Desde que se masificó la práctica de la fotografía, hubo disponible diversos formatos de cámaras y materiales sensibles, destinados a cubrir las necesidades de diferentes tipos de fotógrafos.
Algunos siempre estuvieron reservados casi exclusivamente al uso profesional, otros ofrecen un amplio rango de posibilidades, permitiendo su adopción tanto en el terreno profesional como amateur.
Pero siempre hubo algún formato relegado por los profesionales, considerado como poco serio, quedando restringido al ámbito doméstico.
Por ejemplo, en los tiempos de la fotografía analógica, las cámaras de gran formato se hallaban en los estudios de fotógrafos profesionales. Lo mismo para las de formato medio. Dentro de las cámaras de formato pequeño, el 35mm fue el caballito de batalla. Por su práctico tamaño, fue el elegido por los reporteros gráficos. Pero también fue adoptado en el ámbito familiar, donde los modelos de cámaras compactas ofrecieron simplicidad de uso. Pero otros formatos como el pequeñísimo 110 de las cámaras pocket, o las instantáneas de Polaroid, al no ofrecer calidad suficiente, tuvieron que conformarse con el uso doméstico o servir únicamente como foto de prueba antes de realizar la toma definitiva.
Ahora, en los tiempos de la fotografía digital, el formato cuestionado es, por supuesto, el teléfono móvil.
Hoy todos llevamos en nuestros bolsillos este dispositivo que, por más que lo sigamos llamando teléfono, los fabricantes sólo promocionan las fabulosas prestaciones de las cámaras que tienen incorporadas. Entonces, ¿se puede hacer una buena fotografía con un smartphone? Claro que sí, dirán, basta ver una selección de las fotos que abundan en redes sociales como Flickr e Instagram. Pero respecto a su uso dentro de un estudio fotográfico profesional, la respuesta todavía no es tan tajante. Si bien hay quienes ya están probando las posibilidades de los teléfonos de alta gama, atraídos más que nada por la practicidad de no tener que movilizar voluminosos equipos, aún no igualan los resultados de los equipos de primera línea, como las réflex full frame o, menos aún, las cámaras digitales de formato medio.
¿Y en el ámbito artístico? ¿Se puede montar una exposición seria con fotos impresas a partir de imágenes tomadas con un celular? Por supuesto. Los formatos relegados siempre fueron una opción válida, sumando la motivación adicional del desafío de mostrar el valor que pueden aportar a pesar de sus limitaciones. Hoy en día, incluso puede considerarse como la cámara ideal para ciertos géneros, como ser la fotografía de calle. Al ser un dispositivo que todos tenemos encima, todos, fotógrafo y fotografiado, no llama tanto la atención y siempre está al alcance de la mano.
Ahora bien, ya decididos a montar una muestra, hay dos alternativas claras. Se pueden presentar las fotos sin hacer absolutamente ninguna referencia al tipo de equipo utilizado para obtenerlas, como sucede en casi todas las exposiciones. De esta forma se centra el foco en las obras, poniendo al teléfono en igualdad de condiciones que una cámara convencional.
Por otro lado, puede ser que el hecho de que las fotos hayan sido tomadas con un teléfono móvil sea parte de lo que el autor quiera transmitir, ya sea para darles un aspecto más doméstico, o porque, de alguna forma, el medio forma parte del mensaje. En este caso, la referencia puede ser apenas una sugerencia, por ejemplo, usando un formato vertical de similares proporciones que las de la pantalla de un teléfono, o totalmente explícita, indicándolo expresamente por escrito, o agregando en la imagen los característicos íconos de estado del celular. En el medio, hay un sinfín de posibilidades.
Si ya en su momento fotógrafos de la talla de Andy Warhol, Wim Wenders, Ansel Adams o Robert Mapplethorpe se animaron al Polaroid, ¿por qué cerrarle la puerta al teléfono celular?
Entre las fotografías que acompañan este artículo, obra del fotógrafo Nicolás Blaiotta, hay una intrusa que no fue tomada con un smartphone, sino con una cámara de prestaciones profesionales. ¿Serían capaces de identificarla?
Añadir comentario