Las nueve musas
Manuel García

Manuel García por Javier Camarena

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Muy rara vez nos detenemos a pensar en el enorme patrimonio lírico que poseemos los iberoamericanos, pero menos aún reflexionamos sobre lo poco que lo conocemos.

Difícilmente podemos analizar su calidad cuando hay un 80% de obras inéditas en el amplio mundo Hispanoamericano.

Manuel García
Manuel García, por Francisco de Goya

Cuando, además, el porcentaje de las obras representadas de manera continua ante el público es mínimo y, sobre todo, cuando por principio consideramos que es un repertorio menor, a pesar de las valoraciones de sus contemporáneos.

Esto es lo que pasa con Manuel García (1775-1832), sevillano, cuya fama internacional como intérprete y como padre de cantantes excepcionales, ensombreció su enorme obra como compositor y hemos tenido que esperar casi dos siglos para que se despierte nuevamente la atención alrededor de su trabajo, aunque Héctor Berlioz, George Sand y Franz Liszt hubiesen hecho enormes elogios sobra ella.

Es muy fácil recordar la frase que dice: “Nadie es profeta en su tierra” y que en nuestras instituciones siempre hay una inclinación especial por lo extranjero en el ámbito operístico, pero no podemos dejar de lado que la cultura no le pertenece a las instituciones sino a los artistas y a los intelectuales, por lo tanto es nuestra responsabilidad que dicha obra, aún hoy, continúe en su mayor parte inédita. Esas parecen ser las razones de Javier Camarena para crear una de las grabaciones más importantes que se han dado en los últimos años y que, a la vez, es un hecho histórico para el repertorio Hispanoamericano.

¿Quién es Manuel García?

Manuel del Pópulo Vicente García nació en Sevilla en 1775. Fue cantante infantil  muy apreciado por el público hasta que muda la voz a los quince años.

Su primera composición: La maja y el majo  fue estrenada en Madrid  en 1798, ciudad a la que se muda a partir de ese año, y al parecer fue recibida con bastante beneplácito por un público muy participativo. Sólo tres años después, en 1802, García es anunciado en los carteles de la temporada como Primo Tenore de las compañías de ópera en Madrid y, muy importante, también como compositor.

Manuel García fue un reconocido intérprete de Rossini, se dice que para él fue escrito el papel del Conde Almaviva del famoso Il Barbiere di Siviglia y que incluso el sevillano que ya era una estrella de la ópera en Francia e Italia, fue mecenas y protector del joven compositor que estaba comenzando con su meteórica carrera. Se ha podido confirmar su trabajo en París, Londres, Roma, Turín, Nápoles y Milán, además de la capital española, Nueva York  y una trágica gira por México en plena efervescencia por su independencia de España.

Padre de María Malibrán y Pauline Viardot, cantantes que recorrerán el mundo con carreras estelares y compositor de sesenta y nueve obras escénicas, entre tonadillas y óperas, una decena de obras vocales sacras y muchas obras más que integran un catálogo de ciento cuarenta y nueve composiciones.

José Joaquín Mora, su biógrafo en vida dijo sobre él:

La flexibilidad de su talento como actor es una de las prendas más dignas de admiración. En Otello parece inspirado por la musa tenebrosa de Shakespeare; en Almaviva lo está en efecto, por los recuerdos de su patria y por toda la gracia y soltura de Andalucía.”[1]

Muere en París en junio de 1832, rodeado por el escándalo del comportamiento poco “moral” de su famosa hija María Malibrán (con quien parece que siempre tuvo una relación muy conflictiva y que sólo le sobrevivió cuatro años) y rodeado por el resto de su familia. De hecho su fondo documental se encuentra, en su mayoría, en esta ciudad.

Importancia de su obra

caprichos líricos
Caprichos líricos españoles – música de Manuel García

A diferencia de otros cantantes que han incursionado en la composición, las obras de García muestran una maestría poco común.

Llenas de situaciones bien equilibradas entre la escena y la orquesta, con melodías cuya belleza no les envidia nada a los grandes compositores de su tiempo y con personajes de psicología interesante, las óperas de García no son trabajos de segunda fila, como se han tratado de catalogar, ni obras solamente con fines pedagógicos y mucho menos una imitación de los maestros italianos del momento. Es una propuesta propia, adscrita al estilo musical de su tiempo y enriquecida con el bagaje popular español.

Para comprender la innovación que significó el trabajo de García ayuda mucho leer esta descripción del estado de la música teatral de su tiempo y su inserción en él, hecha por su contemporáneo y compatriota anteriormente mencionado:

La música teatral se hallaba entonces en tan lastimoso estado como todos los ramos de la ilustración pública, bajo el influjo de la ignorante y corrompida Corte del débil Carlos IV… sólo se oían en los teatro de Madrid groseras y frías tonadillas, o tal cual Zarzuela innoble y trivial, con que terminaba la función después de un comedión disparatado de Comella y Valladares. Ni la menor idea tenía el público de Madrid del nuevo género melodramático, introducido y perfeccionado en los teatros de Francia por la escuela de Mehul, de Dalairac, de Bretón y Della Maria. García fue el primero que ennobleció el teatro español con aquellas preciosas producciones. En ellas desplegó por primera vez su canto armonioso y suave, su gesto expresivo (sic) y su gusto delicado.[2]

Su extraña relación con España, de la que salió por voluntad propia y a la que no quiso volver, pero que conservó siempre en los aires, temas y ritmos musicales de su trabajo, es, al final, lo que le da un sello único a su trabajo.

 Javier Camarena interpretando a Manuel García

La primera cosa que atrae de este proyecto es que un tenor virtuoso interprete la música escrita por otro igual. La segunda, que se refiera a la posibilidad del rescate de la obra de este sevillano condenado al olvido o al desprecio de su calidad de compositor.

No se trata de un CD dedicado a las proezas vocales por todos conocidas de este tenor mexicano, (aunque el escucha puede disfrutar de su icónica interpretación de las arias de Cenerentola o Il barbiere di Siviglia) sino, sobre todo, del encuentro con partituras muy poco conocidas de la obra Gioachino Rossini como Ricciardo e Zoraide o el dúo de Armida al lado de Cecilia Bartoli, también un compositor tan olvidado como Niccoló Zingarelli, pero sobre todo, la ejecución magistral de las arias de Manuel García que sorprenden por muchas razones tanto técnicas como estilísticas.

Muchas obras del bel canto y de la ópera antigua han sido rescatadas por grandes intérpretes que les han dado la vigencia y visibilidad que merecen. En este caso, Camarena nos hace volver los ojos a nuestro tan desconocido como despreciado repertorio operístico hispanoamericano, demostrando las posibilidades técnicas y expresivas de estas partituras. Es muy difícil tener un mejor intérprete para este objetivo y esa, sin duda, es la causa de su éxito.

El disco comienza con el aria “Hernando desventurado, cara gitana del alma mía…” de la ópera El gitano por amor compuesta en México en su fatídico viaje de 1828. Un aria de bravura con la estructura italiana de la época y una enorme influencia de la escuela bel cantista.

Esta aria tiene una cabaletta brillante, en donde se nota que ha sido escrita por un gran cantante porque permite el lucimiento de la voz del intérprete. También cuenta con un enorme interés dramático porque pasa por muchos y muy diferentes estados de ánimo: Desde el recuerdo amoroso lleno de ternura, hasta la rabia, generando un arco melódico y dramático perfecto, que Camarena aprovecha para mostrar su cuidadoso y emotivo fraseo.

La segunda aria de García en este CD, “Yo que soy contrabandista…” tiene la originalidad de integrar los aires tradicionales españoles en el bel canto, lo que le otorga una fuerza inusitada al personaje que la canta. Perteneciente a la ópera El poeta calculista una obra de vital importancia en la carrera de su autor, pero también para la música hispana: el 15 de marzo de 1809, el día de su estreno, fue la primera vez que se escuchó una ópera española en un escenario parisiense. Escuchando esta aria, con una interpretación tan precisa como la de Camarena, su éxito es completamente comprensible.

A la mitad del disco encontramos una de las arias francesas de García: “Dieu!Pour venger un père. Faut-il devenir assassin?…” de la ópera Florestan ou Le Consseil des dix. Una de las obras que fracasaron en su estreno acusada de superficial y ligera, pero que además se convirtió en el principio del fin de su prestigio como compositor. Escuchándola cuesta mucho entender el problema: la fuerza de las cadencias, la brillantez de la orquestación y esas frases largas y estremecedoras parecen negar los argumentos de su fracaso. Saber que se le acusó de descuido por haberla escrito en catorce días, nos sorprende todavía más. Sin embargo, es claro, que para hacer un juicio completo se necesitaría oír toda la obra y conocer su partitura.  La interpretación de Camarena de este personaje es asombrosa: nunca la rabia ni la ira han tenido una manifestación tan bella y vehemente.

Por último, queda hablar de la joya de la corona: “Formaré mi plan…” también de la ópera El poeta calculista. Se trata de un aria tan original y brillante que deja al escucha cuando menos sorprendido. Un monólogo más que un aria lírica al uso, que integra muchos niveles de realidad, temas y personajes que viven en los planes de un productor teatral. Crea una ficción metateatral, divertida y crítica por igual. Un retrato de la escena de la época y un reto que Camarena acepta y  resuelve con increíble maestría.

Para comprender su dificultad, más allá de la muy compleja ejecución vocal, se tiene que saber que se trata de una historia donde el intérprete tiene que crear —además del narrador—  siete personajes femeninos y masculinos que se interrelacionan, contestan y viven en la espléndida voz de Camarena, quién ha dejado esta grabación para que la posteridad se enorgullezca de nuestra tradición lírica.

Un CD que es mucho más que un conjunto de arias para disfrutar, sino la documentación de un legado muy poco conocido y valorado. Una manera de proteger nuestro patrimonio lírico y recordarnos, a pesar de todo, lo grandes que hemos podido llegar a ser.


[1] MORA:1825;154

[2] Op. Cit. Pag. 150


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Enid Negrete - Ópera

Enid Negrete

Enid Negrete se ha formado profesionalmente tanto en el medio musical como en el ámbito teatral. Es Doctora en Artes Escénicas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Reside en esta ciudad desde hace quince años, donde ha trabajado como productora y directora de escena de teatro y ópera, así como especialista en archivos operísticos, crítico, profesora y articulista.

Como investigadora fue la primera en estudiar los archivos históricos de los dos teatros más importantes de ópera de España: El teatro Real de Madrid (actualmente consultable en el Institut del Teatre) y el Archivo histórico de la Sociedad del Gran Teatro del Liceo de Barcelona (en proceso de digitalización por la UAB). De 2013 a 2016 fue investigadora invitada del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información “Carlos Chávez” del Instituto Nacional de Bellas Artes de México, donde realizó el diseño de la primera línea de investigación de la ópera en México.

Desde el año 2006 ha colaborado en diferentes publicaciones especializadas en ópera, música clásica y artes escénicas, tales como Ópera Actual, Opus Musica, La onda, Revista ADE de la Asociación de Directores de Escena de España, Heterofonía y Recomana.cat.

Actualmente es la presidenta de la Fundación Arte contra Violencia dedicada a apoyar a los artistas de escasos recursos, dar formación profesional y difundir el arte mexicano en Cataluña.

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