Las nueve musas
Pinocho

La mentira, esa sombría verdad humana

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Las preguntas esenciales de un ser humano en cualquier momento de su vida comparecen en instantes donde todo parece irreal, en ellos, todo es pregunta, porque todo es desconocido.

Ese mágico momento es la niñez, por ello, la mística señala que el Paraíso del cual habla el Sefer Bereshit es la infancia, al vivirse la inocencia y la sorpresa en plenitud, ese lugar donde las decisiones no se toman con prejuicios, porque se comienza a reconocer la Bondad de la Maldad.

niñosLa infancia se vive en el kayros, en ese tiempo divino, donde la eternidad se presenta en los días. El tiempo y el espacio se expanden con cada movimiento, la Creación tiene otra forma, y esa llamada cuarta dimensión se revela en cotidianidad para mostrar al niño la sabiduría primigenia la cual se irá difuminando al salir de ese Paraíso y tener la responsabilidad de decidir, es así como la llamada imaginación no es más que la vivencia de la eternidad.

El mundo es nuevo, el rededor se transforma en una cadena de preguntas ramificadas y sólo se añoran respuestas. Se contemplan los vocablos para saber el por qué estar en este mundo, se escucha cada movimiento para descifrar una razón especifica de lo que se es, de dónde se viene, de qué se está creado.  Entre esos cuestionamientos el niño se enfrenta a adultos de disímiles rostros, tipos, edades, voces, y se descubre rodeado de árboles, aves, aire, animales, agua, fuego, tierra, entre tantas otras cosas. Cada infante siente en su interior la necesidad de saber el significado del contorno en el cual existe, sólo así podrá buscar un camino para decirse quien es en sí mismo.

Frente a toda esta realidad, el niño reconoce a sus padres, esa figura la cual está ahí para guiarlo en ese sendero que lo llevará a responderse quién es. La madre da una respuesta, el padre otorga otra, y cada una de las personas a las que el niño se acerca responden de manera diferente, y en muchas ocasiones ante la ausencia, la cuestión sume en el abismo, entonces, la pregunta fundamental en el caminar de la vida queda fragmentada y/o vacía de respuestas.

¿Cuál es la verdad?, ¿quién miente? Ante la confusión es necesario descifrar, por ello, el niño emprende una lista de preguntas dirigidas a toda persona que percibe a su alrededor, pero, cada una responde con disímiles versiones de un mismo concepto.

llega a la escuelaSe llega a la escuela, donde se supone fundamentarán cada respuesta que se ha quedado abierta, pero las preguntas molestan a los adultos, por ello, dan libros, para que sean otros quienes guíen, cuentan historias y enfrascan a los niños en lecciones que no tienen preguntas, y por ende tampoco respuestas. Esos textos se otorgan una única realidad de manera dogmática para aceptar simplemente sin derecho a cuestionar. ¡Así es y ya!, dicen, pero esto no es suficiente, los niños quieren y anhelan saber más.

¿De quién es esa historia, quién la fabricó, qué sucede con esa efeméride que no tuvo oportunidad de ser escrita?, ¿dónde se encuentra la otra versión?, ¿acaso la vida no tiene otras perspectivas? Si no se tiene una respuesta, ¿por qué razón creer en lo dicho y en lo escrito? El niño reflexiona y se pregunta, ¿si las personas más cercanas dicen de un escenario dos historias?, ¿por qué creerle a esa persona frente a mí, por qué ella tendría la verdad, o por qué la persona que escribió esas letras en un papel tiene la razón?… todo se revela confuso.

mentirasSe toman libros, se aprenden letras, se contemplan dibujos, pinturas, y de repente, se escucha esa voz interior, una vocecilla resonando en la cabeza, la cual hace pensar, reflexionar y cuestionarse.  Se busca la existencia de algo en el interior de la cabeza, se lee y cada palabra crea dibujos, figuras en la mente los cuales se mueven, saltan, cada personajes se va engendrando, habla, da mensajes, se observa el cielo y las nubes narran una historia paralela a la de la tierra, sin saber por qué palabras melódicas crean canciones, la música sale del alma y el niño vive experiencias que sólo ese amigo nacido del interior y el cual surge del closet, de debajo de la cama, o de infinidad de lugares lo comprende. El niño, lo comparte con los adultos, ¡quienes dicen “¡No mientas!”, – ¿qué no mienta, pero, si no estoy mintiendo? – responde el niño. Existe un ser que le habla, con quien juega, canta y sobre todo le acompaña, pero, antes de comprender y escuchar, el adulto responde, amenaza y dice: ¡a Dios no le gusta que mientas!  En ese momento la realidad se hace aún más confusa. ¿Dios?, ¿quién es Dios?, la respuesta, – ¡Alguien a quién no puedes ver pero que habla y orienta! Ante tal respuesta, en la mente del niño queda claro que se le miente, por ello, surge el comentario que lo lleva a una situación caótica, – “No mientas, yo te acabo de decir lo mismo y me dijiste que soy un/una mentiroso(a)”. ¡No es lo mismo!, responden los adultos. ¡Dios si existe, yo lo escucho, sé que nos observa!, en cambio lo que tú ves no es nada. La lógica del niño lo hace cuestionarse, resulta que el Dios que los adultos escuchan y ven es una realidad, pero, el amigo o ser que él observa es una mentira.  Esto podría derivar en una conversación interminable, pero el niño, que es más sabio, sabe no llevará a nada discutir con un adulto.

Con el pasar del tiempo, todo lo percibido exterior e interiormente para los adultos es todo mentira: el primer amor de un adolescente es así para ellos:

– No te puede gustar, estás demasiado joven para saber lo que es el amor, ¡es una mentira que te has creado!   Entonces, el adolescente pregunta, ¿por qué te casaste, o por qué me tuviste sin un padre o madre?, la respuesta, porque estaba enamorada(o), nuevamente la contradicción. El mundo del adolescente se vuelve confuso, y se pregunta, ¿En qué momento mi vida comenzará a ser real, verdadera?, ¿a qué edad llega la verdad?

DiosEl ejemplo más común es: – Di que no estoy, pero, -¿Cómo que no estás, si te estoy viendo?, responde el adolescente, pero la respuesta es, -¡No, no estoy!, ¡Santo Dios!, (ahí es cuando Dios regresa a la mente), no está, entonces, –¿quién es ella, él?, ante este conflicto de no saber si sus padres están o no, algo consuela, se ha pronunciado a Dios, el adolescente comienza a adentrarse en el mundo de los adultos, y se dice a sí mismo que  quizá lo que lo hace real es ese sentido de Dios que los mayores tienen impregnado. Si en ese momento el adolescente comenta a un adulto que Dios le ha dicho que se porte bien, el adulto dirá que ha sido bendecido, en cambio si se le dice que el duende bajo la almohada ha dicho lo mismo, dirán al adolescente que tiene problemas psicológicos. Es así como el niño ahora adolescente comprende que el mundo de los adultos es sólo cuestión de saber acomodar las palabras.

Pasan los años, y en el recorrido de vida todo el lenguaje y el comportamiento depende de la situación, se intuye lo que la otra persona quiere escuchar y lo que quiere observar, dando como resultado que todo lo compartido es una mentira, pero ¿qué significa mentira?

Mentir, tiene su origen en el latín mentiri, y significa urdir un embuste con la mente, lo cual se relaciona con ideas o estados de la mente que construyen pasajes que no nos pertenecen.

Pero ¿en realidad no le pertenecen a la persona?, claro que le pertenecen, han surgido del interior, han nacido de lo que es cada persona desde su tiempo. Cada ser humano es lo que va construyendo desde sí mismo, tú eres eso que ves, que sientes en ti, eres parte de esos colores de la naturaleza que sólo tu percibes y las emociones sólo son tuyas, nacen de tus circunstancias, de tu forma de percibir cada día, eres cada uno de los actos producidos por lo que te hace sentir la realidad de la otra persona, pero, el otro ser humano  no ve los mismos colores, ni las mismas sombras, ni siente la felicidad como tú la percibes, eso no significa que mientas, o te engañes, sólo muestra las diferencias y que la verdad propia no tiene ni debe ser la del otro.

fantasíaLa diferencia de percepción no es una mentira, aquí es donde se confunde el concepto autonomía con el de mentira.  Es esta manera de clasificar la que ha llevado a imponer verdades absolutas y a dominar bajo una moral propia, la cual se cree es beneficiosa para el otro. La mentira es una construcción falsa, no de la realidad sino de los actos que provocan daño a la realidad propia y a la del semejante. Por ello la mentira se puede clasificar en dos categorías:

  1. La dicha a uno mismo.
  2. La pronunciada para dañar la vida de otra persona o para sacar provecho de una situación.

La mentira daña el interior de la persona que miente, así como a la que es víctima de ella. Mentir tiene como finalidad sacar ventaja, engañar, provocar que la otra persona haga lo que se desea para facilitar situaciones y/o abrir caminos para un aspecto egoísta.  La mentira provoca rupturas, asesinatos, suicidios, llanto, rompe relaciones, hace cómplice de perjuicios y sobre todo es la piedra de las traiciones.

En contraparte a lo anterior está la percepción de la existencia de cada persona la cual no es una mentira, porque el modo de descubrir la vida en cada ser humano se encuentra envuelto en un halo de misterio el cual conduce al crecimiento espiritual y humano.

La percepción de la vida depende de la cultura, etnia, tradiciones, religión o ateísmo, por ende, no se puede decir que la persona creyente en Dios miente o vive en una mentira, para el creyente su fe es algo completamente real, siente a Dios, lo vive, lo escucha y este sentir a Dios es benéfico si lo conduce a ser una mejor persona, a desarrollarse con libertad y respeto ante el otro, pero, se convierte en una mentira cuando esta creencia más no fe se utiliza para dominar, dogmatizar, someter al cuerpo, o para hacer a un pueblo sumiso y obediente, ahí se está mintiendo porque se busca sacar provecho, pero, cuando esta creencia pasa el nivel de confianza y se revela  fe se esgrime para fortalecer a la persona, para ayudarle en su crecimiento personal, social y se revela como un acto esperanzador.

MarxDe esta misma manera se puede hablar del Marxismo, hablar del materialismo como aquello que investiga la sociedad no daña si se utiliza para explicar las revoluciones políticas y sociales, en cambio, si se utiliza para sojuzgar o gritar un ateísmo dogmático trastocando conceptos, se cae en la mentira, se tergiversa el mensaje y se olvida el beneficio de la percepción y de las diferencias. Pronunciar que la religión es el opio del pueblo, se convierte en una mentira para juzgar cualquier religión e imponer un criterio surgido del desconocimiento o de la decisión de no creer, particularmente porque el mensaje de Marx no se transmite completo, Marx dice, la religión es el opio del pueblo, cuando se convierte en religiosidad, pronunciar la frase completa, cambia el contexto, dice la verdad y lleva hacia otras dimensiones la crítica del pensamiento confrontando a la doctrina más no a la religión.

La vida de cada ser humano es irreal para el otro, esto se ha olvidado, y sobre todo dejado de consagrar, por ello, se pretende día con día imponer la propia manera de sentir y percibir como si fuese la única, dejando de lado que la visión de la realidad de cada persona es completamente distinta.

Vivir en comunidad, es aceptar al otro, no es entenderlo, porque la comprensión hacia algo se da desde la propia realidad ignorando la del semejante. La existencia tiene como fundamento ser coherentes con la propia realidad, más no tratar de adaptar la vida del otro con lo que se es y se piensa es real, o porque se pretende que el semejante otorgue beneficios y seguridad. Por ejemplo, cuando se tiene una pareja se exige fidelidad porque uno de ellos cree en ella, pero esa actitud y pretensión es en beneficio propio, no se piensa en que quizá para la otra persona la fidelidad es un acto secundario el cual no se relaciona con el amor.

Es así como poco a poco se va envolviendo en un acto falso la vida del otro para la propia seguridad y confort.  En cada exigencia la persona se miente así misma al pretender construir una realidad al otro, pero esto será siempre una falsedad, una mentira, porque la persona que cree en la fidelidad debe serlo ella consigo misma para ser coherente con su ideología, pero no exigir que la otra persona haga suya algo que no tiene fundamento ni sentido para su realidad.

Cada persona tiene su tiempo, su ritmo, su manera de percibir el amor, el sexo, el dolor, tiene una razón por la cual creer o negar a Dios, para llamarlo Universo, Pachamama, Alá, Yahvé, Krisna, cada mujer tiene un motivo para disfrutar de su sexualidad ya sea a través de la liberación sexual o de la castidad, cada ser humano tiene una realidad propia que no tiene  por qué ser afín a la del otro, desde los más cercanos como los padres, hijos, hermanos, pareja, hasta el más lejano, siendo la responsabilidad de esa libertad el único fundamento central del desarrollo autónomo. Lo central no es tener una realidad en común sino respeto por la existencia y la dignidad, porque en la diversidad de realidades sólo existe una verdad a la cual se podría nombrar absoluta y esta es La vida.

Es indudable que vivir en una sociedad conlleva regirse por leyes, las cuales deberían beneficiar a todos, pero no es así, porque el poderoso desarrolla su realidad anteponiendo sus deseos e ignorando la dignidad de cada ser humano.

estadosEl Estado olvida custodiar la dignidad de cada persona al dejar de desarrollar un ambiente digno, donde la educación,  seguridad y bienestar fundamenten su crecimiento, donde cada trabajador reciba lo justo por su desempeño, donde los niños hagan de su realidad un beneficio para la sociedad al compartir experiencias y conocimientos, donde cada estudiante sea un instrumento para las ciencias, humanidades, tecnología, arte, etc., valorando la diversidad de puntos de vista, porque estas disimilitudes son las que conducirán a lugares desconocidos, una sociedad donde los ancianos sean valorados por su sabiduría como en la antigüedad.

El Estado no debe fabricar mentiras y tiene la obligación de abandonar la idea de crear una sola forma de vida, porque un país debe fundamentarse en el desarrollo y consagración de la dignidad de cada persona sea cual sea su realidad, como lo hacen los Mandamientos. Es importante comprender que los Mandamientos de las grandes religiones dignifican al ser humano, sin importar en donde se encuentre o cual sea su misión de vida, al ser caminos éticos objetivos guían y fortalecen el crecimiento espiritual, emocional, racional, corporal, sexual, instintivo, sensorial de los seres humanos, a diferencia de las Leyes las cuales convierten a la justicia en algo subjetivo y pretenden hacer de cada ser humano un prototipo.

Se crean Reformas, Leyes, moral, se inventan conceptos de justicia basados en una mentira, en una realidad inventada para el beneficio de sólo un grupo, no en el valor de la vida.

La sociedad, esa convivencia entre un grupo de personas debe cimentarse en enaltecer la vida con paz y libertad, el crecimiento social no debe partir de la ambición de que el contexto propio sea el del otro, sino a partir de amar al prójimo por el hecho de existir, de saber que está a nuestro lado para enseñarnos algo, porque cada persona tiene un conocimiento desconocido. Toda la humanidad se cultiva del otro, por ello la base de la convivencia es valorar y ser humilde para aprender de las diferencias.

Catalogar a la humanidad en creyentes, ateos, gnósticos, de izquierda, de derecha, feministas, etc., aísla, crea barreras, y envuelve en una mentira común que daña e irrumpe la manera de recibir y percibir al semejante, provoca quedarse con fragmentos del otro al anteponer la ideología de lo que se pretende sea la realidad. Amar a Dios, no significa que no se pueda convivir con quien no cree, una creencia jamás debe de ser más fuerte que el valor de la armonía, de la vida y de la dignidad. Cada pensamiento fortalece la realidad personal y la propia forma de vida, la ideología o las utopías existen para alcanzar la misión de vida, pero nunca para aplastar la dignidad humana.

Una comunidad debe fortalecerse con la diversidad de pensamientos, creencias y realidades para el bienestar de la vida de todos los seres vivos, para convivir y compartir lo contemplado. Un pueblo debe sentir en su interior que la Igualdad, la Libertad y Fraternidad son tres derechos fundamentales creados para dignificar al ser humano en su esencia y no a una realidad construida. La base de una sociedad -menciona Platón– se fundamenta en vivir en armonía dejando que cada persona se desarrolle en lo que desea para su plenitud, o como dice Voltaire Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.

Realidad y dignidad son conceptos distintos, la realidad es subjetiva porque tiene que ver con la corporalidad y la dignidad es objetiva porque tiene relación con nuestra espiritualidad.

mandamientosEl retroceso de la sociedad se relaciona con la imposición de una realidad, la cual niega el derecho del otro a ser, por ello en Occidente se le exige a la mujer musulmana quitarse el velo y se juzga por no exhibir su cuerpo tachando al Islam de fanatismo, cuando lo que en realidad existe es ignorancia sobre el sentido simbólico y sacro de este elemento, ¿en qué le afecta a una sociedad que un porcentaje de mujeres se cubra la cabeza? El poderoso crea prototipos de realidades y todo lo que no comulgue con ello es considerado ilógico y dañino, los medios de comunicación y los mass media muestran ideologías falsas, dañando el significado y prostituyendo el concepto de cada palabra. Por ejemplo, se enseña a los jóvenes que México se rige a través de la democracia, ¿democracia?, ¿acaso no se vive en una oligarquía? En otros países se habla de reyes y monarquías creyendo que con ello se sube de status y se denominan a sí mismos de primer mundo, ¿Puede un país llamarse de primer mundo cuando su ambición provoca la migración de pueblos enteros, cuando el dinero vale más que la vida del ser humano?  Occidente está envuelto en una mentira que separa a través de apaciguar a los pueblos con moda, competencia y príncipes azules. Nada de esto existe, todo es una mentira creada para apartar al ser humano del otro, nadie es mejor que el otro, cada ser humano es diferente, por ello señala el Talmud, en nuestras diferencias se encuentran nuestras semejanzas, por ello, en el Sefer Bereshit, se habla de que la humanidad proviene de una pareja primigenia, para enseñar éticamente que al venir de unos mismos padres nadie es más que el otro.

Lo trascendental no es que alguien sea conservador y el otro liberal, de derecha o de izquierda, cada uno cree en lo que siente es lo mejor para sí mismo. Una sociedad necesita de todos los puntos de vista para crecer y fortificarse, porque cada opinión expandirá senderos y nos llevará a percibir la grandeza del mundo, por ello, la creación de escuelas de pensamiento cierra la sabiduría. Dios se revela en la palabra, dicen las cinco grandes religiones, para hacer comprender al ser humano, que diversidad de opiniones siembra conocimiento, en cada persona existe milímetros de sabiduría que fortalecen al universo.

Lo imprescindible es escuchar, aceptar y consagrar la existencia de cada persona para así crecer y crear un mundo donde la Dignidad sea el camino de la Justicia, y donde esas cinco palabras sagradas Bondad, Verdad, Alianza, Amor y Misericordia sean las piedras que construyan el trabajo, la convivencia y no la imposición de esa mentira, mal llamada Realidad.

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Martha Leticia Martínez de León

Martha Leticia Martínez de León

Hermeneuta en Libros Sagrados y Lenguas Antiguas.

Maestra en Ciencias Bíblicas y Hebreo Antiguo. Maestrante en Estudios Judaicos por la Universidad Hebraica. Licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Pontificia de México. Especialidad en islam por la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Egipto.

Especialidad en el Pensamiento del Papa Francisco y el Libro del Apocalipsis por el Boston College.

Especialidad en Música Contemporánea (Piano-guitarra).

Generación XXXII de la Sociedad de Escritores Mexicanos (SOGEM).

Ha publicado treinta y siete libros en México, España, Estados Unidos e Italia en diversos géneros literarios y teológicos.

Conferencista a nivel internacional.

Creó y desarrolla la teología del Silencio y de la Carne la cual entrelaza con la investigación mística, científica y musical bajo el nombre de “Lectura gemátrica, pitagórica y cuántica del Séfer Bereshit 1-3 -Hashem se revela a través del Big Bang-

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