Las nueve musas
Humberto Robles
Humberto Robles

Humberto Robles: el teatro y la lucha

Promocionamos tu libro

Humberto Robles es uno de los dramaturgos mexicanos más representados tanto en Latinoamérica como en Europa y Estados Unidos gracias, en parte, a que su producción teatral abarca toda una gama de géneros y temáticas que pueden ir desde una muy poderosa denuncia en contra de los feminicidios en Ciudad Juárez con “Mujeres de Arena” o un descarnado análisis sobre la represión sucedida en San Salvador Atenco en 2006 con “Mujeres sin Miedo: Todas somos Atenco”, hasta espectáculos hilarantes de cabaret como “Ni Princesas, ni Esclavas” y “Divorciadas” o una exquisita anti-pastorela como “Jesús, María y José José”,

Juan Carlos Araujo, Entretenia: México 2014

Humberto, antes de hablar de teatro —o precisamente por ello— hablemos de tu entorno: México. En una entrevista de hace unas semanas, tu compatriota Rogelio Guedea afirma “En México el dictador es la partidocracia, unida al crimen organizado. No hay un solo dictador, pues, sino muchos”. Quiero empezar con la misma pregunta que le formulé.  ¿Qué pasa en México?: Ciudad Juárez, Iguala, periodistas asesinados, narcotráfico, corrupción, desaparecidos y una interminable —abominable— violencia que no cesa. ¿Cómo un país con un bagaje cultural tan vasto puede sufrir este inagotable goteo de horrores?

Mujeres de arenaMéxico es un estado fallido con una sociedad bastante fallida. Desde siempre, durante la larga dictadura del PRI, se vivieron asesinatos políticos, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, represión y masacres. Con el arribo del PAN y luego la alternancia con el PRI, lejos de erradicar estas prácticas, se incrementaron con una brutalidad desmedida. Todo esto sumado a la corrupción y la más abyecta impunidad. Estamos gobernados por una camarilla de delincuentes que se protegen los unos a los otros (sean del partido que sean), un pacto tácito de impunidad y protección. Concuerdo totalmente con Rogelio Guedea con que vivimos la dictadura de una plutocracia unida al crimen organizado; en definitiva, gobernados por el crimen organizado.

El recuento de crímenes es casi interminable: Tlatelolco, el Halconazo, los desaparecidos de la guerra sucia, las masacres de Acteal, El Charco, El Bosque, los asesinatos de activistas y defensores de derechos humanos, los ataques a las comunidades zapatistas, la tragedia de la Guardería ABC, la represión en Atenco, la de Oaxaca, las del DF en múltiples manifestaciones, los normalistas 43 de Ayotzinapa, el asesinato de jóvenes y migrantes a manos de elementos policiacos o militares, los feminicidios que iniciaron en Ciudad Juárez y que ahora se han extendido a muchos estados, y un larguísimo y dolorosísimo etcétera. Cabe mencionar que todos estos crímenes están en la más absoluta impunidad. En México se rompen los derechos humanos de lunes a domingo a todas horas.

Ningún gobierno ha tomado ninguna medida por prevenir y erradicar esta violencia inusitada, por lo tanto, si no son los autores intelectuales, al menos sí son cómplices de estos crímenes. Las autoridades y fuerzas del “orden” suelen torturar sospechosos, desaparecer pruebas, ensuciar las escenas del crimen, violar a las detenidas; no es ineficiencia, ni negligencia, ni falta de profesionalismo, todo es intencionado: generar el terror entre la población.

Naomi Klein lo explica muy bien en su libro “’La doctrina del shock”, generar shock en los países (crisis económicas, sociales, asesinatos, represión, tortura, desapariciones, militarización) para implementar medidas dictatoriales y antipopulares. Eso es lo que estamos viviendo justamente en México, además de ir arrastrando desde hace decenios políticas neoliberales que solo han generado más pobreza, más violencia, menos seguridad, menos poder adquisitivo, miles de crímenes y asesinatos, violaciones a los derechos humanos más elementales; y para lograrlo necesitan a las fuerzas del “orden” para reprimir a aquellos que “osan” manifestarse, oponerse, levantarse y rechazar tales medidas.

Actualmente México vive en una supuesta democracia que tiene todos los visos de una dictadura; la cantidad de asesinatos y desapariciones supera con creces a las dictaduras de Chile y de Argentina. Lo más dramático del caso es que México aparenta ser una democracia (porque hay elecciones, aunque la mayoría están repletas de irregularidades, fraudes electorales, etc.). Estamos viviendo una tiranía que tiene el descaro de pronunciarse contra otras políticas y otros países llamándolos “populistas”. Según ellos, si antes debíamos temer a los comunistas, ahora el enemigo son los populistas.

Aunque siempre los hubo, nunca antes habíamos visto tal cantidad de crímenes cometidos por las autoridades, fuerzas policiacas y fuerzas del ejército. Todo esto ha sido perfectamente documentado por organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales. México firma sinnúmero de tratados internacionales, pero no los cumple.

Y desgraciadamente vivimos en una sociedad indiferente, apática, indolente que no se conmueve por el dolor ajeno; aquellos que dicen “el cambio está en uno mismo”, “de nada sirven las manifestaciones”, “las marchas afectan a terceros”, “pónganse a trabajar, revoltosos”. Hay otros, los menos favorecidos, que no pueden atender estas problemáticas porque su única preocupación desesperada es la de alimentarse, darle de comer a los suyos, y sobrevivir el día a día.

A la clase alta no le afligen estos problemas y obtienen grandes ganancias con estas medidas, por lo tanto no hacen nada y buscan perpetuar este sistema injusto. Las clases bajas sufren los embates de las pésimas políticas, sociales y económicas, son agredidos, reprimidos, violentados en sus derechos, muchas veces masacrados, aplastados, sometidos. Y las clases medias acomodadas buscan mantener su status, procurar no descender, no meterse en líos, comprarse un Iphone, viajar a Estados Unidos, adquirir un carrito nuevo o pagar la hipoteca.

Esta es la noche más oscura de México y, como sociedad, hemos permitido y estamos permitiendo el desangramiento y el desmantelamiento del país (como la reforma energética, donde se entregó a empresas extranjeras el petróleo que expropió el presidente Lázaro Cárdenas).

Ni el bagaje cultural de México, ni las organizaciones no gubernamentales, ni la posición de muchos activistas y gente consciente y comprometida han logrado generar un verdadero frente nacional que impida este saqueo y el salvajismo que estamos padeciendo. Por lo tanto, no soy optimista con respecto al futuro y, a falta de organización social, auguro tiempos muy difíciles para este país.

divorciadasEn algunas de tus colaboraciones en esta revista te muestras muy crítico con las instituciones culturales, en concreto con el FONCA y CONACULTA. ¿Es un lujo que te puedes permitir al ser un autor consagrado o, por el contrario, suponen una dificultad añadida al libre desarrollo de tu trabajo? ¿Provocan tus manifestaciones —incluidas las de tu activismo por los derechos humanos— alguna “represalia”?

No creo ser un dramaturgo consagrado; soy de los más montados en México y el dramaturgo vivo más montado en el extranjero, pero no me considero consagrado; eso llegará con los años y el tiempo lo determinará.

Más que darme el lujo, denuncio lo que considero que está mal en este país. Como todas las instituciones oficiales, el FONCA y CONACULTA no son la excepción: están llenas de corrupción y de impunidad, los cánceres de México. En el país de los cárteles, fonca y Conaculta son eso, mafias con mucho poder y que actúan como tales. Si me pronuncio contra ellas es porque creo que debemos transformar esas instituciones, democratizarlas, que sus gestiones sean transparentes, que se acaben los amiguismos y compadrazgos, que sea incluyente y no una mina de oro para un pequeña cofradía privilegiada. Debo decir que mis deseos son ingenuos en un país que está como está.

Mi oposición a estas instituciones no supone una dificultad a mis labores; por suerte no dependo de ellos ni me hacen ninguna falta. Eso sí, conaculta no me promueve como lo hace con sus becarios, no me menciona, no me invita a ninguna actividad que realizan. Es la típica artimaña antiquísima: “si no te nombro, no existes”. Pero aquí es cuando me pregunto si quiero que ellos me nombren; y la respuesta es no. No quiero pertenecer a esa comunidad ni recibir los favores de dichas instituciones; es como aceptar pertenecer a la mafia.

Seguramente mi labor como activista sufre represalias, entre ellas el desdén de estas instituciones. Por suerte mi trabajo lo realizo independientemente de ellos, y más que nada fuera del país. No les debo nada. Tampoco me deben nada.

Gente vinculada al conaculta y a otras instituciones ha impedido que se monten algunas obras mías en provincia con argumentos realmente irrisorios y patéticos. Sin embargo, los grupos que montan mis obras siguen adelante y yo sigo abriéndome brecha por mis propios medios. Es mucho más difícil que cuando tienes el respaldo de grandes instituciones pero, a la larga, es mucho más satisfactorio y me enorgullece más: lo que he creado lo he hecho sin ayuda ni apoyo de nadie, al menos no de ninguna institución gubernamental.

Una queridísima amiga catalana me envió una vez una caricatura del diario. Dos hombres hablaban. El primero dice: “yo nunca olvidaré lo que ha hecho mi país por mí. El otro le pregunta: “¿qué ha hecho?”. El primero responde: “Nada, absolutamente nada”. A lo cual el segundo concluye: “Eso es fácil de recordar”.  Esto refleja en mucho mi sentir.

Hablemos de tus comienzos, de tu infancia; de cuándo te diste cuenta de que tu camino estaba en la dramaturgia, de en donde te formaste…

Mi abuelo paterno fue dramaturgo; mi papá fue actor. En el seno materno siempre me fomentaron la lectura, me llevaban a museos, exposiciones, conciertos, festivales, ballet. Mi educación sentimental estuvo llena de expresiones artísticas y culturales, y en mi entorno conocí personas sumamente interesantes, gente de la cultura, las artes y las luchas sociales.

Gracias a mi papá conocí los escenarios durante los ensayos, las lecturas de las obras, además de visitar los sets cinematográficos y presenciar grabaciones de programas radiales. Así que, desde muy niño supe que eso era el que me gustaba, que me quería dedicar a algo relacionado a ese mundo.

Yo era un niño que leía mucho, escribía y dibujaba cuanto me imaginaba. Siempre he considerado que, a un niño al que se le ve ese interés, deberían encausarlo debidamente. Pero no es así, la escuela no contempla a los “bichos raros” y busca que todos sean “educados” de forma pareja. Por lo tanto, al terminar la secundaria, decidí no continuar mis estudios; odiaba el sistema escolar, a los maestros, memorizar datos innecesarios, fechas, fórmulas, etc.

Soy un pésimo alumno, sin embargo soy un excelente estudiante, así que me dediqué a nutrirme yo mismo de forma autodidacta: leí mucho, vi cine, teatro, viajé cuanto pude. Siendo muy joven comencé a trabajar como asistente en producciones de cine, luego de televisión, después de teatro, subiendo poco a poco de puesto en diversas áreas como ambientación, vestuario, escenografía y producción. Y al mismo tiempo seguía estudiando por mi cuenta. Con la educación sentimental que recibí, con los trabajos que tenía y estudiando lo que a mí me interesaba, me fui formando.

En casos así, el camino es mucho más difícil; la escuela da muchas herramientas que te ahorran algunos tropiezos o errores. Pero decidí hacerlo de esta forma; estaba muy seguro de mí mismo, de mi capacidad, de mis intereses y objetivos. Y a la larga considero que lo que hice, no estuvo nada mal. Estoy muy complacido por haber tomado esa decisión.

Frida Kahlo Viva la Vida, Sangre en los Tacones, Mujeres de Arena, Ni Princesas Ni Esclavas, Mujeres sin Miedo, 7 Mujeres (y solo son algunos ejemplos) son obras en las que la mujer —lo femenino y lo feminista— ocupa el eje central del drama o la comedia ¿Por qué esa, casi obsesiva, presencia de la mujer en tus obras?

En mi entorno familiar estove rodeado de muchas mujeres, todas muy diferentes, pero con un carácter muy fuerte: mi mamá, mi abuela materna, mi madrastra, mi hermana y otras más. Creo que eso me hizo conocer muy bien el alma femenina.

La marginación y violencia hacia la mujer la he vivido de forma similar por ser homosexual, así que me siento y estoy más del lado de ellas que del mundo masculino. El machismo y el patriarcado nos someten, reprimen y hostigan de forma similar, casi idéntica, a mujeres y a homosexuales. Debido a esto y aunado a mi conocimiento de las mujeres, me dedique a escribir de y sobre ellas. Comparto mucho más cosas con las mujeres que con los hombres, me identifico más, me siento más unido, más cercano, y soy más solidario con ellas.

Al defender lo femenino y lo feminista, de alguna forma estoy defendiendo muchos de los derechos de los homosexuales contra el patriarcado y el machismo generalizados.

Teatro Útil. ¿El teatro mueve conciencias?

El teatro como todas las artes sirve para embellecer el mundo, la vida. ¿Qué sería de nosotros sin Da Vinci, Picasso, Shakespeare, Miguel Ángel, Bach, la música antigua, el ballet, el Renacimiento, las esculturas griegas, el arte egipcio, la arquitectura medieval? Pero además de proporcionarle belleza a los seres humanos, el arte y la creación pueden servir para generar conciencias, sensibilizar al espectador sobre determinados temas, contarle historias que desconoce, darle elementos para emitir un juicio o darle una visión propia de ciertos hechos. De ahí el término (tomado de Bertolt Brecht) de Teatro Útil (sea en el género que sea: comedia, farsa, melodrama, tragedia, etc.). Hacer teatro que hable de los problemas actuales. Más en los momentos tan difíciles y violentos que está viviendo México. Habría que llenar de belleza al mundo, pero al mismo tiempo hay que denunciar, informar, exponer, invitar a la crítica, a la reflexión, a tomar acciones concretas, a mover conciencias.

Ninguna obra u otra creación cambiarán al mundo, pero pueden ayudar a transformarlo. De ahí es que podemos hablar no solo de teatro, sino de Arte Útil.

Creas una obra con todo el trabajo que conlleva y luego viene la búsqueda de los espacios para representarla, la financiación, el montaje, los actores, y el largo etcétera hasta que el espectador se sienta en su butaca, ¿cuál es la fase más complicad de todo este proceso? ¿Conseguir que representen tus obras fuera de los circuitos oficiales y subvencionados, supone un milagro?

ornitorrincoYo hice teatro en México hace muchos años; escribía y montaba mis obras. Lo mismo hice cuando viví fuera del país; ha sido de las mejores experiencias de mi vida.

En México ser independiente conlleva muchos riesgos: es apostar el dinero de uno o de algún conocido, y en este caso, tener un compromiso de que lo recupere y gane. Enfrentarse a las dificultades de la publicidad; las instituciones y los productores privados tienen el poder adquisitivo para comprar espacios en carteleras de periódicos y revistas, para hacer spots para radio y TV. Los independientes no contamos con tanto dinero; así que hacemos volantes, pegamos algunos posters, actualmente usamos las redes sociales. Es una labor titánica que a veces rinde frutos, otras no.

Conseguir representar mis obras en espacios independientes no es un milagro, eso es probable que se consiga con mayor facilidad; la dificultad radica en promocionar la obra montada y hacer que la gente acuda al teatro, más en un país donde no existe la cultura teatral; donde se ha deformado el gusto al público y ahora solo buscan y asisten a ver comedias musicales Made in Broadway u obras donde actúen estrellasdel cine o la TV. Le han inculcado al público la idea de que el arte es algo “pesado, aburrido” y que, el objetivo de alguna propuesta es la de simplemente “divertir”; el entretenimiento vacío ocupó el lugar del arte y la cultura.

Es en parte por ello que dejé de hacer teatro en México, ya no tengo la fuerza para hacer todo lo que uno debe realizar como promotor de una obra. Y por suerte, como me piden mis textos en muchos estados y muchos países, disfruto ver que se montan mis obras sin cargar con el peso ni la responsabilidad de la producción.

Admiro a los independientes que, contra viento y marea, continúan luchando y abriéndose paso; yo ya no tengo esa energía juvenil para hacer lo mismo, pero lo hice y obtuve grandes y satisfactorios resultados.

Cuéntame un poco de tu paso por España como autor y director.

En España se han montado varias de mis obras. Muchos grupos han montado “Mujeres de Arena” en diversas ciudades: Sevilla, Valencia, Madrid, Alcalá de Henares, el País Vasco, Burgos, etc. También se han montado mis obras Sangre en los Tacones, Divorciadas, Frida Kahlo Viva la Vida, entre otras.

En cierta ocasión, aprovechando un viaje que hice a Europa, logré dirigir una lectura dramatizada de Mujeres de Arena. Así como me ha pasado en otros países (Uruguay y Colombia) la experiencia fue muy enriquecedora; aplicar distintos métodos y herramientas para llegar a un mismo objetivo que es presentar la obra de la mejor manera y enviar el mensaje correcto al espectador.

En el caso específico de Mujeres de Arena (que habla sobre los feminicidios en Ciudad Juárez) siempre me he encontrado con gente sumamente sensible, entregada, comprometida; pudiendo montar cualquier otra obra, elijen este texto porque tienen la misma meta que yo: denunciar estos crímenes y hablar sobre la violencia de género, siendo el feminicidio el máximo exponente de la brutal violencia machista.

En España encontré gente maravillosa, comprometida, sensible; espero poder regresar y tener una experiencia similar con esta o cualquier otra de mis obras.

¿Qué pasa con el cabaret?, eres autor de más de una docena de libretos sin embargo es un género (algunos dicen que “menor”) muy poco cultivado, al menos en nuestro país.

Tanto en México como en el resto del mundo el cabaret es menospreciado, le llaman género “menor”, arguyen que se trata de obras para entretener borrachos, que no son trascendentes, tampoco profundas, que son efímeras; desdeñan la sátira y la crítica política, tan eficaz para el propósito que busca el cabaret.

Yo he hecho dos tipos de libretos para cabaret. El cabaret de crítica y sátira política, el cual debe estar siempre actualizado con los sucesos del día. Es un gran ejercicio para los actores, el director y el autor: mantener un espectáculo vigente. Hay que investigar, leer y ver la forma de incluir lo que uno quiere decir dentro de un texto ya montado. Para mí el cabaret es al teatro lo que la caricatura política es al periodismo. Es teatro efímero, cierto; pasan los temas y caduca pronto. Brecht hablaba de hacer ese tipo de teatro que, aunque fuera efímero, fuera útil. Y así es como yo veo a este tipo de cabaret. Por otro lado, desgraciadamente algunas compañías han desvirtuado el cabaret llenándolo de groserías, insultos al público, doble sentido, que abaratan y acorrientan el espectáculo, desvirtuando el género, y está dirigido más que nada a divertir a un público complaciente, que busca la risa fácil y desea a toda costa evitarse la “molestia” de pensar, solo desea carcajearse.

Un buen texto y un buen espectáculo de cabaret debe tener sumamente claro a quién va a satirizar y eso nos coloca en una posición muy clara. Un buen cabaret ridiculiza, señala y satiriza a los poderosos: al estado, sus instituciones, a la iglesia, a la policía, a los represores, a los corruptos, a los impunes. Un mal cabaret hace exactamente lo contrario: se burla del pobre, de la mujer, del homosexual, del indígena, del migrante. Estos son espectáculos deleznables que favorecen a los poderosos y denigran a los marginados de la tierra. Por eso uno siempre debe tener claro de qué lado quiere estar: si del lado del opresor o del oprimido.

He realizado otro tipo de cabaret que ha logrado trascender y ser menos temporal: el cabaret social (Ni Princesas Ni Esclavas, Divorciadas, etc.). Son espectáculos que, lejos de tocar los temas del día a día, hablan en general de la situación y la condición femenina, lo cual los hace universales. En la Ciudad de México, el montaje de Ni Princesas Ni Esclavas estuvo cinco años en cartelera (un hito) y a la fecha sigue dando funciones esporádicamente.

En estos textos también abordo la crítica social, y la denuncia es hacia el machismo, el patriarcado, la homofobia y otros flagelos. Todo con un tono humorístico donde el espectador se ríe de la desgracia ajena y de la propia, y queda con alguna reflexión. La crítica le ha llamado a estos espectáculos “humor inteligente”.

ni princeasas ni esclavasUna pregunta con intenciones pero no con “mala leche”: ¿Qué hay de biográfico en tu obra “El Arca de Noelia”?

Hace tiempo yo tenía una vaga idea sobre una viejita con Alzheimer que quería construir un arca para salvar a los suyos y al mundo, pero no acababa de agarrar forma. Sin embargo, seguía en mi mente. Cuando me enteré de que era portador del VIH quise escribir algo al respecto como una forma de catarsis y fue así como uní ese tema con la idea de aquella obra; de ahí surgió El Arca de Noelia: una obra en tono de comedia que habla sobre el VIH, el calentamiento del planeta, la homosexualidad y el Alzheimer. La abuela está inspirada en mi abuela materna (en algunos rasgos o frases) y el personaje del hijo (Alex) en mi experiencia cuando me enteré que tenía VIH.

El teatro, por suerte, nos permite sacar a nuestros monstruos, hacer catarsis y crear algo que, una vez más, sea útil para mí y para el espectador. Así que esta, como casi todas mis obras, tiene una fuerte carga autobiográfica. Para mi buena suerte, el texto obtuvo el primer lugar del premio de la Fundación La Barraca, de Venezuela.

Para terminar, ¿en qué proyectos estas embarcado actualmente?

Yo me tardo un tiempo en generar mis obras. Antes de enfrentarme al pánico de la página en blanco, pienso mucho qué quiero escribir; ya habiéndolo decidido, suelo investigar y leer mucho sobre el tema y darle vueltas a cómo lo voy a contar, crear a los personajes, etc. Primero todo está en mi cabeza y, cuando lo tengo claro, paso al papel.

Actualmente tengo varias ideas, pero una que va cobrando fuerza es un texto utilizando a personajes de la mitología griega para hablar de problemáticas sociales actuales.

Como me gusta mucho la historia y la investigación (soy un periodista y un historiador frustrado), me dedico mucho a leer y empaparme de los temas.

Por otro lado, espero que en algunos años pueda volver a salir de México para realizar algunas estadías en otro país para dirigir y montar mis obras. Fueron tan hermosas las experiencias de antaño, que deseo repetirlo.

De mientras disfruto ver mis obras montadas por muchísimos grupos de México y del extranjero. Me satisface y conmueve que, existiendo tantas obras, elijan las mías para llevarlas a escena. Para esas compañías no tengo más que un profundo agradecimiento. Ellos son los que me han colocado en la posición en la que me encuentro y siempre ponen su mejor esfuerzo y su amor creando estos proyectos.


Humberto-RoblesHumberto Robles Nació en la Ciudad de México el 9 de noviembre de 1965. Es dramaturgo y guionista independiente; también ha dirigido sus propias obras en México, España, Uruguay y Colombia. Paralelamente colabora con varias organizaciones de derechos humanos. Actualmente es considerado el dramaturgo mexicano vivo más representado en el mundo (25 países, tres continentes). Ha recibido cinco premios como dramaturgo, uno internacional y cuatro nacionales, entre ellos el Premio Nacional de Dramaturgia “Emilio Carballido” 2014.

 Sus obras de teatro han sido montadas y representadas en varios estados de México, así como en diversas ciudades de Alemania, Argentina, Australia, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Escocia, España, Francia, Guatemala, Inglaterra, Italia, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Checa, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y Estados Unidos. Sus obras pueden descargarse en el sitio Dramaturgia Mexicana, así como en Dramared.com, Noticias Teatrales, Drama-Virtual y Textale. Algunas de sus obras han sido traducidas al francés, italiano, portugués, alemán, inglés y polaco. Ha tomado cursos con Robert MacKee en el “Seminario de Géneros”, “El Secreto de las Grandes Historias” impartido por Paul Brown, productor, director y escritor, y el “Disney’s Approach to Creativity and Innovation” en Orlando, Florida. Nunca ha recibido becas del FONCA, iberescena ni del sistema nacional de creadores artísticos.
Humberto Robles es Jefe Sección (Teatro) en nuestra revista.

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José Rico

José Rico nace en Oviedo (España) en 1956.

Estudia en la Universidad de su ciudad natal, las carreras de Derecho y Filosofía y Letras, pero no finaliza ninguna de las dos dedicándose durante muchos años a tediosos y poco edificantes trabajos de seguros, transportes, venta de fitosanitarios, construcción y productos financieros.

Lector apasionado por la poesía desde muy joven es, en la actualidad, Gestor cultural.

Fundador y administrador de la desaparecida red social de escritores en lengua castellana "palabra sobre palabra".

Entre octubre de 2015 y finales de 2016 dirige el Ateneo Las nueve musas donde se imparten cursos online de artes, ciencias y humanidades.

Autor, junto a Alonso Pinto Molina, del blog "Ángel González - poeta", homenaje al poeta de Áspero mundo y Tratado de urbanismo. Blog que se trunca al año de su nacimiento dada la insistencia de la viuda del poeta en censurar los contenidos del mismo.

Editor de "MEMORIA 2012" (Editorial Círculo Rojo), "El viaje" (2013) Editorial círculo Rojo, "La gramática de las cigarras" (2014) Editorial Círculo Rojo. "En este banco" (2016) Ruíz de Aloza Editores.

Desde al año 2015 es Director-Editor de la revista de artes, ciencias y humanidades "Las nueve musas".

En agosto de 2017 comienza con el proyecto editorial Las nueve musas ediciones y a finales del 2020 con el Directorio Cultural Hispano

Ha publicado el poemario "Ayer soñé que calvo me quedaba" (Las nueve musas ediciones - 2020)

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