Hay muchos tipos de fotografía, tiene múltiples usos y hay diversas formas de hacerla.
Puede ser documental, publicitaria, artística o familiar. Puede informar, desinformar, entretener, hacer pensar o recordar. Puede ser analógica, digital, con lente o estenopeica. Pero el acto central de una fotografía, el que la define como tal, es el hecho de capturar rayos de luz provenientes de la realidad y dejarlos plasmados en una imagen.
Y digo que es el acto central, no sólo por estar presente en toda clase de fotografías, sino porque, en cierta forma, el momento de la captura y registro de los rayos de luz, se encuentra en el medio del proceso fotográfico. Hay cosas que pasan antes, y otras después. Y todas ellas varían de fotografía en fotografía. No es lo mismo lo que sucede antes de tomar una foto documental que una publicitaria, así como también es distinto lo que se hace luego de tomar una foto analógica que una digital. Pero todas tienen ese centro invariable, ese eje común que es atrapar rayos de luz.
¿Y qué sucede antes de tomar una fotografía? Sucede que se da un acontecimiento que constituye una noticia, ya sea de trascendencia mundial, como una guerra, o local, como la inauguración de un hospital, y hay allí un reportero gráfico haciendo su labor. Sucede que hay un hecho de trascendencia familiar, como un acto escolar, un cumpleaños o unas vacaciones. Sucede que, en la calle, un personaje común hace un gesto especial, y a alguien que por allí pasaba le causó cierta emoción y constituyó su momento preciso. Sucede que hay adolescentes divirtiéndose y deciden hacer muecas graciosas y compartirlo en las redes sociales. Sí, en muchos casos sucede que pasan cosas y alguien decide dejar una porción de la realidad plasmada en una foto.
Pero también puede pasar que lo que suceda sea que alguien elabore detalladamente una escena, haga bocetos, pruebas, ensayos. Monte un escenario, muy grande, en un parque o en un set, o muy pequeño, en un estudio o en la habitación de su casa. Contrate modelos o actores y disponga todos los elementos en una determinada composición.
En definitiva, puede que sea preparada o no, pero antes de tomar una foto, hay algo real que está delante de la cámara reflejando rayos de luz.
¿Es entonces cierto siempre que la fotografía es una huella luminosa de la realidad (al natural o intencionalmente preparada)? Pues, no necesariamente, porque veamos también qué sucede después de tomar una fotografía. Sucede que un proceso de revelado convierte una imagen latente en una visible. Sucede un escaneo que convierte una imagen en papel o celuloide en una digital. Suceden corrientes de electrones que son convertidas a valores numéricos grabados en un archivo de imagen. Sucede que esas imágenes pueden mostrarse privada o públicamente así. Pero también puede pasar que lo que suceda sea que durante o después de esos pasos se introduzcan más modificaciones. Procesos especiales, solarizados, grisografías, velados parciales. Ediciones digitales, efectos, collages, intervenciones. Puede que estas alteraciones sólo realcen el mensaje que la fotografía pretende transmitir. O puede que sean tan grandes que no queden ni rastros de aquella realidad que alguna vez estuvo frente a la cámara, y aquellos rayos de luz originalmente capturados sólo hayan servido de materia prima para los desvelos creativos de alguien.
Independientemente del tipo de fotografía que se trate, muchas cosas suceden antes y después del momento de la toma. Pero el acto central de una fotografía, el núcleo común a todas ellas, sigue siendo dibujar con luz.
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