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La Orden de Montesa. El origen

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La Orden de Montesa (I)

El inicio de la Orden de Montesa, se encuentra en el final de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, la Orden de los Templarios, la cual, fue fundada en 1118, y estuvo ampliamente amparada por Papas y reyes, llegando a convertirse en la mayor Orden jamás creada.

Fundación de la Orden de MontesaEsta Orden, proveniente de Jerusalén donde comenzó ayudando a los peregrinos en Tierra Santa, estaba sobradamente consolidada en toda Europa y con amplias posesiones en la misma, llegando a España para participar en las guerras de la Reconquista del Reino de Valencia de manos de los musulmanes. Así, aunque los templarios tuvieron relaciones con reinos como el de Galicia o León, mantuvo una estrecha relación y participación con el reino de Aragón, ya que este no disponía de una Orden propia, como sí lo tenía el reino de Castilla.

Las acciones de guerra en favor del Reino de Aragón, fueron recompensadas a los templarios con numerosas posesiones, como los castillos de Calatrava la Vieja y el de Monzón.

Mas, a pesar de todas sus acciones en pro y en servicio de la cristiandad, y ayuda a los peregrinos y gente necesitada, el rey de Francia Felipe IV, el Hermoso, los acusó en 1307 ante el Papa Clemente V, de infames crímenes y crueles herejías.

El Papa en un principio no quiso dar crédito a tales acusaciones, pero ante las presiones del rey, en 1311 celebró el Concilio de Vienne, con tres puntos clave, La Orden del Temple, la ayuda a Tierra Santa y la Reforma de la Iglesia. Con respecto a la Orden del Temple, se refería a la desaparición de esta.

Al final el Papa Clemente V, el 2 de mayo de 1312 promulgó la supresión del temple y la bula Ad providam, por la cual los bienes del Temple son transferidos a la Orden de San Juan del Hospital, excepto los bienes de la península ibérica que quedan a disposición de la Santa Sede.

Los Caballeros Templarios, fueron torturados, y muchos de ellos quemados en la hoguera hasta la completa exterminación y disolución de esta Orden en 1312, mediante la bula Vox in excelso de 22 de marzo de este mismo año, con la que se ponía fin a los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón, disolviendo con ella por completo a la Orden del Temple.

El rey Jaime II tras el exterminio de la Orden del temple, quiso crear una Orden nueva y propia, pero no consiguió que el Papa Clemente V lo apoyara en tal empresa, pero tras la muerte del Papa, su sucesor Juan XXII, el 10 de junio de 1317 promulgó una nueva bula, la Pia matris eclesia, que se corresponde con la creación de una nueva Orden, que se crearía a instancias y petición del rey de Valencia y Aragón, Jaime II. Así, de la misma manera que la Corona de Castilla tenía sus propias Órdenes, las de Calatrava, Santiago y Alcántara, el Reino de Valencia, la Corona de Aragón, tendría su Orden propia.

castillo de MontesaAl día siguiente de la creación de la Orden, el Papa Juan XXII facultó al Abad del Monasterio de Santes Creus, para que eligiera al primer Maestre, siendo esta Orden monástico-militar de Santa María de Montesa, la que aunaría los bienes templarios y hospitalarios en el reino de Valencia, y tendría su emplazamiento primero y principal en el Castillo de Montesa, enclavado en la Villa de Montesa, en territorio valenciano, y que hacía de frontera con los sarracenos de esa zona. El castillo le fue cedido a la Orden por gracia del rey Jaime II.

El monarca valenciano escribió al Maestre de la Orden de Calatrava frey García López de Padilla, para que acelerara sus actuaciones, pues a él correspondía crear la Orden de Montesa, y asimismo también disponía de la capacidad de armar a los nuevos caballeros y hacerlos vestir los hábitos montesanos. Pero a este Maestre no le gustaba obedecer órdenes ni de su propio rey, el de Castilla, y no se dignó a contestar al rey valenciano, el cual se dirigió al Papa para que obligara a proceder al Maestre.

El Pontífice pasó el encargo al arzobispo de Valencia, pero tampoco recibió respuesta por parte del Maestre de Calatrava. Mas, el arzobispo de Valencia envió finalmente a Castilla al abad del Monasterio de Nuestra Señora de Benifassà, perteneciente a la Orden del Císter, con unas instrucciones precisas, pero el Maestre de Calatrava se negó a acudir a Valencia, alegando que se lo impedía sus obligaciones de custodio de la frontera, aunque la razón real, bien pudo ser la poca predisposición por parte de la Orden de Calatrava a ceder sus posesiones de Aragón a la nueva Orden. Finalmente, debido a la presión recibida por todos los flancos, el Maestre García López de Padilla cedió y envió a Valencia a un procurador para que obrara en su nombre, y así lo hizo.

Pero aún hubo que esperar hasta el 22 de junio de 1319 para ver el nacimiento real de la Orden de Santa María de Montesa, acto que se realizó en la Capilla Real del palacio de Barcelona.

MontesaSe nombró primer Maestre de la nueva Orden a Guillermo de Eril, un hombre anciano y gran experto en las artes militares. También se le impuso el manto montesano a Galceran de Bellera y a Erimau de Eroles entre otros. Guillermo de Eril falleció setenta días después de haber sido nombrado Primer Maestre, siendo su sucesor, y otorgando sus poderes a Erimau de Eroles.

El 5 de agosto de 1397, se aprobó un manto capitular blanco, al que se añadió como divisa, una cruz negra situada a la parte izquierda del manto a la altura del pecho.

Mas, en 1399, a esta Orden se le añadió la de San Jorge de Alfama, motivo por el cual a su divisa se añadió una cruz de color rojo en el centro de la negra, concedida por el Papa Benedicto XIII, y otorgada en 1400. Divisa que el Papa Martín V confirmó posteriormente.

La Orden de Santa María de Montesa tomó la Regla del Cister, Regla de San Benito, y entre sus objetivos fundacionales, estaba combatir a los musulmanes que, regularmente invadían las costas valencianas.

La Orden de Santa María de Montesa, última de la Órdenes de Caballería que se crearon como tal, fue la única pura y genuinamente Orden Valenciana.

Juan Benito Rodríguez Manzanares

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