Gonzalo Cienfuegos nació en Santiago de Chile en 1949.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en la capital chilena, donde también comenzó bellas artes y arquitectura, estudio que dejó en el tercer año para mudarse a México en 1970 a estudiar arte en la escuela La Esmeralda, allí recibió al influencia de José Luis Cuevas.
Luego de 4 años en ciudad de México se trasladó e Buenos Aires donde “comenzó su carrera formal como pintor” y se sintió identificado con la Nueva Figuración Argentina (década del 60, caracterizada por un vuelta a la pintura figurativa frente a la abstracción. Los pintores tratan el tema de manera informal y expresionista. Los principales representantes de argentina fueron Luis Felipe Noé, Jorge de la Vega, Rómulo Macció y Ernesto Deira. Un año más tarde regresa a Santiago de Chile donde se instala definitivamente. Se recibe de Licenciado en Pintura, es profesor de la Universidad Católica de Chile y desde 1992 es académico de número de Bellas Artes de Chile.
A los 11 años vio un afiche de Vincent Van Gogh, que le impresionó por la fuerza especial, lo copió y de allí en adelante la pintura fue su objetivo, desde ese momento decidió ser pintor.
Para Cienfuegos lo fundamental es la figura humana, “organizo la pintura con formas antropomórficas”. Toda su obra gira alrededor de la Historia del arte y del teatro del absurdo. Sus personajes son el reflejo de la realidad de la que emergen.
En sus composiciones escenográficas se advierte la huella de Velázquez, como en Las Meninas: en el primer plano la infanta Margarita, el perro, la enana y el pintor, Cienfuegos, son elementos tomados del cuadro homónimo de Velázquez, un ciclista en el centro de la escena, en segundo plano una menina y en tercer plano aparecen unos personajes actuales que observan la escena y un paisaje como marco de fondo. Sus personajes y elementos (ciclistas y luces eléctricas) interactúan en conjunto, integrando el pasado con el presente.
En Reunión en Leyda con Flora ante Olimpia, aparece el cuadro Olimpia de Manet en el centro de la composición en una habitación donde una venus de Boticelli caminando hacia el espectador obstruyendo en parte el cuadro de Olimpia, de espalda el torso de un personaje de Magritte mirando la escena y en el fondo observando todo el propio Cienfuegos de frente al espectador. En Naturaleza muerta con perro, la exageración del volumen en la figuras, lámpara, cafetero, florero nos permiten notar la influencia de Fernando Botero. Todo en el cuadro es lineal, donde confluyen las curvilíneas con líneas horizontales y verticales, donde juega el contraste de colores claros con los oscuros y el perro, debajo de la mesa, necesita ser remarcado para distinguirlo y como siempre en sus cuadros un paisaje al fondo.
En Espacio, Tiempo y Medida nos recuerda a de Chirico en la perspectiva de un paisaje metafísico y solitario donde aparecen arcadas y plaza con edificios de estilizados romano, es un espacio urbano con proyección de sombras, en primer plano una figura femenina seguida de una masculina, hacia un costado una escultura clásica, al fondo un paisaje donde se conjugan un tren, un ciprés, hombres trabajando y un volcán nevado. En el centro de la escena la medida que se proyecta en una sombra que nos indica que el día se está yendo. En este cuadro se conjugan espacio tiempo y medida Tensión Escarlata nos muestra en segundo plano un paisaje urbano y en primer plano dos figuras humanas, una clara y otra oscura la primera con una línea de contorno que rodea y da forma a la figura apenas esbozada, a excepción del rostro, la oscura más definida como una mujer ,en ambos le da importancia a la cara .En la figura masculina, luminosa el rostro aparece de frente, remarcando los ojos y la nariz que se une a una ceja, característica de los rostros de Cienfuegos, influjo de José Luis Cuevas.
En toda la obra de Gonzalo se destaca esta influencia en los rostros, debido a su admiración por México y haber estudiado en la Escuela La Esmeralda, el mismo lugar en que estudió Cuevas, quien también lideraba el movimiento innovador en rechazo al muralismo, Gonzalo decidió incluirse en esa corriente.
El mexicano José Luis Cuevas grabó una huella intensa sobre la pintura de Cienfuegos, notable en los personajes de su obra, las expresiones de los rostros son afines a los de Cuevas. Esas fisionomías con ojos de frente, con una mirada impávida como queriendo dialogar con el público.
Sus construcciones de personajes, paisajes o naturaleza muerta hacen alusiones constantes a artistas de periodos anteriores de la Historia del arte, como Diego Velázquez, René Magritte, Fernando Botero, Édouard Manet, Sandro Botticelli, Giorgio de Chirico o José Luis Cuevas por lo que afirma que es “una cita explicita de toda la Historia del arte, pues son partes de un escenario muy legítimo” los personajes estáticos e inmóviles, con mirada de frente dialogan con el Publico o como el artista asevera “personajes de diferentes épocas y lugares como una comedia y yo soy el espectador”.
Personajes insertos en el espacio con mirada frontal, acentuada por la línea que une la nariz con el ojo derecho, no dialogan entre ellos, están aislados, quietos, cada uno en su propio mundo, insertados en un paisaje imaginario. El color muchas veces plano y saturado, con predominio del rojo para resaltar el sentido metafísico. La perspectiva del paisaje de fondo tiene profundidad, aunque las figuras aparecen como adheridas al cuadro sin seguir el orden de la perspectiva. Gonzalo dice: “El espacio del cuadro es un espacio de la libertad, el espacio donde otra realidad diferente, virtual transcurre”.
Toda su obra es un reflejo de las experiencias vividas y sentidas tanto en América como en Europa, así lo demuestra las innumerables exposiciones realizadas en: Chile, Francia, Brasil, México, Argentina, Estados Unidos.
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