nacidos, y al momento en que se le acerca un perro agresivo ¿cómo reacciona la gata?:

  • Se produce la Reacción de Emergencia, por lo que queda estática y conmovida.
  • Mira fijamente a su agresor como para medir sus actos, se encuentra indecisa en huir o luchar, ir hacia un lado u otro.
  • Cerebro y mente quedan en estado de alerta funcionando velozmente, pudiendo llegar a la confusión y desorientación.
  • Se produce intensa contracción muscular, saca sus garras, prepara las mandíbulas, ocurre la piloerección, y el ritmo respiratorio se acelera.
  • Pero esa reacción requiere abundante oxígeno, por lo que los órganos respiratorios son forzados a mayor intensidad y rapidez.
  • ¿Pero quién transporta el oxígeno al cerebro y los músculos?: La sangre. Se sobrecarga por lo tanto el sistema cardiovascular.
  • ¿Y quién coordina esas funciones internas?: El sistema endocrino. Se produce por lo tanto el desbalance de hormonas y neurotransmisores.
  • Consecuentemente se desequilibra el sistema autónomo, Simpático y Parasimpático, y por ende se alteran estómago, intestinos, páncreas, hígado, piel, presión arterial.
  • En fin, se produce el desbalance total del cuerpo-mente.
Walter Rudolf Hess
Walter Rudolf Hess

Sin embargo, esa energía emocional en el animal se gasta en la acción, pasada la situación agresiva la gata regresa a relativa normalidad. Queda en estado pasivo, tranquilo, sereno, en una reacción opuesta al estrés sufrido. Se reparan entonces daños físicos y psíquicos causados por el estrés. Ese estado de recuperación, natural, biológico, relajado, fue descubierto en los años 50’ por Walter Hess, premio Nobel de Medicina, por medio de investigaciones con el cerebro de gatos.

¿Pero qué ocurre en el ser humano? ¿Por qué enferma y el animal no? En nuestra especie se yuxtapone la condición social a la biológica, por lo cual permanece el mismo mecanismo, pero operando a través de la consciencia. Si los primeros hombres, aquellos que vivían en cavernas y eran apenas conscientes de su natural entorno, necesitaban una mujer, la tomaban a la fuerza. Si tenían una discordia con otro de su clan, lo atacaba con un garrote, y si sentía hambre se comía el animal crudo.

Pero el humano civilizado está sometido a tantas limitaciones y presiones sociales que no siempre logra alcanzar la felicidad, o incluso en ocasiones ni siquiera sabe que nunca ha conocido ni tan siquiera la tranquilidad. Por consiguiente, la reacción defensiva, emocional, es la misma que en el animal, pero no puede expedita y suficientemente traducirse en la acción. En consecuencia, se produce un desbalance entre la energía generada y la utilizada, o sea, se crea un “cuello de botella” energético.

Esta energía excedente, sin suficiente salida, revierte a los órganos internos y la mente en búsqueda de su propio equilibrio, pero al mismo tiempo desequilibra el sistema; o sea tiene lugar el estrés, con efectos peores que en el animal. Finalmente, como consecuencia del desequilibrio interno surge la enfermedad, haciéndose visible solo cuando el daño ya está hecho.

Trastornos psíquicos como el ataque de pánico, ansiedad generalizada, fobias, depresión, psicosomáticos, entre otros, son esencialmente propiciados por el nivel emocional extremo, sea agudo o sostenido. Otros trastornos, aunque de origen predominantemente genético, como bipolar o esquizofrenia, según diversas concepciones especializadas debutan en el enfermo a causa del intenso estrés.

El estrés, tanto agudo como sostenido, afecta el funcionamiento mental y también el físico. El agudo puede producirse por fallecimiento de un ser querido, impacto traumático, o amenaza inminente. Atendí por ansiedad generalizada un paciente que siendo muy joven, sufrió una fuerte conmoción cuando le explotó muy cerca una bomba activada por terroristas. Pero no solo eso, sino que a renglón seguido llegó la policía al lugar, y creyendo que había sido él quien perpetró el acto, le propinaron severa y cruenta paliza. De inmediato fue llevado a la estación de policía, lo cual en ese país suponía fusilamiento inmediato. Sin embargo, no ocurrió así, pero al salir, aterrorizado y adolorido, se vio en una mano la primera mancha del vitíligo.

Similar hecho me narraba otra paciente, la cual se aterrorizó al producirse un desperfecto en el avión en que viajaba. Afortunadamente aterrizaron sin gran dificultad, pero no había salido del aeropuerto cuando en el baño notó pequeña despigmentación en un codo; después supo que le comenzó en ese momento el vitíligo.

Es de destacar que el origen del sistema nervioso y la piel es el mismo. En la formación del Tubo neural, antes de comenzar a formarse el feto propiamente, su parte interior se convierte en órganos nerviosos, y su envoltura externa en piel, ambos se originan en el mismo tejido biológico. Se agrega que el desbalance de adrenalina afecta sus procesos, conocí una persona a la cual se le podía medir su alteración emocional según la extensión de dermatitis atópica presentada, saliendo del cuello y extendiéndose hacia abajo. Al ver esa reacción me percataba de su ansiedad, irritación, miedo, u otro estado emocional nocivo.

estrés

El efecto psicosomático del estrés también se observa en forma sostenida, y lo peor es que la persona puede no percatarse del daño, o no comprender la relación existente entre su estado y su enfermedad. Un joven, el cual a partir de traumas de orden familiar comienzan episodios de alopecia a la edad de siete años, al cumplir quince y por el infarto de la madre, se estabiliza el trastorno; cuando llegó a consulta contaba con 21 años y no tenía ni un cabello. Con el apoyo afectivo brindado, asistencia a mis conferencias sabatinas de cómo afrontar el estrés, y también promoviendo el ajuste a su situación, fue mejorando y el cabello comenzó a crecer, aunque muy lentamente.

Obsérvese este caso, aún más ilustrativo:

Adolescente de catorce años, hijo único, cubierto en el cuerpo entero de un grado avanzado de psoriasis, sumamente hermético, inseguro y demostrando un miedo significativo en la visita. Es traído por el padre, y remitido por el director de la clínica, considerándose que la causa de su enfermedad era un estrés sostenido de desmesurada intensidad.

Nunca pude hablar con la madre porque el padre del niño no le permitía hablar con hombres y apenas salía de la casa. Tampoco nunca pude hablar a solas con el joven porque el padre tampoco lo admitía. Él y su esposa eran absorbidos por un exacerbado dogmatismo fanático dentro de la secta cristiana a la que pertenecían, y la cual además le imponían al joven. No solo eso, según deduje, ella vivía aterrorizada, refugiada vehementemente en la religión, y ese terror también se lo transmitía a su hijo.

Tomando “al vuelo” algunas respuestas vagas del niño, me percaté del conflicto angustiante en que se encontraba con respecto a sus impulsos sexuales. No solo era con la posibilidad de canalizarlos con otra persona ni consigo mismo, simplemente el hecho de sentirlos lo aterrorizaba con respecto a las represalias que tomaría Jesús por sentir eso. A los momentos subsiguientes en que esos impulsos se intensificaban, se agravaba y ampliaban las lesiones de la piel; al serenarse se retiraban solo en alguna medida, aunque permanecía como severa. Sin embargo, no podía profundizar en el tema porque el padre no lo permitía. Opté, al sentirme impotente por ayudar al niño, por remitirlos de nuevo al director, y que el hiciera lo que considerara.

estrésLa enfermedad originada en el estrés puede manifestarse por cualquier brecha de la mente o cuerpo. ¿Pero cómo se manifiesta de manera tan variable e inespecífica? Para explicar esto, debemos imaginar una gigantesca red de tuberías de la ciudad, el agua fluye y va desgastando con su fuerza las paredes de los conductos. Llega un momento en que la tubería envejece y deteriora, el agua, con la presión mantenida, la perfora y en su salida tiende a agrandar el agujero de la rotura. Al mismo tiempo disminuye la presión en todos los demás puntos de los conductos por ley de la física.

Una vez que se estabiliza en una vía de salida específica, esta queda propensa a nueva manifestación, y es por donde aparece e instala la enfermedad. Por ejemplo, si es hipertenso, cuando se tenga una discusión, fatiga por exceso de trabajo u otra situación estresante ¿cómo se expresa el estrés?: subiéndole tensión arterial. Si tiende a los trastornos gastrointestinales vendrá diarrea, vómito, gastritis. Si hay fobia, cada vez que el estrés aumenta se activará más el temor.

En la mayoría de los casos, antes de llegar la enfermedad, se producen “llamados de alerta”, manifestaciones, pasajeras o frecuentes. Son avisos de lo que puede ocurrir posteriormente, pueden también alternarse, o sea observarse unas y después otras. Son los diversos puntos de presión; o sea, por donde puede aparecer la enfermedad. Esta aparece a medida que el deterioro sea intenso, continuo y reiterativo.

El canal fisiológico por el cual la emoción extrema incide de manera nociva sobre el cuerpo comienza con la intensa activación cerebral, la cual crea desbalance interno que propicia el camino a la enfermedad.  La excitación intensa del tejido neural del cerebro se extiende, primero, al sistema límbico, y al sentirse adverso el hecho o situación continúa la estimulación a órganos activadores, o sea Formación reticular y sistema talámico.

Segundo, los órganos activadores estimulan el eje hipotálamo-hipofisiario, desencadenando un torrente de hormonas partiendo de la hipófisis o pituitaria. Esta cascada hormonal transita por los canales endocrinos Simpatoadrenodedular, Hipofisotiroideo e Hipofisoadrenocortical, que alcanzan hasta el último rincón del cuerpo. Ese desbalance hormonal conlleva, entre otras, dos substancias muy dañinas el cortisol y adrenalina.

Tercero, el cúmulo endocrino deteriora los componentes productores de oxígeno en cada célula del cuerpo, los Circuitos de Kreb, compuestos por moléculas de adenosin-trifosfato (ATP) adenosin-monofosfato (AMP), y adenosin-fosfato (ADP).

Cuarto, el déficit de oxigenación implica daños a los diferentes sistemas motores, desde la corteza hasta último músculo; incluida la musculatura voluntaria y la involuntaria. Además de ello se desequilibra el intercambio de glucosa; entre otros efectos nocivos.

Quinto, derivando de hormona ACTH, especialmente los glucocorticoides y el cortisol por una vertiente, y adrenalina o noradrenalina por otra, se reduce la capacidad defensiva del sistema inmunitario. Dentro de ello deteriora la potencialidad de los linfocitos T, y por consiguiente células NK o Killer, las cuales juegan importante papel en la prevención de enfermedades; entre ellas el cáncer.

Continuaremos explicando en próximas entregas.

Breedlove, S. M., Watson, N. V., & Rosenzweig, M. R. (2010). Biological psychology: An introduction to behavioral, cognitive, and clinical neuroscience. 6th ed. Sunderland, MA: Sinauer Associates, Inc. Publishers.

Contrada, R. J., & Baum, A. (Eds.). (2011). The handbook of stress science: Biology, psychology, and health. New York, NY: Springer Publishing Company. ISBN: 978-0-8261-1471-6

Lazarus, R. & Folkman, S. (1984) Stress, Appraisal, and Coping. Springer Publishing Company: New York.

José Ramón Ponce (†)

José Ramón Ponce

Doctor en Psicoanálisis, Universidad de Psicoanálisis Humanístico, Brasil.

Master en Psicología de la Salud, por la Walden University, Minnesota.

Licenciado en Psicología, certificado Josef Silny & Associates, Inc. Licencia de Hipnoterapia, USA.

Investigador Agregado por la Academia de ciencias de Cuba.

Fue miembro de la Sociedad de Neurociencias de Cuba, Sociedad de Psicología de la salud de Cuba, Grupo Nacional de Termalismo. Fundador y creador de la Sociedad Cubana de Hipnosis, en la Academia de Ciencias de Cuba. Miembro de la Sociedad Venezolana de Hipertensión arterial. Participante de eventos científicos nacionales e internacionales. Le han realizado numerosos reportajes de prensa por su trabajo.

Libros publicados:

Dialéctica de las actitudes en la Personalidad
El Sistema Psíquico del Hombre
Estrés emocional y su afrontamiento
Como estudiar mejor y sin estrés
Conversando con adolescentes
Un Hombre ante sí mismo
Hipnosis y relajación emocional.
Folletos en apoyo a la docencia.​

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