Las nueve musas
sócrates

Diálogo inédito sobre Sócrates

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―Dime, Cebes, si no tienes algo mejor que hacer, ¿qué es la vida?

―Es el camino de los vivos ―respondió Cebes.

―Y todo camino que se precie tiene sus orillas, pues de lo contrario no sería un camino, sino un sitio cualquiera donde estar de pie. ¿Piensas tú de forma diferente?

―Por cierto que no, querido Sócrates. Es así como dices.

―¿Y qué es, respecto a ese camino de los vivos, lo que delimita la orilla? ¿No es la muerte?

―Ella misma.

―Y lo que delimita la orilla, ¿no es algo más grande que el mismo camino? ―preguntó Sócrates, paseando su mirada por los demás, como repartiendo la pregunta.

―Mucho más grande ―respondió Simmias―. Es todo menos el camino.

―Luego la muerte es todo menos la vida. Pero el camino nos dirige hacia un lugar determinado, hacia lo que delimita por delante, y no terminamos el camino por traspasar su orilla hacia los lados, sino hacia la orilla de su recto final.

―Todo lo que has dicho es cierto ―respondió Fedón―, y expuesto de una bella manera.

―Antístenes ―dijo entonces Sócrates, visiblemente disgustado―, es la tercera vez que te digo que dejes el whatsapp, la próxima te tanteo el hocico para ver si me entiendes.

―Perdón, Sócrates. La novia.

―Bueno, tranquilo, no perdemos mucho. Tú a lo tuyo. ¿Y tú, Apolodoro, que opinas de lo expuesto hasta aquí?

― Creo que intentas decirnos que el suicidio, que es traspasar la orilla de lado, no nos conduce al final del camino. Que no es lo mismo terminar el camino que dejarlo de lado.

―Veo que tus padres te pusieron un nombre feo como el sólo, pero algo dentro de la cabeza.

―Cierto, Apolodoro de Falero me llaman, por haber nacido en Falero. Imagina como me llamarían si hubiera nacido en las islas Canarias.

―Me matas de la risa ―dijo Sócrates mientras reía ocultando su rostro en el antebrazo, que apoyaba a su vez en el hombro de Epígenes, que reía también, como todos.

 

Esta breve conversación se mantuvo después de que Sócrates saliera de tomar su baño y se sentara en su cama. Todavía duraban algunas convulsiones de la risa cuando entró en la habitación el servidor de los Once para avisarle de que había llegado el momento, cortando de raíz la risa. Después de que éste se fuera entró otro hombre, copa en mano, y se la extendió a Sócrates mientras le daba unas cortas indicaciones.

―Qué hijo de cicuta ―dijo Sócrates mientras recogía la copa.

Pero nadie reía. Entonces Sócrates se puso serio, miró a sus discípulos, y acto seguido levantó la copa hasta sus labios con las dos manos. Se hizo el silencio mientras inclinaba la copa cada vez más pero, a cierta altura, el semblante de Sócrates cambió y escupió de la risa todo el líquido que guardaba en el buche, salpicando el rostro de Fedón. Se había acordado del nombre de Apolodoro de las islas Canarias.

(Cabecera: Alcibíades recibiendo las lecciones de Sócrates de François André Vincent)

Alonso Pinto Molina

Alonso Pinto Molina

Alonso Pinto Molina (Mallorca, 1 de abril de 1986) es un escritor español.

Aunque sus comienzos estuvieron enfocados hacia la poesía y la narrativa (ganador II Premio Palabra sobre Palabra de Relato Breve) su escritura ha ido dirigiéndose cada vez más hacia el artículo y el ensayo.

Su pensamiento está marcado por su retorno al cristianismo y se caracteriza por su crítica a la posmodernidad, el capitalismo, el comunismo, y la izquierda y derecha políticas.

Actualmente se encuentra ultimando un ensayo.

Reseñas literarias

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