Las nueve musas
Quoran

La Creación de los cuatro elementos en los Libros Sagrados

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Y dijo D/os… así comienzan los Libros Sagrados al hablar de la Creación, de cada centímetro de la naturaleza y del ser humano, ambos fueron creados a través del acto de la Palabra, pero, sobre todo del Silencio también nombrado Nada, relacionado con la sabiduría divina formada por cinco o cuatro elementos naturales esenciales, tónicos para la existencia de toda creatura/criatura.

Cada una de las narrativas de los Libros Sagrados se escribieron a partir de diversos géneros literarios, a través de los cuales se plasmó el conocimiento que los antepasados tenían sobre la Creación, la cual se revelaba día a segundo de diversas formas extraordinarias y misteriosas provocando en diversas culturas el desarrollo de epopeyas y mitos donde describen lo contemplado.

BibliaLa naturaleza es prodigiosa, cada instante devela diversos misterios a través de colores, sonidos, movimientos, se mueve de un lado a otro, velando por el bienestar del ser humano. La naturaleza crea, conserva y destruye en beneficio del ser humano, y en cada una de sus acciones disfruta su existencia, expande sus emociones, canta, llora, se alegra y se entristece ante el abandono del ser humano.

En el Canto de la Creación del judaísmo, se describe al Rey David expresando después de escribir los Salmos,

“Nadie como yo Señor, te ha alabado tanto”, pero, una rana, se acerca y le dice: Estás equivocado, tus himnos comparados con las alabanzas realizadas por cada elemento y ser de la naturaleza son nada, porque el lobo aúlla y alaba a D/os, el búho ulula y alaba a D/os, las aves vuelan, cantan y alaban a D/os, la lentitud de las semillas creciendo alaban a D/os, el viento mueve las hojas de los árboles y alaba a D/os, el mar se tranquiliza, ruge y está en constantemente movimiento porque las alabanzas a D/os, se expresan de diversas maneras. Cada uno de los movimientos de la creación están en orden a la Voluntad de D/os, cada movimiento de la naturaleza es la manera en la que cada uno de nosotros alabamos a nuestro Creador. Por ejemplo, yo vivo en un pantano, y después de croar mi canto en alabanza, me acerco y me hundo en sus aguas, donde se encuentra un hermano que me necesita para alimentarse, así, yo me ofrezco como alimento y en alabanza a D/os para contribuir con su equilibrio (adaptación).

Es así como los antiguos sabios, lejanos de la imposición, trazan en los Libros Sagrados mitos para incitar al ser humano a reflexionar y comprender que cada acto de la naturaleza y de los animales tiene como principio la construcción-conservación y destrucción del mundo, como lo encierra el significado del Tikúm Olam, o como se manifiesta en la Trimurti de la India.

Sagradas escriturasEn los Libros Sagrados se manifiesta que la naturaleza ofrece semillas, frutos, vegetales por lo que no debería existir hambre, se resalta a  los animales como compañeros del ser humano, por lo cual no deben ser asesinados, sino únicamente sacrificados en momentos de hambruna, donde, como narran los chamanes en Latinoamérica, el propio animal se acerca y se ofrece, por ello, en las culturas antiguas cuando se sacrificaba un animal se ofrecía a D/os, declarando que no se realizaba por un acto de maldad sino por la necesidad de conservación.

En el Séfer Bereshit del judaísmo o Libro del Génesis para el cristianismo, está escrito:

Wayómer Elohim hinéh natati lajém et-kolésev zoréa zéra asher al-peney kol-ha´arets we´er-ko-ha´ets asher-bo feri-ets zorea zará lajém yihyéh l´ojláh. Ulekol-jayát ha´arets ulekol-of hashamáyim ulekol romés al-ha ´arets asher-bó néfesh jayáh et-kil-yerek ésev le´ojláh wayehí-jen.

Y dijo Elohim: He aquí que os di toda hierba que da simiente, que está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol da simiente, a vosotros servirá para comer.  Y para todos los animales de la tierra y para todas las aves de los cielos y para todo ser que se mueva sobre la tierra que haya vida, toda verdura de hierba (les servirá) para comer, y fue así. [1]

En el Bhagavad-gita, texto 29, capítulo 4, al hablar de El conocimiento trascendental, se lee:

El reducir el comer es muy provechoso en lo referente al control de los sentidos. Sin control de los sentidos no hay ninguna posibilidad de salirse del enredo material.

Bhagavad Gita
Bhagavad Gita

Esta breve frase enseña que alimentarse es un acto para fortalecer el cuerpo, no para saciar los sentidos y mucho menos si se fundamenta en el sufrimiento de los animales, por ello, en las leyes sagradas se pide darle descanso a la tierra cada siete años, llevando a las antiguas civilizaciones a recolectar el grano para tener alimento durante el año de descanso de la tierra.

El alimento excesivo de la carne animal crea un desequilibrio en toda la naturaleza, el exceso de producción altera el equilibrio natural de gestación: los animales son sometidos a diversos procesos para una producción excesiva, provocando que la tierra, el grano, las semillas sean alterados y el agua sea usada en exceso.  El estado de ignorancia del ser humano, mencionan los Vedas, es aquel donde la Bondad se ha extraviado, donde el abandono de la contemplación sepulta la compasión hacia la naturaleza, los animales y sobre todo hacia el propio ser humano. El deseo de satisfacer el sentido del gusto provoca no solamente un daño excesivo a la Creación, sino que ha hecho que las vacas, animal sagrado para la India, sea considerado el animal más triste del mundo.

En el Sagrado Corán en la Sura Yunos 24 esta escrito:

La parábola de la vida de este mundo es justamente como la lluvia que hacemos caer del cielo, y que es absorbida por las plantas de la tierra de las que los hombres y los animales obtienen su alimento, hasta que cuando la tierra ha asumido su ornamento y ha sido embellecida, quienes habitan en ella creen haber logrado el dominio sobre ella, cae sobre ella Nuestro decreto, de día o de noche, y la convertimos es un rastrojo, como si no hubiera existido un ayer. ¡Así exponemos con claridad estos mensajes para una gente que reflexiona!

CoránLa Creación es el hogar del ser humano, así como el cuerpo es la casa del alma, ambas fueron creadas por D/os para beneficiar la existencia, y es aquí donde encuentra su mayor sentido la voz Abbá, dada a D/os, es decir, Padre. A partir del instante en el cual D/os crea cada milímetro del universo se convierte en padre de todo y, por ende, todo lo que forma parte del mundo es nuestro hermano, de ahí la sabiduría y la contemplación de San Francisco de Asís al nombrar hermano al lobo, a la luna, al sol. Cada una de estas expresiones muestran que todo se fundamenta en la fraternidad, en la necesidad de sentir al otro como hermano, por ello, D/os es el padre y la tierra es nombrada Madre, como se describen en las culturas mesoamericanas, prehispánicas, en Vedas, el código Pali, la Torá y el sagrado Corán.

Wayitser YWHW Elohim et-ha´adam afar min-ha´adamah wayipaj be´apay´o nishmat jayim wayehi ha´adam lenefesh jayah.

Y formó pues, YHWH Elohim al hombre del polvo de la tierra y sopló en las ventanas de su nariz aliento de vida; y fue el hombre ser viviente.[2]

Muro de Las lamentacionesAl leer este versículo se comprende la enseñanza: al ser creado el Hombre de la tierra en unión con el viento o aliento de D/os, este se convierte en Hijo de la naturaleza. Esta relación la comprendían perfectamente los pueblos nómadas. El ser humano al no tener un lugar fijo donde residir hace de la creación su hogar, de la naturaleza su madre y su protectora, se encomendaba a ella y la cuidaba, veía a todos los seres naturales como sus acompañantes; los vegetales, frutos los tomaba para alimentarse y seguía su camino dejando alimento para el otro caminante, pero, al establecerse e iniciar la revolución agrícola, deja de percibir a la naturaleza como su madre, a los animales como sus acompañantes, se  apropia de la tierra, de los cereales, de los frutos, la Creación es ahora un producto y todo, incluyendo al ser humano es observado como un instrumento para ser explotado, comienza el poder del más fuerte,  quien se apropia de lo otorgado por D/os para alimentarse y lo vende, convirtiendo las ofrendas divinas en actos de esclavitud, donde el más débil debe de explotar la tierra para obtener el alimento que le pertenece por naturaleza,  el Hombre de poder es cegado por sus instintos y hace de los animales bestias de campo, por ello, los otros animales se alejan y se vuelven en animales salvajes.

El Hombre, con el paso del tiempo olvida o elige ignorar las revelaciones divinas que le recuerdan quien es y de donde viene, por ello, D/os se manifiesta en diversos mensajeros y profetas, por ejemplo, en la revelación coránica, a través del Sura Al-bacara 164, expresa:

Ciertamente en la creación de los cielos y de la tierra, en la sucesión de la noche y el día: en las naves que surcan el mar con lo que es de provecho para el hombre: y en las aguas que D/os hace descender del cielo, dando vida con ellas a la tierra, antes muerta, y haciendo que se multipliquen en ella toda clase de criaturas: en la variación de los vientos, en las nubes sujetas a su curso entre el cielo y la tierra: (en todo eso) hay mensajes claros para la gente que usa su razón.

Y en el Sura Al Nahl 67, esta escrito:

y (os damos alimento) del fruto de las palmeras y de las vides: de él obtenéis embriagantes y también sustento saludable. ¡Ciertamente, en esto hay en verdad un mensaje para gente que hace uso de la razón!

Sura 67Como se puede percibir, en los Libros Sagrados se repite constantemente el respeto, amor y cuidado que debe existir entre el ser humano, su creación, y de manera entrelazada se enseña que la humanidad al ser creada de los cuatro o cinco elementos naturales tiene una unión concreta con ella, por lo que al alterar el equilibrio de la naturaleza y agredirla esta violencia se refleja en el interior. En la sabiduría de Hermes Trismegisto se expresa: así como es arriba es abajo, otorgado un sentido al concepto Imagen y Semejanza, así, todo lo ejercido en la naturaleza tiene un impacto en la humanidad; el ser humano es un microcosmos del macrocosmos. Al actuar violentamente contra la creación, el ser humano se torna violento con su semejante; la violencia ante los animales y la naturaleza, tarde o temprano se ejercerá contra sí mismo y el otro ser humano, porque toda acción tiene una reacción, menciona la ciencia. La mística explica así los terremotos: La tierra al sentir el odio y la violencia del Hombre, al percibir su falta de solidaridad y de armonía, al contemplar el abandono hacia la creación y sus semejantes, se sacude, para remover el corazón del ser humano y retornarle un poco de amor, bondad y misericordia.

Bhaktivedanta Swami Prabhupada
Bhaktivedanta Swami Prabhupada

El ser humano no ha comprendido lo pequeño que es frente a la naturaleza, ninguno de sus avances, ni sus armas nucleares pueden contra la naturaleza, su divina gracia de la India Bhaktivedanta Swami Prabhupada, dice:

El hombre ha gastado y gasta millones en avances tecnológicos, pero ni con todo el dinero del mundo podrá combatir la muerte. El ser humano podrá crear tanques enormes, destruir y asesinar a gente indefensa, pero nunca podrá combatir la electricidad de un relámpago, el ser humano puede gastar su vida en obtener riquezas, poder, fama y posiciones sociales, pero ninguna de ellas lo salvará de la picadura del más pequeño y venenoso animal. Es así como el ser humano conforme crece en tecnología, disminuye en sabiduría.

La mística explica que la violencia interna demostrada por el ser humano a través de la historia es un reflejo del movimiento de los elementos de la naturaleza, los cuales alteran los sentidos para llevarlo a la reflexión y para tranquilizarlo, aunque en ocasiones parezca lo contrario. En los textos sagrados de las religiones se relata como D/os al contemplar la maldad del Hombre decide alejarse, cerrar el corazón de la humanidad -símbolo del entendimiento-, para que, a través de su propia dureza, cambie su forma de ser y de comportarse.

El ser humano es creado de: aire, tierra, fuego y agua, la cual fue creada a través del fuego; se remarca esto porque en este principio toma sentido el significado trascendental del ayuno. Cuando la persona ayuna, el organismo produce una especie de fiebre provocando que el agua interna se altere, se mueva y resurja, recreando los órganos y con ello todo lo que lo conforma. Esta reacción corporal es una analogía de la bravura del mar en el momento donde los volcanes profundos inducen incendios marinos o cuando la luna provoca las mareas.

Como se puede percibir, este conocimiento estudiado por ramas de la ciencia está descrito de manera literaria en los Libros Sagrados, por ejemplo: en la historia de los tres grandes dioses del hinduismo se menciona:

Brahmán
Brahmán

Brahma surgió de una flor de loto, aunque en su principio era el universo y creó a los dioses, colocándolos en los mundos, poniendo a Agni – el fuego, en este, a Vayu en la atmósfera y a Surya en el cielo, a otros dioses los colocó en los mundos elevados y él partió hacia Satyaloka el más hermoso y lejano mundo. El sólo interfiere con los otros dioses y con los seres humanos es momentos particulares. Por ello, es considerado el padre de la ley universal de la naturaleza o Dharma, la cual se encuentra en todo ser humano y naturaleza.

Vishnu pasa por el fuego destructor siendo el responsable de la regeneración del mundo provocada por el diluvio, es el creador del universo, de su ombligo emerge la flor de loto que da vida a Brahma. Vishnu duerme, pero al despertar crea y regenera el universo.

Shiva, supremo creador del cosmos, tiene un jarrón creado con barro y Amrita o néctar de la inmortalidad, para que Brahma la adornara y colocara en las aguas que cubren el mundo después del diluvio regenerador. Vishnu desde su apariencia de destructor, incendia el mundo hasta las cenizas dando paso al diluvio creando un nuevo renacimiento, después de ello, Shiva dispara una flecha y libera a todas las semillas, entre ellas el esperma humano y animal.

Para el judaísmo y cristianismo el diluvio es enviado ante la cerrazón de corazón del ser humano.

Wayar Elohim et-ha´arets wchinch nishjatah ki-hishjit kol-basar et darko al -ha arets.

Y vio Elohim a la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.[3]

Wahehi hageshem al-ha´arets arba´im yom we´arba´im Laylah.

Y fue la Lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.[4]

Y el Sagrado Corán menciona en la Sura Noh 25.

Y así, por causa de sus pecados, fueron ahogados (en el gran diluvio), y arrojados al fuego (del más allá); y no encontraron quién les auxiliará contra D/os.

Con lo anterior mencionado, se hace referencia de como la creación se manifiesta y rebela – revela contra el ser humano para provocar su recreación, es por ello, que el ayuno se vuelve fundamental en las grandes religiones, porque el fuego provocado por éste incita al ser humano a la reflexión y a recreación de sí mismo, y al mismo tiempo une la sabiduría antigua con la ciencia, mostrando que no existe lenguaje que al ser profundizado no contenga el misterio divino.

vientoLa ciencia ha comprobado que el ser humano está formado por agua, la cual fue creada por el fuego; así está escrito: la tierra primigenia, es un proceso de gasificación del magma interior de la tierra y de la condensación del vapor del agua al enfriarse, dando paso a la creación del agua y con ello a sus tres estados: líquido, sólido y gaseoso. Tales de Mileto en el 624 a.C y Anaxímenes en el 585 a.C, señalaban que la creación había sido por el agua.

Dice el Sefer Bereshit:

 We´ed ya´aleh min-ha´arets wehishkah et kol-peney ha´adamah.

Sin embargo, subía vapor de la tierra, y regaba toda la faz de la tierra.[5]

Por otra parte, se señala al viento/aire como el aliento divino, creador de vida, así se menciona en la historia de Shiva cuando el viento lleva la flecha de Shiva a dar vida a la creación.

En el Sefer Bereshit se dice:

Wayitser YHWH Elohim et- ha´adamah wayipaj be´apay´o nishmat jayim wayehl ha´adam lenefesh jayah.

Y formó pues YHWH Elohim al hombre del polvo de la tierra y sopló en las ventanas de su nariz aliento de vida, y fue el hombre ser viviente.

El sagrado Corán dice en la Sura Al araf 57:

Y es Él quien envía los vientos como anuncio de la proximidad de Su gracia para que cuando arrastran nubes pesadas, las conduzcamos a una tierra muerta y hagamos que descienda de ellas agua; y por medio de ella hacemos salir toda clase de frutos, de igual forma, haremos salir a los muertos, (esto) deberías mantenerlo presente.

Esto nos acerca al pensamiento de Anaxímenes en el 585 a.C quien otorgó al aire el origen de la vida.

Lo que se quiere denotar, es como la sabiduría plasmada en los Libros Sagrados, tiene clara la manera en la cual los elementos de la creación forman parte del ser humano, teniendo claro que cada uno de estos se hace presente cada segundo a lo largo de la vida de todo Hombre.

Robert Boyle
Robert Boyle

Las antiguas civilizaciones de India y Japón señalaban que estos elementos eran cinco, siendo el éter el quinto para el hinduismo y el vacío para Japón. Este éter es un ente aluminífero llamado luz, la cual propaga sus ondas a través del vacío; esta propagación de luz de la mística fue estudiada siglos después por la Teoría de la Relatividad. Por otro parte, Robert Boyle, señala que el éter contiene partículas las llenando el vacío, el cual es diferente a la Nada.

El hinduismo llama Priviti Bhumi a la tierra, Ap oyala al agua, Agni al fuego, Vaiu o Pavana al aire – viento y Akasha al éter.

El budismo temprano, nombra en la literatura Pali, Maja Bhuta a los grandes elementos y Chats Dahtu a los cuatro elementos: aire, tierra, fuego, agua y considera que comprender el origen de estos elementos y asimilarlos a la vida cotidiana otorga la capacidad de entender el sufrimiento.

Para la antigua civilización China, la creación está compuesta por: tierra, agua, fuego, metal y madera, de ellos deriva todo tipo de energía la cual provoca una fuerza expansiva entre uno y otro.

Así el taoísmo, señala:

Venus es el metal, Júpiter la madera, mercurio el agua, marte el fuego, saturno la tierra, y agrega que el Yin o lo femenino es la Luna y el Yang, el sol.

Para Pitágoras (569 a.C) la creación se realizó y se reconstruye a partir de las letras iniciales de los cinco elementos, mientras que Empédocles señala a cuatro elementos unidos en cuatro raíces y formas:

Agua – fría y húmeda / tierra – seca y fría / fuego – caliente- seco / aire – húmedo y caliente.

Galeno tomando a Hipócrates asocia los elementos con los cuatro humores:

Bilis amarilla – fuego / bilis negra-melancolía – tierra / flema o pituita – agua / sangre – aire

Las antiguas civilizaciones como Babilonia y Egipto le dan rostro y cuerpo de animal a cada uno de estos elementos y al mismo tiempo los enlazan con las constelaciones así:

  • El Rostro humano, es acuario y simboliza al aire.
  • Las alas – el águila, pertenecen a escorpio y simbolizan el agua.
  • Las garras de león son Leo y simbolizan el fuego.
  • El toro, símbolo de Tauro es la Tierra.

Si se pone atención es esta numeración, nos daremos cuenta de que cada uno de estos pertenecen a los símbolos que el cristianismo ha otorgado a los cuatro evangelistas, donde:

  • El hombre con alas o ángel es Mateo.
  • El águila, Juan
  • El león, marcos.
  • El toro, Lucas.

Es decir, los cuatro evangelios narrados en el Nuevo Testamento tienen como fundamento y misterio a los cuatro elementos de la creación, los cuales pertenecen en sí mismo a cada uno de los seres humanos.

Tierra y fuegoCada uno de estos elementos forman parte fundamental de los Libros Sagrados, del desarrollo de la mística de las religiones y de la Ciencia, por ello, están presentes en las revelaciones divinas, haciéndose presentes en todas las páginas de los Libros Sagrados, pero particularmente en los capítulos donde se describe la Creación del ser humano. La finalidad de ello es hacer comprender a través del conocimiento que al ser creado, engendrado, el ser humano y toda la creación con estos elementos existe una clara conexión con la naturaleza, de ahí el concepto de Hayya, es decir, esta Imagen y Semejanza, donde lo se revela que la semejanza son estos cuatro elementos con los cuales se hizo la creación y la imagen, señala que como es arriba es abajo, es decir, que somos un breve reflejo de la eternidad.

El tener presente y conocer los cuatro elementos de la naturaleza es parte fundamental del contenido de los Libros Sagrados, por ello, en un sin de civilizaciones y religiones existe diluvio – bautismo, fuego – holocausto, aliento divino, aire /viento, y el hombre es formado de la tierra. Por ello, antes de la creación estaba el vacío y la nada, hasta que D/os dijo hágase la luz – éter, donde la eternidad engendró al tiempo y el espacio. Por ello, la necesidad del ayuno, para producir fuego en el cuerpo, alterar el agua y de esta manera regenerar los órganos, por ello, las lágrimas, por esa razón la retina es parecida a un hilo negro que al hacer contraste con la luz ofrece la visión, por ello, respirar retorna la tranquilidad al ser humano y por esta misma razón el Hombre al morir es enterrado, para que cada uno de los elementos retorne a la tierra.

Es así como la mística trazada en el interior de los Libros Sagrados explica la importancia de llamar a D/os padre y a la creación Madre, porque comprendiendo su origen se sabrá que todo lo que está a su alrededor lo visible y lo invisible es su hermano. Sólo a través de profundizar en la sabiduría de los elementos de la naturaleza, el ser humano retornará a la armonía natural y tendrá compasión de la creación y de sus semejantes.


[1] Séfer Bereshit 1, 29-30. (Libro del Génesis)

[2] Séfer Bereshit 2, 7.

[3] Séfer Bereshit 6:9-12. Parashah 2 Noaj.

[4] Séfer Bereshit 6, 12. Parashah 2 Noaj.

[5] Séfer Bereshit. 2,6.

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Martha Leticia Martínez de León

Martha Leticia Martínez de León

Hermeneuta en Libros Sagrados y Lenguas Antiguas.

Maestra en Ciencias Bíblicas y Hebreo Antiguo. Maestrante en Estudios Judaicos por la Universidad Hebraica. Licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de México. Especialidad en islam por la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Egipto.

Especialidad en el Pensamiento del Papa Francisco y el Libro del Apocalipsis por el Boston College.

Especialidad en Música Contemporánea (Piano-guitarra).

Generación XXXII de la Sociedad de Escritores Mexicanos (SOGEM).

Ha publicado treinta y siete libros en México, España, Estados Unidos e Italia en diversos géneros literarios y teológicos.

Conferencista a nivel internacional.

Creó y desarrolla la teología del Silencio y de la Carne la cual entrelaza con la investigación mística, científica y musical bajo el nombre de “Lectura gemátrica, pitagórica y cuántica del Séfer Bereshit 1-3 -Hashem se revela a través del Big Bang-

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