Tercera parte de la conversación con María Katzarava
Más sol y más risas.
Continuamos conversando.
Es horrible esto de tener que ir a la ópera a fuerza. Sobre todo cuando se trata de un compositor que no te gusta. En mi caso la tortura son Verdi o Wagner, por eso siempre que los programan en el Liceo trato de no ir. Lo peor es que uno ya sabe que no debe ir, pero viene el amigo, pariente o visitante que te dice: anda acompáñame que mira que yo… me hace mucha ilusión ir contigo…
Que es mi primera vez…
Eso, y uno va y ve un montaje espantoso de una obra, que no se aguanta ni cuando las cantan bien, imagínate cuando las hacen mal. Y yo termino como niño autista pidiendo a diosito, que ya mejor me lleve y acabe mi sufrir… (risas).
(riendo): Pero si te sabes las historias de las óperas de Verdi mejor que nadie. Me encanta cuando estoy preparando un papel y tú me cuentas la historia y quién es mi personaje.
Pues sí, porque para poder decir que no me gustan esas óperas me las tuve que estudiar a profundidad.
Yo creo que sí te gustan.
NO.
Es un amor prohibido que tienes ahí. (Risas)
No, las estudié porque José Antonio Alcaraz cuando era niña no me dejaba decir que algo no me gustaba hasta que no lo conocía y ahí me tienes, me las chuté todas… y terminé pensando ojalá dios tenga a Piave en su santo rosticero porque los libretos son espantosos. (Risas de María)
La verdad es que es una música perfecta para cantar, está hecha para mi voz. Pero bueno si tengo que aceptar que las mujeres de Vedi son…
Son como para que nos sentemos a llorar por la muerte del feminismo… (Muchas, muchas risas). Ahora, lo peor es que a mi esas óperas me dan mucha risa, entonces la gente que se sienta alrededor de uno pues… se enoja, porque me la paso riéndome. Por ejemplo cuando fuimos a verte en la Desdémona en el Liceo,tengo que admitir que es de las pocas óperas de Verdi que me gustan mucho, pero con ese montaje y ese tenor pues la verdad es que la pasamos mal y el señor de nuestro lado estaba furioso porque Lluis Casado y yo nos pasamos toda la función quejándonos (risas)… el tenor hizo “Exultaaaaa…” y nosotros dijimos ¡Qué horror! Antes de que dijera el “…te”. (Más risas) Pero lo bonito de esa función fue que cuando salí, cuando oí que uno de los espectadores dijera: Lo único bueno de esta producción vino de México y se refería a ti.
Ay… que bonito. Y qué bueno, porque yo la verdad esa función estaba muy ansiosa como ya te dije. Mejor que se notó que yo había trabajado mucho para aprenderlo.
¿Por qué te gusta tanto Verdi a ti?
Pues mira, mi voz se acopla muy bien a esa música y fluye muy fácilmente. Ahora siento que he entendido la manera de cantar a Verdi, qué me pide en cada personaje. Es una música que me reta (por ejemplo con los graves o con los agudos en piano que pide y que son muy arriesgados) pero que al mismo tiempo es muy fluido de cantar. Llevo años cantando puro Verdi, y las Gildas y las Violetas que he cantado tanto me han ayudado a conservar los sobreagudos a pesar de que mi centro ha crecido mucho y puedo enfrentarme a papeles como Aida o Leonora. Me toca mucho su música. Para mí, Stiffelio fue un antes y un después en mi carrera. Algo pasó ahí y me hizo hacer una evolución emocional y técnica hacia los roles más pesados de Verdi que, como son finalmente líricos, permiten un desarrollo técnico. Me aprendo sus óperas aprendo rapidísimo, mira la Desdémona me la aprendí en una semana y Aída no me llevó mucho más. Verdi se ha vuelto ya una cosa cotidiana, una música que es un lugar conocido, un refugio.
¿Cuántas óperas has cantado de Verdi?
No las he contado pero más de diez seguro[1].
Dios santo… pero eso ya es obsesión (Risas). Realmente, la verdad es que Verdi escribe cosas hermosas para la voz de soprano. Excepto el “Caro nome…” que a mí me sube el azúcar…
Pero el resto de la música de Rigoletto sí que es linda…
Mira, yo mejor no digo nada, porque dejé de cantar cuando supe que era coloratura y que iba a terminar cantando Gilda… así que ni te digo.
¿En serio? (Risas)
Si, yo dije que horror, me van a tocar puras locas y tontas y no, pues dejé de cantar, porque yo quería ser barítono pero eso sí que estaba fuera de mis posibilidades… pero lo que sí es cierto es que para la voz de soprano Verdi tiene cosas maravillosas.
Pues ya está, si tiene cosas lindas para las sopranos pues ya es suficiente.(Risas)
Pero no crees que sus mujeres son un poco…
Como en casi todas las óperas.
No es cierto, las mujeres de Strauss, de Mozart o de Massenet son muy interesantes y en general las mujeres de Puccini son muy fuertes.
Sí, en eso tienes razón, Tosca es una mujer extraordinaria y me encanta cantarla. También es una música excelente para mi voz. Fluyo muchísimo con esa música maravillosa y con la de Madama Butterfly.
¿Y por qué ya casi no cantas Liú?
Porque ahora me salen con que mi voz ya no está para ese papel, que ha crecido demasiado, pero la verdad yo no creo. Yo puedo dar la dulzura de Liú.
¿Cuántos papeles tienes montados y representados?
Entre treinta y cuarenta.
Hablando de escuelas, has cantado ópera belcanto, verismo, ópera mexicana, ópera francesa y ópera alemana.
Si todos esos, pero la verdad es que creo que el papel que me define es Tosca. Es como muy yo. La entiendo, la quiero, me gusta cantarla.
Y ahora con Aida, ¿qué?
Me está enamorando mucho este papel. Las arias son maravillosas y su música en general, me encanta. Ahora, hablando de papeles que me definen, debo mencionar a Lina de Stiffelio, porque es una mujer fuerte y me recuerda a muchas cosas de mí misma. Es una lástima que no la haya podido hacer en México.
¿Qué crees que tú le vas a dar a Aida?
Mira, yo siempre trato de darles un toque de fuerza, no me gustan las mujeres lloronas ni débiles. Me gusta que sean mujeres decididas y trato de darlo con mi manera de cantar. Sus conflictos no siempre dependen de ellas, como bien me explicaste la otra vez, son víctimas de circunstancias y la verdad me gusta que las enfrente con fuerza.
Muy pocas mujeres de Verdi tienen un conflicto tan interesante como el de Aida. Normalmente el conflicto es amoroso y de aceptación social, en cambio con Aida hay un conflicto político, bélico, patria, traición, etc.
Sí, eso es lo que me está gustando del papel.
¿Qué es lo que quieres que se recuerde de ti?
(Piensa un rato) Mis chinos, mi pelo como melena abundante en el teatro (risas) ¿Sabes que quiero que recuerden de mi cuando no esté? Que fui una mujer abierta y entregada y que nunca me dejé nada en el escenario.
Acabo de escribir un artículo sobre las divas, porque realmente me impresiona como siempre han tenido que enfrentarse a problemas y presiones muy graves, desde el siglo XIX y son mujeres extraordinarias que salen vencedoras, en la mayor parte de los casos, de prejuicios sociales, etiquetas, moralina, etc. Las divas del siglo XX pues me encantan: cultas, divertidas, entregadas. La fuerza que se necesita para una carrera como la tuya es algo en lo que nadie piensa. Por ejemplo ¿Cuánto tiempo al año pasas en tu casa?
Uy, como dos semanas. Cuando mucho un mes.
Es una carrera sin casa, con una exigencia muy grande, donde arriesgas todo casi cada función.
Si, por eso he sufrido ansiedad.
Pero parece que la gente no se da cuenta de que más allá de una buena voz, lo que se necesita para una carrera como la tuya es una enorme fuerza física, emocional y psíquica, y eso sí que no mucha gente no la tiene.
No, sin eso no llegas a nada. Yo he tenido que cerrarme muchas veces y ser fría.
Yo sé que tú has cantado funciones memorables teniendo problemas familiares y emocionales de una magnitud increíble. ¿Cómo lo haces?
Porque aprendí a ser fría. Aprendí a cerrarme por completo y decir: Todo está bien mientras yo tengo que dar la función. Ya después me desmorono. Yo vivo para esto, de verdad, si yo no me entrego en la ópera lo siento como una batalla perdida. Saber que lo tienes todo para darlo todo y no lo logras, es horrible, así que yo salgo para entregar. Mi mayor logro siempre será que el público se quede con todo lo que yo pude dar.
Y eso es una diva del siglo XXI.
[1] María Katzarava ha cantado 12 obras de Verdi hasta la fecha de esta entrevista: Gilda (Rigoletto), Violeta (La Traviata), Aida (Aida), Leonora (Il trovatore), Leonora (La forza del destino), Giovanna (Giovanna d’arco), Amelia Grimaldi (Simon Boccanegra), Isabel de Valois (Don Carlo), Lina (Stiffelio), Desdémona (Otello), Lucrezia (I due foscari) y el Requiem.
Añadir comentario