Las nueve musas
Karl Kautsky

La interpretación de Kautsky de la Primera Internacional

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Kautsky reflexionó en 1924 sobre el aniversario de la creación de la Primera Internacional, aportando, en primer lugar, su opinión sobre la situación del internacionalismo, y de los partidos socialistas, pero, especialmente, un análisis histórico del origen de la misma.

No olvidemos la importancia de este personaje, tanto como líder del SPD, como en la Segunda Internacional y, por fin, en el seno del marxismo europeo. Por estas razones, acercarnos a su opinión tiene un gran interés

AIT
AIT

Si el quincuagésimo aniversario de la AIT había coincidido con la Gran Guerra y, por tanto, en medio de un fracaso evidente del internacionalismo en lo organizativo, pero, sobre todo, del espíritu solidario obrero, reemplazado por el odio violento generado por el nacionalismo, la situación, para el socialista alemán, era mucho mejor diez años después, aunque bien sabemos de las divisiones en el seno del movimiento internacionalista al terminar la Primera Guerra Mundial. Y era mucho mejor, según Kautksy, porque habría una organización que había sucedido a la Internacional, aunque lo principal era el cambio que tenía que ver con la correlación de fuerzas en el seno del socialismo europeo. En 1914 el principal partido era la Socialdemocracia alemana, mientras que el laborismo británico era muy débil aún. En 1924, en cambio, el partido obrero inglés era la principal fuerza del internacionalismo, por lo que, curiosamente, se volvía al punto de partida de la Primera Internacional.

Y, esa afirmación tenía que ver con el hecho de que dicha organización nació en Inglaterra. Cuando el 28 de septiembre de 1864 se acordó la creación de la AIT, no había en Europa organizaciones obreras de la importancia de las británicas. Kautsky achacaba esta debilidad a la presión policial, y a la reacción acontecida a raíz del fracaso de las revoluciones de 1848, aunque, no cabe duda, que, en nuestra opinión, también influyó el más alto desarrollo industrial británico.

Por otro lado, nuestro protagonista añadía que el cartismo también se había “enfriado” durante la reacción al 48, y la obtención de la jornada laboral de diez horas de 1847. En compensación, las Trade Unions se habían desarrollado. Cuando la reacción disminuyó surgió el momento en el que los trabajadores se encontraban ya preparados para luchar por sus intereses, para el nacimiento de la Internacional.

Ferdinand Lassalle
Ferdinand Lassalle

En el continente, en cambio, no existía el nivel organizativo obrero de los británicos, ni legislación obrera de importancia. Pero en Alemania estaba la asociación creada por Lassalle, que se acercaba a lo que podía ser un partido obrero. En ese contexto, los obreros británicos comenzaron a temer que sus evidentes avances pudieran peligrar por la competencia que les podían hacer los obreros europeos continentales que estaban desorganizados. Kautsky estaba aludiendo al fenómeno que precipitó la creación de la Internacional: la contratación de trabajadores continentales en las huelgas en Gran Bretaña. Pero, según el alemán, los trabajadores de las Islas estaban imbuidos también de los principios de la libertad de comercio y no pensaron en exigir que sus autoridades impusieran medidas legales proteccionistas en relación con la mano de obra extranjera. Así pues, vencería el espíritu solidario de los trabajadores británicos, que quisieron hacer extensivas sus conquistas a los obreros continentales.

Mientras se producía este proceso, Marx y Engels estaban desarrollando sus teorías en un sentido casi paralelo. Kautsky aludía al “Manifiesto Comunista’ de 1848, y a la importancia de la unión de los proletarios de todos los países en su lucha común. Marx conocía la situación británica a raíz de su viaje en 1850, y el pensador ponía a los trabajadores ingleses como ejemplo al resto de los obreros europeos en sus luchas.

Con motivo de la reunión del Consejo General de la Primera Internacional, Marx trabajaría con los líderes de las Trade Unions. Se encargaría de la redacción de los informes y resoluciones que dicho Consejo presentaría a la Internacional. Para Kautsky esos textos, relativos a sindicatos, cooperativas, legislación y educación tenían plena vigencia cuando escribió este análisis en 1924.

Pero la Internacional no se limitó a realizar formulaciones teóricas, sino que se planteó la lucha práctica con los sindicatos británicos en sus reivindicaciones que, aunque no permitieron el reconocimiento del sufragio universal sí consiguieron mejoras salariales.

Los internacionalistas en Prusia también lucharon por el sufragio universal, y se enfrentaron con Bismarck. En el caso francés el enemigo era el Segundo Imperio. El internacionalismo apoyó en Europa la creación de sindicatos con mayor o menor éxito en función de las legislaciones respectivas. También estallaron numerosas huelgas, muchas de ellas coronadas por el éxito, precisamente, y siempre según nuestro analista, porque habían sido lideradas por los internacionalistas. Curiosamente, en este análisis aludía a otro factor que explicaría el éxito, y que tenía que ver con la sorpresa que a los patronos continentales les produjo la propia Internacional. Es más, consideraban que los huelguistas disponían de fondos casi ilimitados, algo que, en realidad, no era cierto. La leyenda que se generó provocó un miedo y un odio que recorrió media Europa, entre la patronal y los gobiernos.

La Primera Internacional fue asimilada a una sociedad secreta, como las que habían existido en Italia y Francia, seguramente, pensando en los carbonarios, o en otras fraternidades obreras y ligas. Pero Kautsky afirmaba que la Primera Internacional había sido una las organizaciones más pobres que habían existido jamás, llegando el caso de no poder financiar la publicación de sus resoluciones, ni poder publicar un Boletín, ni disponer de una caja de resistencia para las huelgas. Otro aspecto que destacaba el socialdemócrata alemán era que Marx se había negado en rotundo a que la Internacional fuera una sociedad secreta, frente a lo defendido por Mazzini, un hombre que, como bien sabemos, pertenecía a la época de las conspiraciones y sociedades. En esta cuestión se encontraría la causa de la oposición que los blanquistas franceses desarrollaron hacia la organización internacional.

Napoleón III
Napoleón III

Es evidente que la Comuna supuso una crisis fatal para la Internacional, y Kautsky era consciente de este hecho. Los internacionalistas se opusieron temiendo que los revolucionarios se encontrasen ante una lucha que rebasase sus medios. En ese sentido, el propio Marx fue, como sabemos, y expresa nuestro protagonista, muy crítico. En el análisis exponía que Marx había defendido que el proletariado francés debía haber aprovechado las libertades republicanas para avanzar en su organización para conseguir lo que no se había podido alcanzar en tiempos de Napoleón III. En este sentido, estaba claro que el marxismo era muy crítico con un movimiento tan espontáneo, sin organización. En todo caso, los internacionalistas, solidarios con los revolucionarios, una vez que estalló la Comuna, participaron en la misma. Curiosamente, serían los más reprimidos cuando el movimiento fracasó.

Kautsky explicó la intensa represión que, a raíz de la Comuna, sufrió la Primera Internacional, además de producirse una escisión Los obreros de los países latinos perdieron la confianza en la política por la poca eficacia de las elecciones. El antiparlamentarismo había adoptado en ese tiempo la fórmula del proudhonismo, que abogaba por el abandono de la política por parte de los trabajadores y su consagración a las cuestiones económicas, y abogando por el mutualismo. Ese antiparlamentarismo era pacífico, pero las convulsiones de la Comuna y la evolución del movimiento obrero llevaron al surgimiento de un antiparlamentarismo de raíz violenta de la mano de Bakunin, defensor de la destrucción del poder por medio de la insurrección armada, preparada a través de las conspiraciones.

Por otro lado, en el seno del movimiento obrero británico se produjo un creciente desinterés por las cuestiones políticas no por influencia de las ideas antiparlamentarias pacíficas o violentas del continente, sino porque algunas de las reivindicaciones laborales se habían obtenido, así como el reconocimiento del derecho al sufragio a la élite de los obreros. Pero, además, los sindicatos se habían hecho poderosos para conseguir los fines de los trabajadores, y un sector de los partidos pretendía atender parte de sus demandas. La Internacional, por lo tanto, se estaba convirtiendo en un obstáculo para los líderes del movimiento obrero británico que aspiraban a ser reconocidos por los partidos.

En este contexto, Marx se enfrentaba a los bakuninistas, defendiendo la participación política, pero también a los líderes del movimiento obrero británico porque era partidario de una intervención política independiente al margen de los denominados partidos burgueses. Al final, esta idea cundiría en la creación de la Socialdemocracia alemana, pero no en el ámbito latino ni en el anglosajón. En este sentido, estaría pensando, seguramente, en el auge del anarquismo en el sur europeo, y en la tardanza en la creación de un partido obrero en Gran Bretaña donde sabía de las dificultades de la penetración de las ideas marxistas, solamente planteadas desde la Social Democratic Federation.


Hemos consultado el número 6126 de El Socialista. También podemos acudir al trabajo de este autor titulado, “La interpretación de Kautsky sobre la unidad socialista británica”, en El Obrero (diciembre de 2018).

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Eduardo Montagut

Eduardo Montagut

Licenciado en Filosofía y Letras. Geografía e Historia. Historia Moderna y Contemporánea (UAM) en 1988.

Premio Extraordinario de carrera (UAM)en 1994.

Doctor en Historia Moderna y Contemporánea (UAM) en 1996.

Profesor Educación Secundaria (Geografía e Historia) desde 1996.

Jefe de Estudios Delegado de la Sección de Morata de Tajuña del IES Anselmo Lorenzo (1999-2009).

Profesor en el IES Isidra de Guzmán desde 2009.

Socio de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País desde 1989.

Amigo de Número de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País desde 2000.

Secretario de Educación, Cultura y Memoria Histórica del PSOE-Chamartín desde 2012.

Secretario de Memoria Histórica del PSOE-M Chamartín desde 2017

Miembro del Grupo de Memoria Histórica del PSOE.

Miembro de la ARMH desde el año 2013.

Colaborador en distintos medios digitales

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